En el año 2007 se abrió en Internet una gotera por la que se han filtrado los trapos sucios de gobiernos, bancos y grandes empresas. Desde entonces, una enorme cantidad de documentos confidenciales ha salido a la luz pública dándole la vuelta al mundo en segundos por la gran carretera de la información, todo esto a través de un sitio que cambió la manera en que entendemos el periodismo: WikiLeaks.
¿Qué es WikiLeaks? ¿Quién es WikiLeaks?
La película El quinto poder ensaya una respuesta: se trata de una organización informativa que está en algún lugar de la World Wide Web, o lo que es lo mismo, en ningún lugar y en todos al mismo tiempo. La Internet, además de ubicuidad, provee elusividad, capacidad de aparecer y desaparecer, así como de parecer: los periodistas voluntarios pueden ser muchos en muchas partes del mundo, o un solo hombre con muchas identidades cibernéticas.
Las escenas visual y conceptualmente más atractivas de la película son las que se desarrollan dentro de la oficina virtual de redacción de WikiLeaks. Al verlas, viene a la mente una película que se ha convertido en referente cultural de una generación: Matrix, donde nada es lo que parece, donde las reglas de la realidad se doblan, se expanden, colapsan.
En el caso de este thriller periodístico, el significado del ciberespacio tiene una vuelta de tuerca: ese sistema por el que alguien nos observa y controla, finalmente ha servido para observar y exponer al Big Brother, y parece que no hay nada que éste pueda hacer.
Hablando de doblar, expandir y colapsar las reglas, eso es justo lo que ha hecho WikiLeaks con el mundo de la información. Uno de los momentos más importantes de su cruzada por la transparencia fue cuando el sitio liberó una serie de cables diplomáticos de los Estados Unidos. La operación periodística se dio en asociación con tres influyentes periódicos a nivel mundial: The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.
La película se centra en esa operación. A partir del momento en que van a ser liberados los cables, vamos al pasado para ver los primeros tiempos de WikiLeaks, y en especial el nacimiento y desarrollo de la relación entre Julian Assange, activista australiano fundador del sitio, y Daniel Domscheit-Berg, quien fuera vocero de la organización y mano derecha de Assange hasta 2010, cuando se liberaron dichos cables.
A través de dos muy buenas actuaciones a cargo de Benedict Cumberbatch (Assange) y Daniel Brühl (Domscheit-Berg), la película intenta plantear un conflicto ético: Assange es partidario de publicar los cables sin edición, tal como fueron recibidos de sus fuentes anónimas y como siempre ha trabajado WikiLeaks; Domscheit-Berg, así como los grandes consorcios informativos mundiales, opina que, para proteger sus vidas, deben editarse los nombres de personas implicadas en labores de inteligencia por parte del gobierno norteamericano.
¿Hasta dónde debe llegar la lucha por la transparencia, la libre prensa y el derecho a la información? ¿Cuáles son los límites que no deben doblarse, expandirse y colapsarse? ¿Existen esos límites? Para Julian Assange, según la película, no: es presentado como un hombre capaz de todo por su ideal… ¿o por su ego? El filme intenta cuestionar los motivos de Assange: ¿le importa la causa o se importan él, su éxito personal y su notoriedad?
El guión está basado, entre otros, en el libro Inside WikiLeaks: My Time with Julian Assange at the World’s Most Dangerous Website, de Berg, de ahí la visión parcial que presenta sobre el activista australiano. Sin embargo, de la pantalla sale una personalidad fascinante y compleja, controvertida, mas no condenable. Esto, en parte y sin duda, gracias al trabajo actoral de Cumberbatch.
El quinto poder resulta una película tibia, que se queda corta en relación al complejo tema que aborda y a los conflictos éticos que éste plantea; ni siquiera apuesta todo en una crítica demoledora al personaje central. Sin embargo, la anécdota de la historia de WikiLeaks es muy interesante y atrapa al espectador.
Vale la pena mencionar que Assange produjo la película Mediastan que, en palabras del sitio WikiLeaks, “desafía” al filme hollywoodense. Mediastan fue lanzada por Internet al mismo tiempo que El quinto poder era estrenada en el Reino Unido.
Julian Assange mandó el siguiente mensaje: “Este fin de semana, en lugar de gastar su tiempo y dinero en propaganda de Hollywood, ¿por qué no conseguir reunir a todos sus amigos y pasar el tiempo viendo Mediastan en su lugar?”. En estas declaraciones, Assange no queda bien parado al querer monopolizar la historia, una de las prácticas que el mismo WikiLeaks trata de combatir. En apego al derecho a la información, el mejor ejercicio es que el público veamos ambas versiones y formemos nuestra propia y libre opinión.