Sergio Gil / Coordinador Nacional de Jóvenes en Movimiento
Creer en el espíritu de lucha y protesta es sinónimo de una participación política activa. En algunos casos, dicha participación está muy enfocada en el uso de las nuevas tecnologías y en cómo las redes han transformado la manera de interactuar con los políticos dando gran poder a los ciudadanos, en particular a muchos de los casi 14 millones de jóvenes de entre 18 y 24 años que en las pasadas elecciones tuvieron la oportunidad de ejercer su derecho al voto por primera vez, y quienes ahora pueden cuestionar, criticar y apoyar como si tuvieran enfrente a los aspirantes.
Esta franja de población representa un mercado político potencial de 14 millones de votos (casi 15% del electorado). Por ello, no es de extrañar que los partidos políticos nos bombardeen con spots y todo tipo de mensajes que nos invitan a darles nuestro voto ¿quién dejaría ir tal manjar?
Lo difícil está en convencer a los jóvenes de la llamada “generación web” (entre 18 y 34 años de edad), pues hace algún tiempo, una encuesta de la Comisión de la Juventud de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal señalaba que el 83% de los jóvenes consultados no simpatizaba con ningún partido político; los escándalos de corrupción y el desinterés habían menoscabado su atractivo entre los ciudadanos más jóvenes.
Hablamos también de los partidos políticos de antaño, que en México han decepcionado a más de uno. Hablar de ellos es comenzar con promesas incumplidas, ambición que busca mantenerse en el poder a toda costa, lejanía que solo se acerca por conveniencia, seres demagógicos que por medio de un falso discurso engañan al mexicano para utilizarlo en su beneficio.
¿Quién nos dice que futuras elecciones serán diferentes, que los partidos políticos habrán cambiado, que los candidatos no se dejarán llevar por el interés propio y buscarán beneficiar a la sociedad? Las causas, el trabajo y los hechos deben ser los motores que impulsen una candidatura, no compromisos incumplibles y promesas sin sustento.
Los jóvenes debemos no solo apoyar, sino criticar a los candidatos. “Ponernos la camiseta” no es solo repartir propaganda, sino proponer nuevas líneas de acción, nuevos retos.
Para los cargos de elección popular también está habiendo un cambio: cada día son más los jóvenes que buscan representar a sus pares, alzar la voz y pedir mejoras para este sector de la población; jóvenes con ánimo de trabajar día a día por un futuro más próspero. Sin embargo, aunque representamos a más del 15% del electorado, los espacios aún son pocos.
¿Qué debemos hacer para cambiar el rumbo y mirar más hacia una perspectiva de juventudes? La respuesta es sencilla: trabajar. Hacerlo día a día, demostrando que el trabajo y los movimientos juveniles no son caprichos de unos cuantos u olas que se lleva la marea.
¿Qué tipo de jóvenes queremos ser: aquellos que esperan el cambio o aquellos que buscan con acciones un futuro mejor?
Fotografía por: Ignacio Molina
