Un vistazo a los orígenes del sistema

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Andrés Treviño

Entrevista con el Doctor Rogelio Hernández Rodríguez

Primera parte

Lo curioso es que a su gabinete le llamaban de “tecnócratas”

Se ha intentado manipular la figura de Lázaro Cárdenas como antecedente histórico para legitimar la Reforma Energética. Sin embargo existen otros periodos posrevolucionarios que también sientan precedente tanto a favor como en contra de los intereses nacionales, así como de métodos y prácticas políticas que se han arraigado en México. Para ahondar en el análisis de los poco estudiados periodos de Miguel Alemán Valdés y Adolfo López Mateos (presidente a quien se analizará en la segunda entrega de esta entrevista), platicamos con el al Doctor en Ciencia Política, Rogelio Hernández, investigador y docente del Colegio de México.

En enero del 46 el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) cambia de nombre a PRI, y en noviembre de ese mismo año Miguel Alemán Valdés asume la presidencia de México. Parece que, junto con el nuevo nombre del partido, Alemán busca proyectar una imagen de cambio generacional.

El periodo de Miguel Alemán es uno de los más importantes en México porque constituye una diferencia notable respecto del pasado inmediato. El hecho de que sea el primer presidente civil, marca una ruptura con el proceso normal de herencia de los revolucionarios. Miguel Alemán va a competir con otro civil, Ezequiel Padilla. Eso ya habla de un cambio generacional y político muy importante.

Miguel Alemán establece lo que podríamos llamar: “los patrones de reclutamiento y de ascenso de la élite política en México”. Hasta entonces los secretarios de Estado llegaban por su fuerza regional o militar. A partir de Alemán, la pauta de ascenso tiene algunos patrones de especialización, de experiencia previa en administración pública. Y también, su gabinete es de civiles en su enorme mayoría.

Lo curioso es que a su gabinete le llamaban de “tecnócratas”, porque eran egresados de la Universidad Nacional, sin ninguna vinculación con los militares.

La segunda característica, que es por la que quizás se le conoce más: con él inicia el proceso de desarrollo económico de México, en donde el Estado va a ser protector de la industria y promotor del desarrollo económico. La circunstancia de la Segunda Guerra Mundial es lo que le da la oportunidad a México de ingresar a la economía mundial.

2Tras la expropiación petrolera, Miguel Alemán comienza una apertura del sector energético.

La nacionalización del petróleo metió a Cárdenas en un problema grave con las empresas norteamericanas. Esto marcó un cambio de política muy sensible para el gobierno mexicano. A partir de la nacionalización, los gobiernos posteriores establecen una relación muy tensa con Estados Unidos, en la que no se va a ceder a la privatización del petróleo, pero sí se van a tener que complementar o compensar algunas de las acciones, para que el enojo de Estados Unidos no provoque un daño mayor.

Hasta muy entrado el siglo XX, Estados Unidos impuso limitaciones de préstamos, como el que se canalizaran hacia el sector energético en México. Esto implicó tener que buscar otras vías de financiamiento.

Efectivamente Cárdenas admitió la colaboración de empresas extranjeras por una razón muy simple: el Estado no tenía recursos para hacerlo. Lo contrario hubiera implicado el ahogamiento de la industria petrolera mexicana cuya producción, hasta los años setenta del siglo pasado, apenas podría haber satisfecho las necesidades del mercado nacional. A partir de los 70 es cuando empieza a haber una explotación mucho mayor por la localización de pozos petroleros mucho más ricos que en el pasado.

Menciono esto porque Miguel Alemán empieza a establecer negociaciones a partir del decreto de Cárdenas; surgen entonces contratos de riesgo compartido que se mantienen hasta los años 60.

3 Miguel Alemán entra con una promesa muy grande de progreso, cuando afirma que va a conciliar los intereses de los empresarios con los de los trabajadores.

Sí hay un énfasis excesivo en su gobierno por darle prevalencia a la industria y al empresariado. En los años 30 y 40 el desarrollo industrial no tenía un sector privado realmente importante, por lo tanto el Estado es responsable tanto del desarrollo económico de la industria como de la creación de los empresarios, en un claro desequilibrio de los sectores de los trabajadores.

La industrialización que se desarrolla en los años 40 tiene como principal objetivo la generación de capital y, en consecuencia, la generación de inversión, lo que supone una carga sobre los salarios.

En términos generales, uno diría que los programas de desarrollo económico de México, que fueron exitosísimos desde los años 40 hasta fines de los 60, y que se conocen como el Desarrollo Estabilizador, tuvieron el propósito de crear empresas y capital, no de establecer un equilibrio en el ingreso para los trabajadores; las consecuencias de ese modelo las estamos pagando hasta el día de hoy.

4 Se dice que Miguel Alemán institucionalizó la corrupción, con prácticas como el fomento de líderes “charros”.

A Miguel Alemán le corresponde la innovación (si se le puede llamar de esa manera), de lo que fueron los controles sindicales que se materializaron en la idea del “líder charro”.

