Entrevista con la Dra. Gloria Prado
Gabriel García Márquez, concentrándose en una realidad de América Latina, escribe supuestamente de una manera “realista”, pero incluyendo dimensión mágica.
Yo creo que en la literatura universal, en cuanto a que fue premio Nobel, ya ocupa con ello un lugar importante, el problema es que, como muchos de los que han ganado el Nobel en los países de Extremo Oriente, de Oriente, de Turquía, incluso de Canadá; por lo regular estos autores, a pesar de haber obtenido el premio, son muy poco conocidos, tanto antes del galardón, como en su difusión después. En ese sentido, me parece que García Márquez es uno más de estos Nóbeles, que desde el punto de vista internacional tienen una pronta pero reducida difusión a partir del momento que son distinguidos por la academia, si bien es cierto que Cien años de Soledad se ha traducido a muchos idiomas, no me parece que su impronta en el mundo internacional sea demasiado grande. Lo es en los países de habla española, más allá incluso de Latinoamérica, en España por ejemplo, y esto se debe sobre todo a que Gabriel García Márquez es el iniciador del famoso movimiento del Realismo Mágico.
A mí me parece que, a pesar de estas declaraciones de García Márquez y de que siguió la obra de Rulfo, como la hemos seguido muchísimos, ambos son muy diferentes. Para empezar Pedro Páramo no pertenece al Realismo Mágico, es cierto que todos los personajes de esta novela son muertos que están medio vivos y con ello configura un mundo fantasmagórico (que tiene muchas referencias con La Divina Comedia, por cierto), pero no tiene la dimensión mágica que sí está presente en la obra de García Márquez.
Por un lado, desde la segunda mitad del siglo XX hay una pretensión porque la literatura sea lo más “realista” posible. ¿Qué quiere decir esto? Se trata de que la literatura se apegue a la realidad y sea un reflejo de ella. Este concepto se encuentra tamizado por la propuesta de los teóricos rusos socialistas, (encabezada principalmente por Georg Lukács), que pretendían que la literatura tuviera un propósito dirigido a mostrar la lucha de clases, la injusticia social y con ello crear conciencia en el lector de esa realidad.
Después viene la revolución bolchevique, a partir de 1917, y llegan al poder primero Lenin y después Stalin. Lo que se propone entonces es una literatura realista de compromiso. Los teóricos de esta época formulan una literatura que tiene que estar al servicio de la sociedad y rechazan la idea de sus opositores, que son todos los movimientos de vanguardia (surrealismo, dadaísmo, etcétera), quienes proponen que el arte debe crearse únicamente por razones estéticas, es decir, el arte por el arte.
Si seguimos esta idea del realismo, desembocamos en el Boom Latinoamericano, y lo que sucede es que Gabriel García Márquez concentrado en una realidad de América Latina, que el escritor cubano Alejo Carpentier llama: “lo real maravilloso”, va a escribir supuestamente de una manera “realista”, pero incluyéndole a su obra una dimensión mágica.
¿Por qué lo mágico? En Latinoamérica la pervivencia de los pueblos indígenas es bastante considerable; dejando un poco fuera al Cono Sur, en todos los demás países de América Latina se mantiene un pensamiento mágico. Si bien hubo un sincretismo con la religión católica, podemos observar, por ejemplo, el culto a los santos tan presente y tan fanático, muy relacionado con esta infraestructura mítica y de dioses que no son el Dios católico, y los santos, que están sustituyendo a los dioses del politeísmo de las religiones precolombinas.
Entonces el pensamiento mágico sigue muy presente en toda Latinoamérica e interactuamos con él en nuestra vida cotidiana, aunque haya una gran discriminación hacia los indígenas. El Realismo Mágico se da en América Latina debido a esa conjunción de culturas; se va a rezar a la iglesia y al mismo tiempo se sigue yendo con los “chamanes” y los “brujos”, por ejemplo.
Aparentemente sí, o por lo menos es el más famoso.
En cuanto a otros autores que se suscriban en esta corriente, voy a contar aquí algo personal. Se ha considerado a Elena Garro con su novela Los recuerdos del porvenir y con sus cuentos, como parte del Realismo Mágico, pero ella me decía a mí: “¡cuál Realismo Mágico! Lo que yo cuento es todo real”. Sin embargo, yo sí la incluiría, a pesar de que ella no lo acepte.
Una cosa que me parece muy útil para los lectores, es saber cuál es la diferencia entre Realismo Mágico y Literatura Fantástica. Un ejemplo sencillo pueden ser los cuentos de hadas, en donde existen dos mundos diferentes, uno fantástico y uno real (ambos dentro de la ficción) que interactúan: llega el hada madrina y convierte una calabaza en una carruaje para que la Cenicienta pueda ir al baile con el príncipe, eso es literatura fantástica.
