Recibí una invitación para degustar una cerveza artesanal en mi restaurante favorito, en Tepic. Al llegar se encontraban dos jóvenes, uniformados de negro, con el logotipo bordado en sus camisas: Un venado maratutuyari (venado azul), que según la leyenda, guió a la etnia Wirrarika en tiempo de sequía por alimento.
Ambos me explicaron los signos que decoran la botella, donde sobresalen las cuatro deidades principales de los huicholes: el maíz, el águila, el venado y el peyote. Además se aprecia una espiga, por la malta de la cebada, al fondo una planta de lúpulo, que representa el amargor de la cerveza y, en el contorno, un adorno simulando la chaquira, por al arte huichol. La bebida es exquisita, oscura, espesa, espumosa con un sabor delicioso a chocolate.
La aventura de Beto y Paul comenzó en 2012. Luego de adecuar una casa desocupada y gastar todos sus ahorros para conseguir en Tijuana y Guadalajara, los insumos para producir cerveza artesanal. Actualmente producen 450 litros al mes y, es posible degustarla en algunos lugares del Distrito Federal, Guadalajara, Puerto Vallarta, Valle de Bravo y en el Estado de México.
La Fundación México con Valores en Nayarit reconoce el esfuerzo y esmero de estos jóvenes en la iniciativa privada, quienes decidieron crear Wika la Cerveza Artesanal, y brindar fuentes de empleo a los nayaritas, para poner muy en alto el nombre de nuestro amado estado. ¡Enhorabuena muchachos!