Quizás la más importante y representativa fiesta para quienes habitan el municipio de Mérida sea el carnaval, que se efectúa durante una semana del segundo o tercer mes da cada año.
Desde sus inicios, la celebración se ha realizado en el centro histórico de la ciudad, aunque con el tiempo los recorridos se han modificado en extensión, pero siempre abarcando las calles de mayor tradición. Esta festividad es la única que congrega centenas de miles de hombres y mujeres de distintos rangos de edad, diversos estratos socioeconómicos y diferentes paradigmas culturales.
La tradición e importancia de este evento difícilmente se puede poner en tela de juicio, en virtud de que la UNESCO lo ha incluido como patrimonio intangible de los pueblos y asume su defensa dentro de las políticas públicas de conservación de los centros históricos.
Por lo anterior, llama la atención poderosamente la intención de trasladar la celebración de esta festividad, eminentemente ciudadana y popular, a la periferia de la ciudad de Mérida.
Vale la pena recordar que se trata de una administración municipal que accede al poder producto del hartazgo de amplias franjas de la ciudadanía, que no aceptaron las imposiciones a espaldas y en contra de la misma por parte de la hoy senadora del PRI, Angélica Araujo.
Tal como lo han planteado públicamente Movimiento Ciudadano y otros actores sociales en Yucatán, lo que debiera proceder es que el presidente municipal someta a consulta popular su intención de cambiar el sitio de realización del carnaval. La palabra la tiene la actual administración municipal encabezada por Renán Barrera Concha.
Fotografía por: Rodrigo Mendoza