El pasado 3 de junio, por iniciativa de la Coordinadora Nacional de Mujeres en Movimiento, la Diputada Zuleyma Huidobro González, se presentó en la Cámara de Diputados el documental ABC nunca más, de Pedro Ultreras.
Es una pregunta que muchos me han realizado y que es momento de contestar. Conozco a una mujer, una madre que todos los días deja a su hija en la guardería al cuidado de otras personas; pero esto – dirían algunos – no tiene nada de especial, millones de madres y padres de familia se ven en esta necesidad y todo el día viven con angustia pensando en la seguridad de sus hijos.
Lo que hace diferente a la mujer de la cual les hablo, es que ella es Diputada Federal.
A los mexicanos no nos gusta hablar del dolor y mucho menos verlo, sin embargo hay situaciones que no se pueden olvidar.
El trágico episodio de la guardería ABC y sus secuelas, que se narran en este largometraje, nos impulsan a reflexionar sobre la importancia y necesidad de construir instrumentos institucionales eficaces que impidan que se repitan eventos tan lamentables.
Los hechos sucedidos el 5 de junio de 2009 en la guardería ABC de Hermosillo, nos mostraron con toda su crudeza las enormes fallas y negligencias de las autoridades federales de aquel entonces en materia de protección y resguardo de menores bajo su custodia. Pero también nos mostraron las enormes lagunas jurídicas que favorecieron el desarrollo de circunstancias propicias para producir la desgracia.
Más allá de esta obviedad grosera e incontestable, se encuentra el aprendizaje emocional que todos enfrentamos a partir de la desgracia: no podemos, mejor dicho, no debemos permitir que un menor más vuelva a sufrir siquiera algo cercano a lo acontecido en la guardería ABC.
49 niños murieron y 75 más se mantienen con vida experimentando las secuelas del horror. Familias laceradas y futuros inciertos: ése es el resultado de la descomposición e ineficacia de las instituciones y sus autoridades.
Jamás debimos pasar por una experiencia tan extrema para comenzar a revertir todo lo malo que se ha hecho. Alcanzar un adecuado funcionamiento en los diversos centros de guardería y desarrollo infantil debió ser una prioridad fundada en el sentido común y no en la premura de la desgracia.
La Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil, mejor conocida como “Ley 5 de Junio”, fue lograda gracias a la iniciativa ciudadana promovida por los padres y madres de los menores fallecidos y heridos por el incendio ocurrido en la guardería ABC.
Con la puesta en vigor de esta ley, todas las guarderías están obligadas a contar con salidas de emergencia, rutas de evacuación, alarmas, pasillos de circulación, equipo contra incendios, mecanismos de alerta, señalizaciones y sistema de iluminación de emergencia.
De ahora en adelante el diseño de las políticas públicas del Estado mexicano deberá sustentarse en la lógica de entender a la niñez como sujetos de plenos derechos y no solo como sujetos de ayuda y asistencia.
En una estadística arrojada por la Universidad Nacional Autónoma de México se apunta que solo 14 de las guarderías tuteladas por el Instituto Mexicano del Seguro Social cuentan con todos los requisitos de seguridad.
El proyecto social del documental ABC nunca más se funda precisamente en esta inconcebible estadística. El objetivo de la película en este sentido, reside en concientizar y educar a los padres de familia sobre el contenido de los derechos exigibles a las estancias y establecimientos que cuidan a sus hijos, así como las obligaciones que éstos deben cumplir.
De cualquier forma, la opinión pública mexicana ya no se encuentra a merced de los despachos de comunicación social de los gobiernos. La opacidad y el silencio carecen de sentido con la organización y demanda de la ciudadanía.
La sociedad mexicana se ha vuelto crítica y no depende más de las verdades a medias y tergiversadas.
Pero más allá de eso y de todo proceso discursivo, debemos reconocer un hecho contundente que nos rebasa en su extrema realidad: decenas de niños fueron literalmente sacrificados por la corrupción y la negligencia.
“Nunca más”, se dice ¿pero cuándo seremos capaces de trascender el desorden y la incompetencia?
Lo cierto es que desde el espacio de la razón instrumental y comunitaria, un país que se aleje cada vez más de los procesos de pobreza y subdesarrollo, de incertidumbre social e institucional, de corrupción y deshonestidad, contará a la larga con mejores aparejos para prevenir y enfrentar las contingencias y sinsentidos de la existencia.
Y eso, por supuesto, es una tarea que a todos nosotros nos incumbe.
Fotografía por cortesía producción ABC nunca más.