De acuerdo al calendario preliminar dado a conocer por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el domingo 7 de julio de este año se efectuarán elecciones en 14 estados de la República Mexicana. Se elegirán mil 348 presidentes municipales (417 por usos y costumbres), 391 presidentes de comunidad, 441 diputados locales y al gobernador de Baja California.
Los estados que tendrán elecciones este verano serán: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Durango, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
El año pasado, además de los federales, se realizaron comicios locales en 17 estados, contando elecciones extraordinarias en Hidalgo y Michoacán.
El próximo año, habrá elecciones municipales y para diputados locales en Baja California Sur, Coahuila, Hidalgo, Michoacán y Nayarit. Y el siguiente, 2015, además de las elecciones intermedias de diputados federales, se elegirá a siete gobernadores, y alcaldes y diputados locales en 15 entidades.
Se ha vuelto un lugar común hablar de los altos costos que generan las elecciones presidenciales, pero esta percepción suele soslayar una realidad aciaga: en México todos los años son electorales.
En el curso de un sexenio se eligen 31 gobernadores, un jefe de gobierno y 2 mil 451 alcaldes; además, cada tres años se renuevan 300 diputados federales y 692 diputados locales por elección directa, independientemente de los legisladores de representación proporcional.
Aunque sin la cobertura mediática de las elecciones presidenciales, los constantes procesos electorales representan un enorme gasto para el país y un considerable desgaste para los partidos políticos, que no tienen tiempo para prepararse para el siguiente proceso, ni para centrar su atención en los problemas nacionales. Ello sin incluir el elevado costo de la propaganda en medios electrónicos, que sufraga el IFE con recursos públicos, ni el oneroso gasto en pintura de bardas, banderas, volantes u otro tipo de propaganda.
Este año, por ejemplo, el presupuesto aprobado del IFE es de 7 mil 277 millones de pesos para el gasto de operación, y de 3 mil 742.8 millones de pesos para el financiamiento público a los partidos políticos. En total, 11 mil 19.8 millones de pesos.
Si bien el IFE asegura que ha hecho esfuerzos por reducir sus gastos de operación, en los últimos 12 años los continuos procesos electorales le han costado al país 106 mil 250.12 millones de pesos, una suma más que atractiva para nuestra pujante “industria electoral”, que se beneficia de la necesidad mediática del gobierno y de los partidos para hacer pingües negocios.
Y finalmente, pero no es tema menor, está el hartazgo que genera en la sociedad el constante bombardeo mediático, que finalmente se traduce en desinterés y apatía hacia los procesos electorales.