Sasha Grey, Camilla Lackberg, Mario Vargas Llosa y David Grossman, fueron las grandes estrellas de la vigesimoséptima edición de la FIL.
La literatura triunfó en una Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) marcada por las extremas medidas de seguridad que provocó la presencia de Israel como invitado de honor.
Desde su inicio el 30 de noviembre, la polémica y las protestas de distintos grupos a favor de la causa palestina generaron una feria –la más grande del mundo dedicada a la literatura en lengua castellana–, casi blindada. Durante la inauguración del pabellón, en la que participó el presidente de Israel Shimon Peres, un grupo de jóvenes se manifestó a las afueras de la Expo Guadalajara con gritos de “¡Viva Palestina libre!”, y una pancarta que rezaba: “Sólo luchando se liberan los pueblos”.
Dispositivos de seguridad aparte, la literatura no se empañó y fue la principal protagonista, como debe ser en un encuentro de libros. Más de 600 escritores, un espacio de exposición de 36 mil metros cuadrados, más de 700 mil asistentes y 400 mil títulos, demostraron que la FIL sigue siendo el encuentro de las letras en español más importante del mundo.
Una de las figuras que vinieron a Guadalajara fue el poeta, traductor y ensayista Yves Bonnefoy, premio FIL de Literatura, quien dijo durante la inauguración que la poesía está en la vida misma de las palabras: “Y es en esa profundidad de la palabra donde hay que encontrar la acción de la poesía y, a partir de ahí, comprender su importancia, comprender que la poesía es el fundamento de la vida en sociedad, comprender que la sociedad sucumbirá si la poesía se extingue, poco a poco, en nuestra relación con el mundo”, afirmó el poeta.
Uno de los platos fuertes de la FIL fue el encuentro que tuvieron Mario Vargas Llosa y el escritor israelí David Grossman, con el que se iniciaron las actividades del Salón Literario. Grossman, escritor muy reconocido en Europa y crítico de su Estado, dijo durante ese encuentro que los palestinos tienen derecho a tener su propio país, libre, independiente y soberano.
“Tienen que tener privilegios, no ya como palestinos, como seres humanos. Yo les deseo una vida normal, que no sean humillados. Definitivamente, no puedo tolerar que invadamos a diario sus vidas”, dijo el escritor ante más de dos mil personas que llenaron el salón Juan Rulfo.
Aunque el objetivo principal de la charla era hablar sobre literatura, la política se coló durante la conversación: “Un ejército fuerte no es la única posibilidad de conversar y dialogar con nuestros vecinos. No soy un escritor escapista, para mí escribir es algo que permite enfrentarnos a la tragedia de la vida”, recordó.
Su interlocutor comentó que se escribe para soportar dolor y frustraciones, y que la lectura y la escritura son elementos que enriquecen las vidas de los seres humanos. “Cuando era niño, comprendí que escribir podría ser una manera de enriquecer la vida. La civilización empieza cuando los monos comienzan a contarse historias en la caverna alrededor de la hoguera”, dijo Vargas Llosa.
Otro de los momentos cumbre durante los nueve días de FIL, fue el diálogo entre Shimon Peres, presidente de Israel, y el ex presidente español Felipe González. El primero, premio Nobel de la Paz, dejó un mensaje de esperanza en Guadalajara: “No podemos seguir siendo judíos y dominar a otro pueblo, va en contra de lo que significa el judaísmo.
Cuando dicen que somos el pueblo elegido, quiere decir que hemos elegido el valor moral. Fuimos atacados siete veces por enemigos superiores, y ganamos siempre. Pero incluso cuando ganamos, dijimos que no queríamos esa victoria, la victoria será la paz, porque las victorias militares son temporales. Porque solo hay dos cosas que no pueden hacerse con los ojos abiertos: el amor y la paz”.
Uno de los espacios que llamaron más la atención de los invitados fue el pabellón de Israel, diseñado por el arquitecto mexicano Enrique Norten. Formado por 12 mil tarimas (palets) de madera, el pabellón simulaba las dunas del desierto de Oriente Medio. La estructura, que cumplía las funciones de auditorio y librería, podía ser escalada por los visitantes.
Una de las secciones del pabellón estaba dedicada a mostrar los facsímiles de los rollos del mar muerto, un hecho inusual ya que pocas veces se pueden ver en México. La metáfora entre antigüedad y modernidad se acentuaba con el área del libro digital, un espacio interactivo que la FIL instaló por primera vez para empresas dedicadas al eBook, librerías digitales, desarrolladoras de software y lectores digitales. Según las estimaciones de los editores, el libro digital generará más de 70 millones de dólares en 2016 en Latinoamérica y 26 en México.
La FIL suele ser el lanzamiento de muchas novedades editoriales, más de 500, y participan casi dos mil sellos editoriales. Un gran monstruo cultural y literario que resulta extraño en un país con uno de los índices más bajos de lectura del mundo (2.8 libros al año).
Entre los autores más destacados figuraron Elena Poniatowska (una visitante recurrente), Juan Villoro, Camilla Lackberg, Sasha Grey (ex actriz porno y una de las figuras más esperadas), Joël Dicker (autor suizo, la nueva sensación en Europa), y los 36 jóvenes autores latinoamericanos que participaron en el foro Latinoamérica Viva.