Tradicionalmente las personas con discapacidad han sido vistas como enfermos, incapaces, inválidos, disfuncionales, limitados e incluso inútiles, esto se debe principalmente al desconocimiento sobre lo que es realmente y lo que significa una discapacidad en la vida de una persona. Hay quienes quieren creer que los seres humanos debemos ser perfectos, que somos la máxima creación sobre la tierra y por ende los dueños del mundo. Sin embargo, la naturaleza nos ha hecho ver cuán frágiles somos y los fácil e impredeciblemente que podemos ser afectados en nuestras habilidades y funciones.
Nos cuesta trabajo entender que somos iguales y al mismo tiempo diferentes, que tenemos habilidades y limitaciones por el simple hecho de ser humanos. La historia de la discapacidad es tan vieja como la misma humanidad, pues desde los primeros años los seres humanos hemos estado expuestos a enfermedades, accidentes, desastres naturales y hasta cargas genéticas desfavorables que generan secuelas en el organismo, provocando deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales. La discapacidad ha sido vista de diferentes maneras, desde una tragedia, una maldición, un castigo o hasta una fatalidad; sin embargo, tener una discapacidad no es lo peor que te puede pasar en la vida, las personas que tienen alguna discapacidad siguen con su existencia utilizando sus funciones y habilidades restantes, que sabiamente suplen las tareas que la disfunción no les permite realizar.
Así es como: los sordos agudizan su visión y se vuelven muy perceptibles a las vibraciones; los ciegos agudizan su olfato, su oído y su tacto, además de adquirir una noción envidiable del espacio; las personas con discapacidad física desarrollan sus miembros restantes y un pensamiento especialmente eficaz para analizar y resolver los inconvenientes del espacio físico; las personas con discapacidad intelectual desarrollan mucho su sensibilidad y pareciera que no tienen tantos prejuicios como los demás.
Lamentablemente, la sociedad ignorante ha jugado un papel preponderante al estigmatizar a quien vive con una discapacidad, negándole toda oportunidad de una vida plena sin prejuicios, devaluando sus principios y valores. Los sociólogos hablan de “modelos” al referirse a cómo ha sido vista la discapacidad a lo largo de la historia, como es el caso del modelo “médico asistencialista”, que considera a las personas con discapacidad como enfermos que son incapaces de funcionar dentro de los parámetros considerados “normales”, y que por ello requieren de asistencia de todo tipo, principalmente de personal y económica. Este modelo que pretendemos erradicar de nuestro territorio, es el más común.
Es fácil pensar en lo que las personas con discapacidad supuestamente no pueden hacer y darles dádivas para descargar nuestra conciencia simulando que hacemos algo por ellas cuando el meollo del asunto es lo que sí pueden hacer y cómo logramos que lo que eso les alcance para mejorar su calidad de vida.
El asunto es qué tenemos que hacer para que cualquier persona con alguna discapacidad pueda ejercer libremente sus derechos sin depender de algún buen samaritano, pues la discapacidad no es incapacidad, la discapacidad es sólo una condición de vida, es algo con lo que te tocó vivir, así como hay personas altas y bajitas, blancas, amarillas y negras, chinas y lacias, gordas y delgadas, guapas y feas, así también hay personas con y sin discapacidad, lo que no hace que seas más o menos valioso que cualquier otra. Bastaría nombrar a algunas personalidades como: Stephen Hawking, Van Gogh, Miguel de Cervantes, Beethoven, Winston Churchill, Frida Kahlo, Gilberto Rincón Gallardo, Stevie Wonder, Álvaro Obregón, Ray Charles, Andrea Bochelli, entre muchos otros, que forman parte de los más sobresalientes en la historia de la humanidad y que hoy son conocidos por sus obras y no por su discapacidad.
La discapacidad es sólo una condición de vida, es algo con lo que se aprende a vivir y a disfrutar lo que aún tenemos, es continuar con la vida pese a lo que no tenemos, o que tuvimos y perdimos; pero no es la vida en sí, sino una forma de vivir con retos constantes que aprendemos a superar, porque de cada uno depende si quiere ser feliz o infeliz, agradable o desagradable, inteligente o tonto, ambicioso o conformista, brillante o mediocre. Así es, la discapacidad es algo con lo que vives pero que no te define, porque la incapacidad no está en lo que no puedes hacer, sino en lo que estás dispuesto a dejar que te afecte. Así como la capacidad depende de que tan dispuesto estés a hacer que tu vida tenga un sentido y a trabajar para lograrlo.
La vida se vive un día a la vez y la suma de todos los días es lo que eres tú. De tal manera que depende de ti, cuántos días de tu vida saldrás a trabajar duro para conquistar tus sueños y cuántos otros te quedarás en casa auto compadeciéndote de lo que no tienes. Porque créeme, después de las largas batallas es comprensible detenerte un poco a curar tus heridas, pero jamás debes desistir en buscar lo que te haga feliz, porque la felicidad no es un punto en el camino sino una forma de caminar por la vida.