Los jóvenes no han sido involucrados de forma activa e integral en los procesos gubernamentales
Rodrigo SamperioChaparro
Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual; estas palabras fueron escuchadas por miles de seres humanos en la década de los 60 y 70. El orador era Martín Luther King, líder de movimientos sociales, que luchaba por los derechos civiles y erradicar la discriminación racial.
En su juventud, el activista nunca gozó de derechos como ser humano, lo cual le generó conciencia civil sobre las obligaciones del Estado y los derechos que poseía como ciudadano.
En nuestro país contamos con 112 millones de habitantes, de los cuales 53 millones son menores de 24 años de edad, lo que equivale al 47% de la población; cifras que no solo representan la quinta parte de la población, sino un gran potencial juvenil.
Sin embargo, los jóvenes son un sector que tiene nulas oportunidades de educación, empleo y padece marginación a causa de la pobreza. Este panorama ha provocado que en las nuevas estructuras gubernamentales y políticas aún continúe el mismo personal, los mismos métodos de trabajo e ideológicos.
En este sentido, el problema es que los jóvenes no han sido involucrados de forma activa e integral en los procesos gubernamentales. Por lo tanto, no son libres ni conscientes de tomar decisiones ante las adversidades y necesidades que demanda el entorno.
Se debe entender que la juventud es un componente básico para crear una estructura inclusiva, funcional, innovadora y prospectiva, pues precisamente la invención de movimientos sociales reúne recurso humano joven que forma conciencia de generación en generación.
Si consideramos que México ha sido protagonista en la creación, acción y efecto de los movimientos sociales no solo a nivel nacional sino internacional, es hora de que nuestro país canalice su visión hacia la juventud. De esta manera se contará con un futuro próspero que satisfacerá las necesidades de la población y que impulsará la innovación de proyectos sustentables, ecológicos, sociales, energéticos y educativos.
La razón es que todos los días en las escuelas se están formando y moldeando las mentes que dirigirán el destino de nuestro país, por ello, se requiere encaminar a la juventud hacia la activación social por medio de movimientos ciudadanos, porque son una vía de desarrollo, crecimiento e innovación.
Por estos motivos, Jóvenes en Movimiento reitera la necesidad de generar leyes y políticas públicas que incorporen la perspectiva de género y los derechos humanos y juveniles. Así se garantizará el desarrollo integral de las juventudes, en miras de consolidarlos sujetos de derechos y con ello resarcir el estado de vulnerabilidad que aún padecen.
Es importante reconocer que al invertir en educación se abrirán las puertas para generar más y mejores empleos. Además será un sector de la población capaz de solucionar los problemas que imperan en nuestro país.
Ante estas necesidades, resulta fundamental que más jóvenes se incorporen a espacios importantes de decisión, para que cuenten con una visión intergeneracional que les permita integrar una pluralidad de ideas y posturas.
Los movimientos sociales que se originan en un instituto político poseen las herramientas necesarias para modificar directamente la gobernabilidad, porque hacen uso de los mecanismos legislativos apegados al derecho constitucional que ayudan a atender las necesidades sociales. De esta manera se harán valer los derechos humanos y constitucionales que día a día son pisoteados, amañados, corruptibles y nulos.
Por lo tanto, los partidos políticos deben impulsar a la juventud para que se involucre de forma integral en la creación del modo de gobernabilidad, razón por la cual destaca la importancia de las secciones juveniles en los partidos.
En conclusión, el potencial humano juvenil que se tiene actualmente en México dependerá de la realidad que se viva en los próximos años, ya sea que continúe siendo deficiente, corrupta y manipuladora; o que se logre encaminar para que sea próspera y con miras al desarrollo, porque la juventud necesita ser estimulada, pero no por el deseo vano que produce la mercadotecnia del tener sin ser.
¿Imaginas una juventud que lea más libros y tenga menos videojuegos?
¿Imaginas una juventud que conozca mejor sus derechos humanos que los canales de televisión?
