¿Quiénes son los peritos argentinos?

Andrés Treviño

Andrés Treviño

A raíz de los trágicos sucesos de Iguala, Guerrero, el pasado 26 de septiembre y la posterior búsqueda de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, se comenzó a mencionar la intervención de los “peritos argentinos”, como una garantía de credibilidad exigida por los propios familiares de los jóvenes.

Pocos medios se han preguntado quiénes son y qué hace en México este grupo, como dando por sentado que la mayoría de la gente tiene claro que se trata del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización no gubernamental y sin fines de lucro que ha trabajado en 30 países de Latinoamérica, África, Europa y Asia; en lugares como Bosnia, Angola, Timor Oriental, Polinesia francesa, Kurdistán iraquí y Sudáfrica; y que se distingue por aplicar metodologías científicas rigurosas en la búsqueda e identificación de restos humanos, de manera independiente y con un alto grado de credibilidad, certeza y responsabilidad ética.

El EAAF surgió a mediados de los años 80, al término de la dictadura cívicomilitar argentina (19761983), a raíz del contacto establecido por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y las Abuelas de Plaza de Mayo, con la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, organización estadounidense con sede en Washington, DC.

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Por invitación de estos grupos, en 1984 una delegación de expertos forenses norteamericanos viajó a Argentina para evaluar la situación y hacer recomendaciones. Hallaron que ya habían sido exhumados cientos de esqueletos sin identificar, provenientes de fosas comunes de varios cementerios donde se sospechaba que habían sido sepultados disidentes políticos asesinados.

Los restos se hallaban almacenados en bolsas plásticas, muchas de las cuales contenían huesos de más de un individuo. Las excavaciones se habían realizado sin cuidado, usando maquinaria pesada que destruía las evidencias. La delegación hizo un llamado urgente a interrumpir las exhumaciones, hasta contar con las herramientas, personal y protocolos científicos adecuados.

Entre los miembros de la delegación norteamericana se encontraba el Dr. Clyde Snow, uno de los expertos ANDRÉS TREVIÑODiciembre de 201417 ¿QUIÉNES SON LOS PERITOS ARGENTINOS?en antropología forense más reconocidos del mundo, algunos de cuyos trabajos más célebres fueron la identificación de las víctimas de los atentados de Oklahoma, la autenticación de las radiografías de la autopsia de John F. Kennedy, la identificación de los restos del criminal de guerra nazi Josef Mengele, y haber colaborado en la reconstrucción del rostro de Tutankamón. Clyde Snow falleció en mayo pasado a los 86 años de edad.

En su primera visita a Argentina, el Dr. Snow planteó la necesidad de formar un equipo de profesionales que actuara sobre el terreno; sin embargo su propuesta tuvo poco eco en el gobierno argentino, por lo que convocó a estudiantes de medicina, antropología y arqueología –los actuales miembros del EAAF– y volvió a Argentina en varias oportunidades durante los siguientes cinco años para entrenarlos en técnicas de arqueología tradicional y antropología forense. Además, también a iniciativa de Snow y de las organizaciones de derechos humanos, se creó una base de datos genéticos en el Hospital Durand de Buenos Aires.

El comienzo no fue fácil, los integrantes del equipo recibieron amenazas de muerte y el propio Snow comentó años después que había contestado algunas llamadas nocturnas extrañas, “pero como mi español era tan malo no entendía”

Hoy en día, el EAAF está conformado por trece miembros que se especializan en arqueología, antropología física, antropología social, computación y derecho, y es considerado uno de los grupos pioneros en la aplicación de las ciencias forenses para la documentación de violaciones a los derechos humanos.

Su método de investigación se organiza en tres etapas. Una preliminar de recopilación de fuentes escritas y orales sobre la persona desaparecida; otra de análisis de documentos y registros para establecer el sitio donde probablemente se hallen los restos; y una tercera etapa similar a la arqueología clásica en un contexto médico legal. En esta última se utilizan también las técnicas de identificación genética a través del ADN como un último recurso.

“Por primera vez en la historia de la investigación de violaciones a los derechos humanos se empezó a usar metodología científica para investigar estos crímenes”, declaró Snow en alguna ocasión. El equipo argentino ha llevado la idea a todo el mundo y ayudado a la formación de equipos en otros países como Guatemala, Chile y Perú, con los cuales se mantiene en contacto, intercambia conocimientos y miembros y participa en misiones internacionales.

