Coordinadora Nacional de Mujeres en Movimiento
E
l pasado 7 de junio el mayor triunfo fue para nosotras, las mujeres.
No pecaré de echar las campanas al vuelo pero es de reconocer que, aunque se esperaba la mitad de representación de las mujeres, lo alcanzado constituye un dato histórico.
Esta elección fue la primera en México en la que compitieron igual número de mujeres y hombres para ocupar 500 diputaciones federales, o sea 300 vía voto directo y 200 plurinominales, además de las diputaciones en 16 congresos estatales y cargos en mil cuatro alcaldías y 20 juntas municipales.
Según datos del INE, en cumplimiento con la reforma político-electoral, los partidos registraron cuatro mil 496 candidaturas a diputaciones por voto directo y representación proporcional. De esa cantidad, la mitad de las postulaciones, dos mil 248, fueron de mujeres.
Dentro de los avances destacan que Sonora será gobernada por una mujer, el 42 por ciento de las curules de la Cámara de Diputados serán para mujeres, la presencia de mujeres en el Congreso de Querétaro pasa del ocho al 50 por ciento, y en el caso de Jalisco hay representación del 41 por ciento de mujeres en el Congreso.
Nuevos esfuerzos inician ahora, como que las mujeres elegidas y asignadas hagan valer su peso político, que los partidos las acuerpen y apoyen y que sean presidentas de comisiones o coordinadoras parlamentarias en todos los ámbitos.
Resta trabajar por crear políticas públicas y hacer reformas para equilibrar, sobre todo en los ámbitos locales, a las mujeres que participan en política.
Hay mucho por hacer, pero este representa ya, un gran comienzo y ya nadie nos para.