El Realismo Mágico, en cambio, tiene que ver con algo que no se puede explicar ni por los dioses, ni por nada, simplemente ocurre algo, mágico precisamente, que tiene que ver con lo inexplicable pero que finalmente lo creemos, es verosímil dentro del relato, se hace verosímil lo inverosímil. Eso es lo que hace García Márquez, lo cual nos habla de que es un gran escritor, porque para lograr ese efecto en el lector tiene que manejar muy bien el tipo de lenguaje que le conviene a su obra.
No me parece que sea imprescindible para la literatura universal. Tuvo un éxito impresionante, pero también porque fue muy apoyado por las editoriales. Desde luego es un libro importante pero no de la trascendencia de las obras clásicas.
Para alguien interesado en la literatura latinoamericana, Cien años de Soledad es muy significativa, pero García Márquez no es más importante que Juan Rulfo o que Julio Cortázar, por ejemplo; lo que pasa es que resulta más accesible, además, también hay que decirlo: Cien años de Soledad es un libro que se disfruta mucho, le produce un gran gozo al lector.
El Coronel no tiene quien le escriba. Me parece una novela muy distinta al resto de la obra de García Márquez. El coronel vive en la miseria, es más, sino tuviera el gallo al que los vecinos le regalan maíz para que se alimente porque es el mejor gallo de pelea, no tendría nada que comer. La esposa del coronel cuece piedras en una olla para que los vecinos crean que está cocinando; pero gracias al maíz de los vecinos para el gallo, ella puede hacer un guiso típico de Colombia y con eso sobreviven, porque al gallo ni siquiera lo ponen a pelear.
Este libro sí podría tener una relación cercana a la de los cuentos de Rulfo, pero el tono y el enfoque son totalmente distintos. El coronel nunca pierde la esperanza y es un personaje con una ética y una responsabilidad moral muy importante, eso lo diferencia de los personajes de Rulfo.
Convengamos también en recordar que, en estos mismos tiempos, Carlos Fuentes se refiere a la revolución de mayo en París y la editorial Era publica el volumen, que era verdaderamente hermoso y convincente. Yo tenía 14 ó 15 años y pensaba: “Tienen toda la razón, esto es un mundo de viejos (como lo es ahora también), se han apoderado de todo y nada más nos castigan, no tenemos libertades”.
Lo que ocurre es que se da un movimiento en Latinoamérica, en el que algunos escritores, desde México hasta Argentina, empiezan a escribir de una manera diferente. Lo que había antes del Boom, era la novela indigenista, la novela de la revolución, la novela rural como la de Agustín Yáñez, etcétera.
Surge entonces en México la figura de Carlos Fuentes, con su primera novela La región más transparente, que ya es urbana y esto marca un cambio importante. Sin embargo, en esta misma novela, aparecen los personajes de “Ixca Cienfuegos” y su madre “Teódula Moctezuma”, que representan la sobrevivencia del mundo indígena al que me refería anteriormente.
En cada uno de los países latinoamericanos va a comenzar a surgir una literatura, muy distinta pero que tiene que ver con cierta historia y presencia de esas culturas prehispánicas (en Argentina no pasa esto porque acabaron con casi todos los indígenas pero la literatura gauchesca crea una coincidencia).
De esta manera surgen escritores, algunos con mucha influencia europea como Julio Cortázar, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, etcétera, que escriben de manera digamos “culta”, y al mismo tiempo también están creando su obra, con otra temática, Juan Rulfo y Gabriel García Márquez entre otros. Todos ellos comienzan a tener un gran éxito cambiando las formas de escritura que se habían cultivado anteriormente.
Las editoriales se dieron cuenta de este éxito y comienzan a publicar de manera masiva a estos autores. Todo esto configura El Boom Latinoamericano, aunque este es un fenómeno editorial porque los escritores que forman parte de él son muy distintos entre sí.
Hay varios factores: primero, por el éxito de Cien años de Soledad, que lo leyó muchísima gente y se sintió muy identificada con el libro; segundo, porque García Márquez nunca se posicionó como un intelectual (porque tampoco lo era), y tercero porque Gabriel García Márquez era de ideología socialista. En los países latinoamericanos los intelectuales y los escritores “deben” ser de izquierda, algo que no ocurre ni con Mario Vargas Llosa ni con Octavio Paz.
Yo creo que su obra en general es buena, ha sido una figura muy importante que ha abierto camino en el mundo de las letras y que, como todos los escritores, tiene libros muy buenos y otros muy malos, sobre todo los últimos.
García Márquez es muy importante porque cambió la manera de cómo se hacía literatura en América Latina (bueno, de Argentina y Uruguay para arriba), además de que era una persona con mucho carisma y logró tener una influencia grande en otros escritores de su época