El EAAF generalmente se involucra en un caso cuando una organización de derechos humanos, una comisión especial de investigación, o un cuerpo internacional o judicial requiere su asistencia. Sus integrantes reciben regularmente un salario del presupuesto general del EAAF, proveniente de donaciones, tanto privadas como públicas, argentinas e internacionales. Entre sus donantes habituales se encuentran: The Open Society Foundation, Programa de América Latina, EE.UU.; la Fundación Ford, EE.UU., oficina de México; el Gobierno de Argentina; el Comité Internacional de la Cruz Roja; la Comunidad Europea; la Agencia Española de Cooperacion Internacional para el Desarrollo; y las Naciones Unidas. El EAAF saltó a la fama mundial, entre otras cosas, por haber identificado el cuerpo del Che Guevara en Bolivia. En nuestro país, los peritos argentinos ya han intervenido varias veces, en lugares como Ciudad Juárez, ayudando a identificar víctimas de feminicidios, y en otros estados como Nuevo León, Tamaulipas y Chiapas, colaborando con la PGR en la identificación de cientos de cadáveres, principalmente de migrantes centroamericanos, exhumados de fosas clandestinas, casos extremadamente graves que han tenido poca difusión en México.

Uno de los principios fundamentales del trabajo del equipo es el respeto a los deseos de los familiares de las víctimas, con quienes trabajan de forma muy cercana a lo largo de la investigación, exhumación e identificación. Miembros del EAAF han mencionado en diversos foros que la identificación de los restos es una gran fuente de consuelo para las familias que han sufrido el trauma de tener “desaparecido” a un ser querido.

A fines de 2007, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) había logrado identificar 250 cuerpos de desaparecidos. Para 2012, la cifra ascendió a 515, tras la implementación de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, que implicó la sistematización de un Banco de Sangre de Familiares y la posibilidad de usar un laboratorio de ADN para hacer entrecruzamientos masivos.

Los miembros del EAAF han sido testigos de la parte más atroz de la historia humana reciente, primero en su país y después en el resto del mundo, de los Balcanes a Timor Oriental, y de África Occidental a Iguala y Cocula.

Ante la dramática situación que vive México en materia de personas desaparecidas, ya sea a manos de autoridades, de la delincuencia organizada, o de una turbia mezcla entre ambas, surge en 2013 el Equipo Mexicano de Antropología Forense (EMAF), con el propósito de realizar en México una tarea similar a la que llevan acabo equipos semejantes en varios países de Latinoamérica. Para conocer más de este grupo platicamos con Roxana Enríquez, su actual directora.

¿Qué es el EMAF, cuándo surge, por qué y cómo se financia?

Somos una organización no gubernamental constituida desde el año 2013 por un equipo de profesionales que, mediante el ejercicio y la aplicación de la Antropología Forense y demás disciplinas forenses, buscan aportar datos relevantes en la búsqueda, localización e identificación de personas desaparecidas que han sido víctimas de violaciones graves a los derechos humanos; apoyando así a los familiares de ellas y otros afectados de tales delitos, sumándonos a sus esfuerzos y los de otras organizaciones en la búsqueda de la verdad, la impartición de justicia y la reconstrucción social de nuestro país.

Algunos de quienes integran este equipo ya habían comenzado actividades en Antropología Forense en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) desde 2008, sin embargo, fue hasta 2013, en mayo, que quienes conformamos actualmente el EMAF realizamos el registro de la organización y comenzamos a trabajar como equipo. Actualmente el EMAF no cuenta con financiamiento, la mayor parte de las actividades que realizamos son sustentadas por los mismos integrantes o bien por las organizaciones que nos solicitan apoyo.

¿Qué relación tiene el EMAF con el EAAF y los otros equipos latinoamericanos de antropología forense, como el peruano, el guatemalteco, etc.?

En el EMAF conocemos y reconocemos el trabajo que por años han desempeñado los diferentes equipos de Antropología Forense en el Latinoamérica, sin duda su experiencia es de gran ayuda en la búsqueda de estrategias para solucionar el problema actual del país. Hasta ahora hemos entablado contacto con la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) y el Grupo de Investigación en Anropología Forense del Uruguay (GIAF) a través del Coloquio Internacional Prácticas Forenses y Derechos Humanos (realizado el 27 y 28 de noviembre en el Instituto Mora), esperando que más adelante podamos colaborar e intercambiar experiencias.

Es con el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), con quienes desde el inicio (2013) tuvimos una estrecha colaboración y sostenemos un convenio de colaboración y capacitación, en el marco del cual hemos trabajado en conjunto en los casos forenses aquí en México, acudido a actividades de capacitación y colaborado con ellos en Perú.

¿Por qué considera que es necesaria una organización como el EMAF en México?

Sin duda la situación de la desaparición en Méxco es un problema desbordado, desde aquellas declaraciones en 2013 donde se mencionó la desaparición de más de 26 mil personas de manera oficial, lo que por supuesto nos lleva a pensar en cifras mayores. Como profesionales estamos en la capacidad de contribuir en la solución de esta problemática a través de la aplicación de nuestra materia de estudio, pero también mediante el planteamiento de estrategias adecuadas que sumen los esfuerzos de la sociedad civil, los profesionales, las organizaciones de derechos humanos y las instituciones.Para nosotros, actuar desde la plataforma de la sociedad civil, nos permite visualizar la problemática desde una perspectiva diferente, con claridad respecto a las exigencias de la sociedad y las formas adecuadas en que debemos conducirnos como profesionales.

