Venerar al Señor de la Salud en Hecelchakán
Como cada año a finales del mes de abril, Hecelchakán, “La ciudad del pecado”, como le llaman los jóvenes, o “La sabana del descanso”, como se le conoce popularmente, se viste de fiesta para celebrar al Señor de la Salud.
Fundada alrededor de un cenote, entre los años 1500 y 1600, el lugar estaba rodeado de grandes sabanas, por lo que los indígenas llamaron a esta población Je’elel Chak’an (sabana del descanso), que se castellanizó como Hecelchakán.
La localidad fue escenario de grandes acontecimientos políticos: por ejemplo, en junio de 1834, en la calle principal de la población, libraron una batalla las fuerzas centralistas de Don Francisco de Paula Toro contra las liberalistas al mando de Don Felipe Montero.
Celebrar al Señor de la Salud es una de las tradiciones más importantes en el Camino Real, como se le denominó a la región cuando la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, recorrió el camino bordeado de piedra en su paso hacia Mérida.
En la festividad se organizan corridas de toros, desfile de gremios, juegos mecánicos, vaquerías, venta de artesanías, comidas regionales, juegos pirotécnicos y bailes populares.
Con mucha fe y agradecimiento, cientos de creyentes católicos celebran el último día de procesión del Señor de la Salud, que culmina con la “subida” de la divina imagen al altar.
Este año, Hecelchakán recibió la visita de cientos de fieles de poblados cercanos y de otros estados que veneran a este santo que para muchos es muy milagroso, pues dicen que concede mejoras en la salud.