Las mujeres mexicanas cada vez participan más en política y por tanto incrementan su papel en la toma de decisiones del país, lo que marca una tendencia hacia la ruptura de la brecha de género en ese rubro, de acuerdo con el reporte The Global Gender Gap Report 2013, del Foro Económico Mundial.
¿Por qué privilegiar la política?
“Haciendo un análisis de la vida pública de las mujeres mexicanas, debemos reconocer que es muy incipiente todavía su participación política”, escribió Lizeth Castro Padilla, abogada y maestra en Administración Pública y Políticas Públicas, en una columna de opinión del sitio ADN Político publicada el 6 de julio de 2012. “México ha cambiado. Ahora tiene más mujeres que ejercen su voto en libertad, más pluralismo y una sociedad civil más atenta, activa y participativa”, agregó. Del 2012 al 2013 México escaló 12 posiciones en términos de empoderamiento político de la mujer. A pesar de esa mejora, nuestro país se encuentra, en el puesto 36 de 136, detrás de Cuba, Ecuador, Bolivia, Argentina y España, pero delante de Venezuela, Canadá, Colombia, Chile y Brasil.
El incremento en el liderazgo político de las mujeres se explica como resultado de la relación directa que guarda con los procesos de democratización que tienen lugar en el mundo. En México las únicas cinco mujeres candidatas a la presidencia de la República han sido: Rosario Ibarra en 1982 y 1988; Marcela Lombardo y Cecilia Soto en 1994; Patricia Mercado en 2006; y Josefina Vázquez Mota en 2012. La presencia de las mujeres en el poder legislativo, tanto en nuestro país como en el mundo, se ha reflejado en el incremento de iniciativas en materia de equidad de género, familia y derechos sociales.
Asímismo, destaca el hecho de que seis entidades federativas han sido gobernadas por féminas y las diputaciones locales aumentaron de 9.6 por ciento, en 1991, a 23.6, en 2011. Sin embargo, en el ámbito municipal, siguen existiendo obstáculos que impiden que ejerzan plenamente su vida política.
De los dos mil 440 municipios y 16 delegaciones, únicamente 156 están presididos por una mujer, lo que representa el 6.8 por ciento. En 25 años, las presidencias municipales encabezadas por el género femenino sólo se han incrementado 3 pro ciento.
Las elecciones intermedias son de gran importancia porque de ellas depende el nivel de gobernabilidad del actual presidente. En esas elecciones, se renuevan 500 diputados federales, además, en diversas entidades federativas de la República se eligen gobernadores y autoridades municipales.
La paridad no es una dádiva del gobierno federal. Llegaremos a los comicios del 2015 con el andamiaje electoral que los legisladores federales han aprobado, gracias al debate multipartidista de las legisladoras, que hoy permite situar en la palestra la posibilidad de valorar la participación de la mujer mexicana en la vida política del país.
Según la ONU Mujeres, “las mujeres se enfrentan a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política. Las barreras estructurales creadas por leyes e instituciones discriminatorias siguen limitando las opciones que tienen para votar o presentarse a elecciones. Y las brechas relativas a las capacidades implican que las mujeres tienen menor probabilidad que los hombres de contar con la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirse en líderes eficaces”.