Participación política de la mujer. ¿Realidad o utopía?

“ TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE CONTINUAR TRABAJANDO PARA LOGRAR LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES”

Claudia Trujillo

Claudia Trujillo Rincón

Coordinadora Nacional de Mujeres en Movimiento

Al hablar de liderazgo y participación política de las mujeres, en general todas y todos conocemos que existen muchos vacíos en el tema, aunque también sabemos, que poseemos la capacidad natural para ser agentes de cambio y líderes.

En el mundo, las mujeres contamos con mínima representación, no sólo como votantes, sino en cuanto a puestos directivos, cargos de elección o administración tanto en el sector público, como privado y académico.

En este sentido, en el 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución sobre la participación de la mujer en la política. En ella destaca que “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”.

Si bien es cierto que el panorama no es alentador, es importante saber que algunas féminas han logrado superar dichos obstáculos y que, muchas veces, la diferencia fue marcada porque ellas mismas derribaron la mala creencia de que las mujeres tienen menos probabilidad de participación política, en comparación con los hombres, debido a que, por ejemplo, suelen contar con menor educación, recursos y contactos, que son necesarios para participar en la política.

Una de las claves para tener acceso y herramientas más inmediatas, es la capacitación, misma que ayudará por un lado, al desarrollo pleno de las capacidades y por el otro, a la formación cívica y electoral con enfoque de género.

Además, las candidatas y representantes deben convertirse en defensoras de la igualdad de género en sus llamados a los partidos políticos, los gobiernos y frente a otros actores, para que cumplan con la tarea de fomentar el empoderamiento de las mujeres.

La reforma político-electoral promulgada el 31 de enero de 2014 eleva a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a la Cámara de Diputados, Senado y Congresos Estatales.

Según información de la ONU en México, existe un 37% de mujeres en la Cámara Baja y un 33% en el Senado. En 2013, el promedio nacional de escaños ocupados por mujeres en los 31 congresos estatales y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal fue de 27%. En la actualidad, 11 entidades federativas en nuestro país tienen la paridad en sus marcos electorales estatales. Con la reforma constitucional, México se suma a las naciones que buscan acelerar el ritmo para que la igualdad sustantiva, es decir, la igualdad de resultados y no sólo formal entre hombres y mujeres, se haga realidad.

Por todo ello, nos corresponde lograr que estos espacios políticos que estamos buscando las mujeres, nos lleven a generar una agenda pública, que también garantice nuestra participación en las estructuras gubernamentales de manera paritaria.

Si bien es cierto que se trata de una reforma que puede ser, como todas perfectible, no habrá que alejarse de lo más importante que será siempre la Agenda Pública de la Mujer. Frente a este panorama, tenemos la obligación de continuar trabajando para lograr la igualdad de oportunidades para todas y todos.