Entrevista con Gabriel López, integrante de Sonido Gallo Negro
Es como escuchar Black Sabbath, pero en cumbia
Por azares del destino llegó a nuestras manos un disco de cumbia instrumental y nos fascinó jamás habíamos escuchado ese tipo de música. No conocíamos una agrupación que retomara este género y decidimos experimentar, pero nosotros, que siempre fuimos rockeros, tardamos seis años en adaptarnos, en cambiar la batería por las congas, los timbales y los bongós.
Bautizamos a la banda Sonido Gallo Negro porque esta música tropical tenía cierto aire místico, estaba en el olvido, enterrada, por eso impregnamos la esencia del grupo bajo un contexto esotérico, obscuro, psicodélico y misterioso.
En lo particular no sé bailar, nunca lo he gozado, pero sí me identifico con el lado misterioso que conlleva lo tropical, pues a veces es más agresivo que el rock. Por eso buscamos que el sonido fuera provocador, amenazante y faltoso, en el sentido de transgredir leyes o estereotipos.
En el fuerte impacto sonoro que logramos en vivo, en ciertos momentos sonamos demasiado estridente, pero también contamos con la virtud de ser incorrectos, porque a veces cometemos errores que hacen único el show; además nos podemos adaptar a la empatía y energía de la gente. En cambio otras bandas no pueden hacerlo porque se basan en pistas electrónicas que programan en una computadora, que solamente sigue las instrucciones.
Nosotros para lograr la íntegra expresión sonora que deseamos transmitir llevamos la base rítmica y armónica, también los adornos, en total somos nueve integrantes: Julián Huerta está a cargo del órgano, sampler y sintetizador; Darío Maldonado toca la guitarra; Jorge Alderete hace los efectos visuales y toca el theremin; Enrique Casasola toca los timbales; Edwin Irigoyen, las congas; Israel Martínez, el bajo; Roberto Bañuelos, el wiro; Lucio de los Santos se encarga de las flautas y el bongó; yo toco la guitarra y el órgano.
No sé si es éxito. Pero musicalmente somos únicos al mostrar un nuevo rostro rockero de la cumbia, al retomar un contexto extraño, macabro, mitológico y oscuro. Es como escuchar Black Sabbath, pero en cumbia. Tratamos de respetar la instrumentación setentera, la onda vintage, pero con la fuerza que implica tocar rock. Esto nos hace singulares.
En el 2011 fueron invitados al Kustendorf film and music festival, producido y organizado por Emir Kusturica, en Mokra Gora, Serbia ¿Cómo surgió esta propuesta?
En el 2010 Emir Kusturica tocó en la Galería Vértigo de Jorge Alderete, durante el after ofrecimos un pequeño show donde nos escuchó la hija de Kusturica y la idea le pareció excéntrica, por lo que nos invitó al festival. Así inició nuestra primera gira europea. También nos presentamos en Italia y España.
Actualmente un sello europeo editó nuestra segunda producción Sendero Místico, que ya se distribuye en países de la Unión Europea, Australia y Japón.
En el Foro Alicia, Casa Hilvana, el Pasagüero y hemos tocado en el Vive Latino. Sin embargo, la situación musical está en pausa, en parte por la crisis económica del país y, por otro lado, las grandes empresas han traído constantemente a bandas internacionales, esto es bueno, pero la gente agota su presupuesto y los grupos nacionales quedamos excluidos de la competencia.
raña, de falso rock and roll, por eso a la vez está bien que no seamos tan mediáticos. Actualmente cerca del 70 por ciento de nuestras presentaciones o lanzamientos musicales solo las difundimos a través de las redes sociales.
Estamos tablas. La cuestión de ser instrumental, y que el público mexicano está acostumbrado a una fórmula musical, es un problema, porque la gente solo se aprende una “tonadita” o “frase pegajosa”, que en automático se implanta como un chip de retención. A pesar de ser buenos músicos, aquí no hay el impacto como en otros países, por eso buscamos una fórmula que no traicione nuestros ideales pero atraiga al público. A mí lo único que me interesa es tener lo suficiente para seguir haciendo música.
El contexto. La primera producción fue nuestra carta de presentación, no sabíamos cómo sonaría, fue como cuando escuchas por primera vez tu voz en una grabadora. Después, cada vez que lo oíamos nos sonaba a cumbia salvaje, por eso lo titulamos así. En cambio, Sendero Místico fue pensado como un viaje hacia lo esotérico que recorre México, Haití o África, que pasa por varias deidades como la Santa Muerte, Malverde, hasta fenómenos extraños como un puerco con dos cabezas. Además decidimos ensuciar más el sonido, para que no todo estuviera bien definido.
Cerca del 70 por ciento de los integrantes de Sonido Gallo Negro iniciamos tocando en 2002 con la banda los Twin Tones, mezcla de rock, surf y música de películas spaguetti western, aunque somos casi los mismos integrantes los géneros son totalmente diferentes. Entonces dividimos ambos proyectos, pues sabíamos que las mezclas musicales serían muy difíciles de entender para el público.
Actualmente estamos recaudando fondos para grabar el disco Danny Amis y los Twin Tones, a través de una campaña en la que invitamos a nuestros fans a que aporten recursos económicos para realizar la producción.
A su vez, con Twin Tones, por primera vez compondremos un disco no solo instrumental sino vocal, lo cual será un cambio radical. Creemos que los fans se van a extrañar, pero será un trabajo con un excepcional gusto musical.
Y con Sonido Gallo Negro seguiremos promocionando Sendero Místico. Ya estamos preparando nuestra tercera producción, en la que buscaremos ser más internacionales para trascender a diferentes culturas.