Nuestra entrevistada trabajó como investigadora en uno de los tres museos más importantes de la Ciudad de México hasta el pasado mes de febrero, cuando le informaron que quedaba desempleada, con siete personas más que ahí laboraban: gestores de exposiciones, investigadores y curadores. ‘Es un recorte de personal’, fue toda la explicación que recibieron. Ella trabajaba ahí desde hace tres años.
Nos reservamos su identidad porque está en conversaciones con una abogada, para decidir si levanta una demanda por su despido.
¿Qué hacías en el museo?
Era investigadora.
¿Cobrabas cada mes o a la quincena?
Al principio cada mes, sin embargo el primer año me pagaban siempre con retraso de tres y hasta cuatro meses. Luego se normalizaron los pagos mensuales hasta diciembre, pero luego pasaban enero y febrero y pagaban hasta el mes de marzo.
¿Qué entidad es la responsable de hacer los pagos?
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
¿Entonces los retrasos eran del INBA?
Al principio sí. El año pasado hubo una reestructuración y la Secretaría de Educación Pública (SEP) absorbió los pagos del INBA; pero los sueldos pagados por la SEP se retrasaban 15, hasta 25 días más. Terminaba el mes y nos pagaban 20 días después.
¿Había alguien que les diera la cara? ¿Ustedes hacían reclamos?
Sí, preguntábamos qué pasaba con los pagos; el año pasado el administrador y el contador nos decían: “no es problema nuestro, hacemos lo posible, pero es una cuestión que viene desde la SEP”.
¿Hay alguna instancia responsable más arriba?
No, el INBA depende de CONACULTA, pero no es Secretaría de Estado. En realidad CONACULTA, INAH e INBA dependen de la SEP presupuestalmente.
¿Sabes de otros casos, en otros museos, de despidos como el de ustedes?
Sé de otros casos, no conozco a la gente pero sí sé que, aunque no los corrieron, les bajaron el sueldo. En cuanto a los despidos, provocan otro problema, porque todo el trabajo de las personas que recortaron lo tienen que absorber quienes se quedan, y eso con un salario más bajo.
¿Estaban por contrato?
Teníamos una extraña contratación: con horario, funciones específicas a desempeñar y un lugar especial para nosotros con computadora personal, escritorio, papel membretado, etcétera; pero no teníamos ninguna prestación, aunque sí y teníamos un contrato por honorarios.
Podríamos ser como freelance, es decir, contratados externos de la entidad. En el supuesto ideal, podríamos trabajar desde casa según nuestra contratación, pero no era así porque teníamos horario y lugar dentro del museo.
Teníamos derecho a diez días de vacaciones durante el año y las de invierno.
¿Una vez que los despiden presentaron alguna queja o demanda?
No, hasta ahora no he sabido que haya alguien que haya demandado. Nos hacían un contrato de marzo a diciembre, y por ahí de enero y febrero, como el presupuesto no bajaba, nos hacían una ampliación del contrato del año anterior a enero y febrero; el anuncio de mi despido, por ejemplo, me lo dijeron en la última semana de febrero y la ampliación de mi contrato terminaba el 28 de febrero. En el papel no era un despido, porque mi ampliación de contrato era hasta el 28 de febrero y me avisaron el 22 que ya no iba a trabajar.
¿Le atribuyes el despido de personal al recorte de presupuesto que ha hecho el Gobierno Federal?
Sí, seguramente por el recorte general al gasto público fue que les exigieron que recortaran personal; también creo que el hecho de que el año pasado hubiéramos reclamado que no nos habían pagado los adeudos al final del año, trabajó en contra de nosotros, para que las autoridades decidieran que ya no nos iban a contratar.
Se dieron cuenta de que había un problema. Había una relación laboral de la institución con nosotros y podíamos comprobar que estábamos contratados por honorarios, pero no éramos dueños de nuestro tiempo.
¿Qué piensas del recorte de presupuesto a cultura?
Es una falta de interés, una grosería que recorten a cultura y en el caso del Senado sólo haya recorte de 100 pesos en desayunos. Es un desfase del gobierno sobre sus prioridades.
La figura del museo en la Ciudad de México es de las más posicionadas; sin embargo, no funcionan como debieran, no está profesionalizado el sector. Como no existe una Secretaría de Cultura, siempre va a estar a la sombra de lo que se decida sobre la educación, así como de los tejes y manejes que se traigan con el sindicato de maestros, por ejemplo. No se les trata como un ente aparte, que no tiene que ver con educación, sino como un área más que produce eso: arte, reflexión, creación, investigación, entre otras muchas cosas.
Muchos de los lugares que se ocupan en los museos se les dan a conocidos, no hay un protocolo.
¿Es desinterés de todos o de las autoridades?
Es un problema estructural. El gran problema es que la cultura siempre recibe los embates de los recortes presupuestarios, hay falta de interés gubernamental en exposiciones o productos culturales de calidad; por otro lado, al menos en el INBA, que es la parte que conozco, el sindicato tiene cooptadas todas las bases.
¿Qué pasa con esto? Que los trabajadores con posibilidades de acceso a una base las heredan o las compran. Los museos trabajan con una plantilla enorme de personas con salario, prestaciones y todas las ventajas de ser servidor público, pero que no están capacitadas. Como heredan o compran la plaza, puede ser gente que tal vez no terminó la primaria o que tiene una preparación totalmente diferente a la que se necesita en los museos. Para realizar exposiciones y producir el programa académico y educativo necesario, deben ser contratados profesionales como nosotros, de distintos rubros, y el gasto es doble.
¿Se atribuye a una persona en el gobierno?
No sólo a una persona, sino al sistema, empezando por el Presidente de la República, que ha dejado ver que no es una persona culta; y no nada más él, también el secretario de Educación ha estado ausente. A fines de 2014, cuando empezamos a protestar porque nadie se hacía cargo del retraso en nuestros salarios (había gente a la que le debían pagos por trabajos para la SEP desde 2012). El único que salió a decir algo fue el titular del INBA, pero el secretario de Educación jamás apareció. Es un problema sistémico, un desinterés total, primero por la cultura y después por la educación.
En México los museos se fundaron como una necesidad que complementara la educación. Por eso creo que todo depende de la SEP, por la idea de que estas instancias complementaran la educación de los mexicanos, lo cual hemos visto que se ha ido minando en las últimas décadas con los recortes al presupuesto.
¿Se sienten desprotegidos?
Sí, totalmente.