¿Quiénes, cuándo y por qué inician el movimiento de las Abuelas de Plaza de Mayo?
Hay que hacer un poquito de historia antes de contestar esa pregunta. En la Argentina hubo un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 que impuso la más cruel de las dictaduras militares en la historia del país. En realidad podríamos decir que la represión comenzó antes del golpe de Estado, ya en los años 74 y 75 actúa lo que se conoce como Alianza Anticomunista Argentina, que es responsable de secuestros, asesinatos y demás. Pero digamos que se “institucionaliza” la represión a partir del 24 de marzo del 76.
Una de las políticas establecidas por el gobierno de facto fue el borramiento, por decirlo de alguna manera, de cualquier persona que pensara de una manera diferente a la establecida por el discurso hegemónico. Ahí entran tanto los militantes políticos que estaban en la clandestinidad y en la lucha armada, como toda la gente a la izquierda del discurso militar: sindicalistas, estudiantes universitarios, y hasta simpatizantes nada más.
La forma de eliminar a esos enemigos políticos e ideológicos, fue la implantación a escala masiva de la estrategia de la desaparición; tanto que la palabra desaparecidos, así, dicha en español, se utiliza en derechos humanos desde la época de las denuncias en contra de la dictadura. Hubo que adoptar esa palabra, por la estrategia llevada a ese extremo de masividad. Simplemente se arrasó con los cuerpos de los subversivos, palabra usada por el gobierno militar, y en un enorme porcentaje de los casos nunca más se supo de esas personas. Se dice que hubo alrededor de 30 mil desaparecidos durante los años de esta dictadura cívico-militar.
No voy a entrar demasiado en el tema de qué significa un desaparecido en cuanto a la herida que deja en una sociedad, en una familia; no hay un cuerpo, primero, que te dé la certeza de la muerte de tu ser querido, y luego, ni siquiera la posibilidad de enterrarlo. La sociedad occidental es una sociedad de rituales con sus muertos. Esos rituales nos permiten cerrar o suavizar las heridas que deja la muerte. Eso es imposible en el caso de los desaparecidos, no queda rastro.
El mayor estrato social dentro del cual hubo desaparecidos fue el de los jóvenes, y muchas de las mujeres de este grupo estaban embarazadas. Sabemos por lo menos de 500 niños nacidos en cautiverio o que fueron secuestrados muy pequeños, bebés, junto con sus padres, de los cuales nunca más se tuvo una señal.
El grupo de las Madres de Plaza de Mayo nace porque muchas mujeres mayores se fueron encontrando en los mismos lugares, en las comisarías, en los hospitales, en las puertas de los cuarteles, en las oficinas de los jerarcas del ejército. Se dieron cuenta que eran las mismas y se fueron contando sus historias, historias que las identificaban, todas tenían hijos desaparecidos.
En algún momento deciden reunirse en la Plaza de Mayo, que es como el Zócalo en Buenos Aires. Cuando están ahí, los policías y los militares, que controlaban todo espacio público, les dicen: “Está prohibido reunirse. No pueden estar aquí sentadas, hay que circular”.
Ellas deciden tomar literalmente esa frase y empezar a darle vueltas a la Pirámide de Mayo, el monumento que hay en la plaza, que conmemora el centenario del inicio del movimiento de independencia. Así nacen las famosas rondas de las Madres de Plaza de Mayo, que hasta el día de hoy siguen sucediendo todos los jueves.
En otra ocasión se reúnen también frente a la Basílica de la Virgen de Luján, que es en Argentina el equivalente a la Vírgen de Guadalupe en México; pero además de ser la Virgen del pueblo es la patrona del ejército. Al estar ahí se plantean el problema de cómo reconocerse entre tanta gente, y a alguien se le ocurre: “¿Por qué no nos ponemos un pañal de nuestros hijos en la cabeza?” Así nace el pañuelo blanco que usan las Madres de Plaza de Mayo.
Un par de años después, muchas de ellas en realidad habían encontrado ya los restos de sus hijos asesinados y estaban buscando a sus nietos. Se dan cuenta de que, para que la lucha tenga más fuerza, les conviene crear una organización diferente, y nace Abuelas de Plaza de Mayo.
La primera presidenta es Alicia Zubasnabar, que es la abuela de la nieta 115, que apareció el mes pasado (agosto, 2014). Ella, a diferencia de Estela Carlotto, murió antes de encontrar a su nieta.
¿En qué consistía el proceso de apropiación de menores dentro del Proceso de Reorganización Nacional y cuál fue su propósito?
El nombre Proceso de Reorganización Nacional es el nombre que la propia dictadura se dio, es un nombre que yo no uso, yo digo la dictadura cívico-militar. Consistió justamente en la desaparición de los padres. Muchas de estas mujeres eran cuidadas, protegidas, hasta el momento de dar a luz, y después torturadas y asesinadas. Eso le permitió al gobierno militar apropiarse de los niños nacidos en cautiverio, en lugar de devolvérselos a las familias que los estaban buscando.
Hay testimonios donde los propios militares, o gente cercana a ellos, les contestan a las madres o a las abuelas: “Ustedes no supieron criar a sus hijos, los hicieron subversivos, no merecen que les demos a esos nietos”.
Se los regalaban a familias cercanas a la dictadura. A partir del caso de Guido Carlotto, se comprueba otra forma de apropiación, que era regalárselo a familias que no estaban vinculadas directamente con los militares, como eran todas las que habían aparecido hasta ahora. En este caso eran unos peones de campo y el terrateniente del lugar les entrega este niño porque ellos no podían tener hijos.
