Desde el 12 de marzo de este año, día en que fue suspendido el servicio en doce estaciones de la llamada Línea Dorada, la opinión pública ha sido sometida a distintas versiones y un sinnúmero de incongruencias propagadas por la dirección del Sistema de Transporte Colectivo Metro, sobre las causas que derivaron en su excesivo deterioro y situación actual.
En últimas fechas, su director general, Joel Ortega, ha reiterado lo dicho por los miembros de la Comisión Investigadora de la Línea 12 y lo consignado en el informe presentado ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, con la diferencia de que da información sesgada y la atribuye a informes, que ni siquiera están concluidos, de las empresas responsables del diagnóstico (TSO y SYSTRA).
A lo anterior se suma que solicitó la revisión de montos que se pagan a la empres española CAF por el contrato de prestación de servicios de los trenes, debido al desgaste ondulatorio acelerado provocado por la falta de compatibilidad entre las vías y los trenes. Estos son dichos en los que el director del Metro da por sentado una hipótesis sobre la causa del desgaste ondulatorio que SYSTRA ni siquiera pudo probar en su comparecencia, ante la Comisión de Investigación de la Línea 12, el pasado 26 de junio.
En días recientes, algunos medios hicieron mención de una tarjeta informativa firmada por Francisco Bojórquez, entonces director del STC Metro, mediante la cual se sugería al ex jefe de gobierno optar por un sistema rodante neumático. Con ello, al parecer se busca hacer creer que una decisión técnica de esta magnitud, fue tomada unilateralmente y sin ningún tipo de sustento, lo cual es completamente absurdo y alejado de la realidad.
Resulta peor que se haya ocultado la existencia de un dictamen técnico, fechado en 2007, que cuenta con la firma de 18 funcionarios del STC Metro, de los cuales varios continúan en su cargo, y avalaron la decisión de optar por una tecnología de material rodante férreo. Además, incluye consideraciones sobre impacto ambiental, costos de mantenimiento y obra, así como un análisis profundo sobre las consecuencias y beneficios que representaría cada opción.
A lo largo de este proceso hemos demostrado también que existe un claro conflicto de intereses en la empresa SYSTRA, encargada de llevar a cabo los trabajos para determinar los problemas, causas y soluciones de la Línea 12. Lo hemos evidenciado a través de documentos públicos en los que consta la existencia de vínculos laborales entre el vicepresidente de SYSTRA en América Latina, que autorizó la versión final del informe presentado, y ALSTOM empresa constructora de la Línea Dorada, a la que ahora se le han adjudicado cuantiosos contratos para su mantenimiento.
En vez de preocuparse por imponer su agenda en medios de comunicación, la dirección del STC Metro debería estar ocupada en mejorar su servicio, el cual en últimas fechas ha tenido incidentes que van desde conatos de incendio hasta cortos circuitos, que han obligado a que los usuarios sean desalojados de los vagones y obligados a caminar por las vías.
También se debería enfocar en resolver la situación de la Línea 12, porque ya van cuatro meses de los seis que él mismo fijó como plazo para repararla, sin que se tengan avances claros. Por esas razones, claramente señalamos la necesidad de que Ortega se separe de su cargo, con el fin de garantizar la integridad y transparencia en las investigaciones.