Los bajos costos de los aparatos electrónicos y electrodomésticos, el anhelo por el producto de moda, aunado a las incipientes campañas para reciclar chatarra electrónica, han posicionado a México como el país latinoamericano que más genera desperdicios tecnológicos, aseguró Benjamín Ruiz Loyola, académico de la Facultad de Química de la UNAM.
Del total de desechos que diariamente se generan en el país (86 mil toneladas), el tres por ciento (dos mil 580 toneladas) corresponde a la también denominada e-waste o “Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)”, por lo que anualmente se acumulan 941 mil 700 toneladas. Mientras que en 2007 fueron 289 mil toneladas, lo que significa que en los últimos siete años aumentó más de tres veces, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El especialista consideró que esta situación se debe a la falta de cultura de las tres “R”: Reúso, Reducción y Reciclaje. Por ejemplo, al comprar el modelo más reciente de un producto olvidamos el anterior; pero no somos capaces de regalarlo a un familiar o amigo, ya sea por egoísmo o porque las otras personas tampoco quieren un aparato anticuado, por tanto, aunque funcione, se deja de usar.
Una alternativa de reúso es vender los aparatos en Internet, con lo que se puede recuperar entre 40 y 60 por ciento del valor original, considerando que los productos se devalúan un 30 por ciento al ser adquiridos. En cuanto a la reducción, dijo, consiste en preguntarse si realmente se necesita reemplazar el aparato electrónico, y analizar cuánto se ahorraría al aplazar una compra.
“Por ejemplo, en vez de adquirir un televisor al año, reduzco mis compras y en un plazo de cuatro años compro uno nuevo. De esta manera se economiza, y en automático se reduce un 75 por ciento de desechos, además se atenúa un daño ecológico”.
Benjamín Ruiz lamentó la falta de difusión de campañas que fomenten el reciclaje y la localización de los centros de reciclado. Por ejemplo, resaltó, “se desconoce que se pueden donar a escuelas técnicas o universidades que imparten clases de computación, ingeniería electrónica o mecánica; incluso, empresas de la iniciativa privada como Sony, Apple o HP cuentan con programas de acopio”.
Sin embargo, el especialista destacó que la mayoría de la gente ignora que existen centros de reciclaje y dónde están, por lo que resulta más fácil depositar los RAEE en el bote de basura. El problema es que ante el manejo inadecuado de desechos digitales se genera un impacto negativo en el medio ambiente y afecta la salud humana.
Los RAEE poseen metales pesados, compuestos tóxicos y contaminantes que afectan el aire, la tierra y el agua, penetrando en la cadena trófica y causando enfermedades. Diversos estudios revelan que cuando los aparatos eléctricos están en funcionamiento, las sustancias no producen daño, pero al ser desechados pueden liberar elementos contaminantes como mercurio, que afecta el sistema nervioso, circulatorio y al corazón; plomo, que ocasiona perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incrementa la presión sanguínea, afecta los riñones, provoca abortos, perturbaciones del sistema nervioso y disminución de la fertilidad en los hombres.
Otros agentes tóxicos que se pueden liberar son cadmio, que genera diarrea, dolor de estómago y vómito severo, debilita los huesos, daña el sistema nervioso y puede provocar cáncer; arsénico, que daña el intestino, el corazón y el sistema nervioso, y provoca cáncer de piel, pulmón, vejiga o riñón; selenio, que provoca sarpullido, inflamación de la piel y dolores agudos; cromo, que ocasiona erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón; así como níquel, que afecta los pulmones y genera abortos espontáneos.
Ruiz Loyola señaló que los equipos de cómputo, televisores, teléfonos fijos, celulares y aparatos de audio y video, se desechan sin ninguna regulación o control.
La tecnología avanza con rapidez y los artículos electrónicos, aunque en promedio tengan una vida útil de tres a cinco años, se vuelven obsoletos en menos de dos.
En este sentido, mencionó que “si todos generamos, todos debemos contribuir. La falta de cultura hace que México obtenga este honorífico lugar en América Latina. Necesitamos hacer conciencia porque al recuperar partes de los equipos electrónicos, en automático los costos de las materias primas disminuyen, al igual que los de producción, por lo tanto, el consumidor también obtendría equipos a menor precio”.
Achim Steiner, director ejecutivo de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y subsecretario de la ONU, dijo que China, India, Brasil y México serán las principales naciones afectadas por los desechos peligrosos y tóxicos que se acumulan sin ningún control, y que enfrentarán daños ambientales y problemas de salud pública.
Como recomendación propone aplicar nuevas tecnologías y mecanismos, así como el establecimiento de centros especializados de recolección de basura electrónica en estos países. Además, insta a enviar los componentes “peligrosos”, circuitos integrados y pilas, a países industrializados con capacidad para procesarlos adecuadamente.
Frente a este fenómeno, Benjamín Ruiz concluyó que es necesario que el gobierno, en todos los niveles, (federal, estatal y municipal), impulse campañas, en primera instancia, para informar a la población, en segunda, para crear centros de acopio en lugares visibles y recurrentes, y en tercera, para informar su ubicación. “Como consumidores tenemos la responsabilidad de cuidar el medio ambiente, inclusive, nuestra economía”.
Una mina de oro
Actualmente reciclar basura digital se ha convertido en un gran negocio, por ejemplo, del total de oro que extrae China, el 5 por ciento, proviene de basura electrónica. De acuerdo con el secretario del comité del Partido Comunista, Zhang Chufeng, cada año en la ciudad de Guiyu se reciclan cerca de un millón de toneladas de basura electrónica, de donde se obtienen 15 toneladas de oro.
Según el portal chino Sina, del procesamiento de una tonelada de tarjetas electrónicas se obtienen 300 gramos de oro, cinco de platino, 30 de paladio, dos kilogramos de plata, 25 de estaño y 120 de cobre.
Por su parte, la Academia de Ciencias Sociales de Beijing, estimó que en el 2006 alrededor de 300 mil personas estaban dedicadas a la industria del reciclaje de la basura electrónica en la capital china, mientras que el Programa del Medio Ambiente de Naciones Unidas, calcula que cada año China genera 2.3 millones de toneladas de basura electrónica, el segundo lugar a nivel mundial, después de Estados Unidos.