En eso consiste la apropiación, les borran la memoria familiar, les borran las raíces, les borran la historia, no queda huella de estos niños.
¿Qué es lo importante de la lucha de las Abuelas? Primero, que tienen la valentía de salir a la calle en un momento en que la represión era brutal. De hecho, hay madres y abuelas de Plaza de Mayo y gente cercana a ellas que también fueron desaparecidos después de la creación de estos organismos de derechos humanos.
Esa es otra pregunta que le iba a hacer. ¿Por qué no las aplastó la dictadura?
Hizo todo lo posible por aplastarlas. De hecho no podían denunciar dentro de la Argentina. Durante mucho tiempo su fortaleza estuvo en el exterior, donde hicieron un trabajo para ir presionando a la dictadura.
Tendrías que ver la película Verdades verdaderas, la vida de Estela. Se puede ver en línea. Ahí cuentan cómo en un momento ven una noticia muy pequeña en el periódico sobre la posibilidad de hacer análisis genéticos a partir de familiares para identificar ciertos restos. Es un trabajo que encabeza un antropólogo físico de Estados Unidos llamado Clyde Snow. Este especialista, es contactado e invitado por las Abuelas a la Argentina.
El Dr. Snow convoca a antropólogos-físicos y a médicos jóvenes, recién egresados, a que se sumen al equipo. Les dice: “Si quieren sumarse a este trabajo doloroso y triste, pero que puede cambiar muchas cosas, los invito a que vengan a formar parte del proyecto”. Así nace el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Es el primer equipo de antropología forense dedicado a los derechos humanos del mundo e inicia por invitación de las Abuelas. El EAAF ya ha trabajado en Guatemala, en Brasil, en Medio Oriente…
¿En México?
En México vinieron, pero aquí hace falta una cosa muy importante que es la creación de un Banco Nacional de Datos Genéticos. Cuando creamos la cátedra Abuelas de Plaza de Mayo, lo dijo Estela Carlotto en rueda de prensa, y lo tienen que hacer los organismos de derechos humanos. Eso es lo que las Abuelas impulsaron. A partir del modo de trabajo de Snow y del EAAF, se dieron cuenta que era fundamental que se creara un Banco Nacional de Datos Genéticos. Es decir, si tienes un familiar desaparecido, te toman muestras de ADN. El día que mueras, no importa, tus descendientes podrán comprobar, cuando aparezca algún cuerpo, que era el desaparecido; hay contra qué probar los análisis de sangre de los cuerpos que van surgiendo. Hoy se encuentran fosas clandestinas por docenas, pero en México no tenemos contra qué comparar los cuerpos.
¿Y por qué no se está haciendo?
Eso pregúntaselo a la gente que trabaja en derechos humanos. Hay gente que lo está trabajando, lo está proponiendo. ¿Por qué todavía no existe? Creo que en gran medida porque no hay todavía un trabajo orgánico que reúna a todos los grupos de derechos humanos.
¿A qué se enfrentan los ahora adultos que logran recuperar su identidad?
Es toda una pregunta, primero porque no creo que haya una sola respuesta. Creo que hay tantas respuestas como chicos que van recuperando su identidad. Cuando un hombre o mujer joven, como es el caso de esta gente (todos tienen ya más de 35 años) recupera su identidad, en realidad se enfrenta a sí mismo, a su propia historia, a reconocer algo que seguramente intuía, por eso fue a hacerse los análisis, había algo, un secreto en su vida, un borramiento. Cada desaparecido se lleva una historia. Estos jóvenes que están recobrando su identidad, recuperan su memoria, una familia, un compromiso social, un compromiso político.
Saber quién eres a lo mejor te permite entender lo que te pasaba, que es lo que contó Guido Carlotto. ¿Por qué él tenía esta vocación por la música, por la literatura, por la cultura, si era hijo de unos peones de campo donde no había libros? Es tratar de entender esa marca genética que todos tenemos en el cuerpo y que él no sabía cuál era el origen. Todo eso lo tienes en tu memoria aunque no seas consciente de ello. Y de pronto encuentras el sustento de esa memoria que no sabías ni que estaba ahí.
Hay un texto muy bello de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, ella era una psicoanalista, Laura Bonaparte, murió el año pasado, pasó su exilio en México. A ella le secuestraron tres de sus cuatro hijos, más sus hijos políticos, más su marido. Quedó un hijo y un nieto al que ella crió. Ella decía: “Querámoslo o no, lo quieran reconocer o no los militares, esos niños que nacieron en cautiverio, recibieron durante nueve meses la voz de su madre, los cantos, las palabras; y eso que un niño recibe cuando está en el vientre materno, también es parte de su memoria”.
¿Y qué significa para las Abuelas el haber recuperado a los nietos de dos presidentas en menos de un mes?
Mira, una de las grandes virtudes del grupo de Abuelas de Plaza de Mayo, es su generosidad, su compromiso con la lucha, su organización democrática. Tal cual lo dijo Estela Carlotto, y quizás es lo que a mí más me emociona, ella dijo: “La lucha sigue”.
Todos los que conocemos una Abuela, y en este caso a Estela que estuvo acá, deseamos que aparezca su nieto; pero ella lo primero que dijo fue: “Estoy muy feliz, pero mi lucha sigue. Hay todavía casi 400 nietos que están esperando que los encontremos”. Eso es lo que significa para ellas, un triunfo más de la memoria, de la justicia, de los derechos humanos. Y es una manera de recordar a sus hijos.