Para Miguel Alemán era vital que el sindicalismo fuera no agresivo, no autónomo y no independiente, para que se complementara con el principio de apoyo industrial a los empresarios.

Miguel Alemán tuvo que enfrentar la independencia de los sindicatos, y la manera de hacerlo fue la más violenta que se les ocurrió: establecer un control vertical, absolutamente arbitrario, en donde no hay libertades para los trabajadores, un sometimiento directo al sindicato y al liderazgo, donde los dirigentes no son elegidos por los trabajadores, sino impuestos o reconocidos por el gobierno. Esto es lo que se conoce como “charrismo”.

El mote se puso de moda en el Sindicato de Ferrocarrileros, con un líder, Jesús Díaz de León, que era muy afecto a la charrería; se vestía de charro, tenía caballos, etcétera. Entonces, el calificativo de “charro” se quedó para siempre.

El charrismo tiene dos vertientes, no sólo era la corrupción y la violencia, sino el compromiso directo del corporativismo con el partido oficial, el control de los trabajadores y su conversión en votos para sacar adelante a los candidatos del partido.

5 Alemán también fue un presidente joven y atractivo para la cámara, que mantuvo una relación muy estrecha con el medio del espectáculo, tanto en lo personal como en lo económico.

Era muy inclinado a la promoción personal. La televisión en México se implantó en los años de Miguel Alemán. Su primer informe de gobierno fue la primera transmisión por televisión en México. O sea, la primera aparición de la televisión se da con él.

Tuvo Miguel Alemán una característica personal asociada con su programa de gobierno (digo personal porque lo hizo hasta el último día de su vida): además de político también fue un empresario muy exitoso. Fue muy particular su inclinación a los negocios. Como presidente lo hizo y como expresidente fue extraordinariamente activo en cuestiones de inversión. Se asoció con todo el que pudo, tuvo grandes socios y grandes empresarios a su alrededor.

Yo diría que a Miguel Alemán, más que importarle la política después de su mandato presidencial, lo que le importó fue hacer negocios y lo hizo activa y exitosamente; muchos empresarios fueron de la mano con él.

6 ¿Y qué tanto implicó esto corrupción?

Esa es la parte que no podemos saber. Todo mundo habla de la corrupción durante el gobierno de Miguel Alemán. Por lo menos en el caso del Distrito Federal, se sabe de la corrupción. ¿Cuánto está documentado? Yo diría que nada. Y es uno de los grandes problemas en este país. A pesar de que tenemos casi la certidumbre de que hubo una gran corrupción, en ninguna parte se ha documentado. Uno siempre tiene una pata coja para hablar de eso, porque no tenemos la evidencia, al menos yo no la tengo.

7 ¿Y tráfico de influencias?

Indudablemente. Esto se hizo activamente por conducto de la obra pública, que era el medio para contratar a nuevos empresarios, muchos de ellos políticos que recibían beneficios. Evidentemente no había licitaciones, no había ningún sistema de vigilancia o de competencia para adjudicar la obra pública; simplemente se hacía de manera directa y por relaciones personales.

Este es un atavismo desde que se formó el sistema político mexicano: la relación corrupta entre políticos y empresarios, y de políticos que se convierten en empresarios.

8 Una de las grandes obras de Miguel Alemán fue Ciudad Universitaria, pero finalmente hubo un castigo histórico de parte de la comunidad universitaria, porque no quedó nada con su nombre.

Es algo muy curioso. Ciudad Universitaria es indudablemente una de las obras de infraestructura más importantes de los gobiernos posrevolucionarios. Es la reunión no solamente de las facultades, sino la invitación para que la Universidad se desarrolle, con un campus propio, con una estructura clara de organización; es la primera vez que aparece la gran idea de Universidad Nacional.

Es paradójico porque, como universitario, Miguel Alemán debió recoger todos los aplausos. Recibió cumplidos de la estructura universitaria dirigente, pero no del estudiantado. Le ocurrió a causa de su propio desempeño como presidente. Es decir, Miguel Alemán se va a convertir también en ejemplo del mal político mexicano. Si algo caracterizó y sigue caracterizando al priismo, es esta mala asociación entre corrupción, autoritarismo y violencia, que hace a los gobiernos priistas casi sinónimos de lo mismo, y que da lugar, lamentablemente, a que la obra social y económica no se vea.

Además, Miguel Alemán fue muy dado a su culto personal. Ciudad Universitaria tenía que rendirle pleitesía y no se le ocurrió mejor cosa que colocar en ella una estatua, típica del gobernante soberbio, con su toga universitaria.

La de la estatua es una historia entre triste y de risa. Se le ocurrió ponerla junto a la rectoría; después de algún tiempo en que la gente iba a hacerle maldad y media, las autoridades universitarias decidieron cubrirla con un cajón. Entonces, todas las noches iban a dinamitarla manos traviesas, salía volando tanto la estatua como las paredes, hasta que la razón se impuso y desapareció la estatua.