¿Cuántas personas lo integran y de qué profesiones?

Somos ocho: cuatro arqueólogos, dos antropólogos físicos y dos criminólogos/criminalistas.

¿Cuál es su opinión sobre el decálogo anunciado por Enrique Peña Nieto el pasado 27 de diciembre, en especial en lo referente a un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas No Localizadas, y un Sistema Nacional de Información Genética?

Sin duda ambas propuestas son necesidades que se tienen ya desde hace tiempo, considerando la situación que se vive en el país se vuelen apremiantes. Esperamos que para ello se sirvan del apoyo de profesionales en la materia, de las instituciones que por años han trabajado estos temas; pero que también se tome en cuenta el camino andado por muchas organizaciones sociales que han trabajado por años en materia de derechos humanos, y en el acceso a la verdad y la justicia.

¿Cómo debería ser una base de datos genética en México y quién debería manejarla?

A últimas fechas mucho se ha hablado de este tema, hay que señalar algunos puntos importantes: En el proceso de búsqueda de personas desaparecidas existen muchos pasos previos al cotejo por ADN, tenemos que pensar que debe realizarse una investigación adecuada para iniciar las búsquedas, después un apropiado proceso de recuperación de evidencias y, en todo caso, recuperación de restos que serán analizados. Estos son procedimientos que deben realizarse con sumo cuidado y responsabilidad, atendiendo los requerimientos mínimos que exigen los estándares en protocolos internacionales. Hasta después, es que se recurre a la toma de muestras de perfil genético, y el cotejo para la posible identificación. Sin duda una base de datos genéticos es de gran utilidad en el proceso de identificación, pero no lo es todo, debemos atender los pasos previos para que, entonces, ésta cumpla con la función que se busca.

Por otro lado, la información que representa una base de datos genética es de sumo cuidado, no puede tomarse a la ligera ni ser manejada por cualquier instancia.

En nuestra opinión, lo conveniente es que dicha base de datos sea creada bajo la asesoría de expertos, con un marco legal que regule su uso y función, manejada, quizá por las instituciones, cuyo uso esté bajo el monitoreo de instancias académicas y de derechos humanos para dar confianza a la sociedad.Ante la situación emergente que afrontamos en México, es entendible la desconfianza que genera la autoridad en la población; sin embargo, una base de datos genéticos debe ser manejada en el marco de una legislación clara que contemple la naturaleza de esta información: estamos hablando de caracteres que pertenecen a una persona, la cual debe tener garantías de un manejo ético de su información biológica. En el ámbito internacional esta es una preocupación constante no sólo en términos de las investigaciones judiciales, sino en aquellas propias de las ciencias biológicas y de la salud. Por ello, consideramos que un banco de datos así debe estar bajo la custodia institucional nacional, regulado por instancias académicas de probada reputación y en donde se esté dando la discusión en bioética. Para nosotros lo más importante es la búsqueda de la verdad y el respeto a los familiares.

¿En qué consiste el trabajo que han estado desarrollando en Atoyac y cuál es su importancia?

El EMAF junto con el EPAF, fungimos como peritos de parte de la Familia Radilla, en el caso Rosendo Radilla; una desaparición forzada ocurrida en el marco de la llamada Guerra Sucia, en 1974; un caso que colocó al Estado mexicano bajo una sentencia de la CIDH en 2009, en el marco de la cual se buscan a varios cientos de desaparecidos de la misma época. Nuestra participación consiste en formar parte de las diligencias de búsqueda que realiza la PGR, pero al mismo tiempo estamos trabajando en conjunto con la CMDPDH para plantear mejores estrategias de búsqueda e investigación ya que hasta ahora no se han tenido resultados favorables.

¿Considera que el trabajo del EMAF podría ayudar a romper con la impunidad en México?

Nuestro principal objetivo como organización es plantear estrategias de solución en la búsqueda de personas desaparecidas y aportar datos significativos en las investigaciones correspondientes, esto representa un avance en la búsqueda de la verdad y la justicia que tanto reclamamos como sociedad; el problema de la impunidad en México depende de muchos factores, sin duda, los esfuerzos que cada uno de los que nos involucramos en la defensa de los derechos humanos contribuye en esta lucha.

¿Cómo se puede acercar la gente al EMAF?

Contamos con una página en internet: www.emaf.org.mx , en facebook estamos como Equipo Mexicano de Antropología Forense AC; en twitter @EMAF AC, y nuestro correo electrónico es contacto@emaf.org.mx en cualquiera de estos medios estamos en comunicación.