La noche del pasado 7 de junio del 2015 quedará enmarcada en la historia política de Nuevo León como el día en que los ciudadanos decidieron poner fin al bipartidismo. Con más de un millón de sufragios, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, se impuso en los comicios electorales para erigirse como gobernador electo de la entidad. En el camino dejó a los contendientes de los partidos PRI y PAN, quienes de manera conjunta fueron incapaces de sumar el número de votos que obtuvo el candidato independiente, que a partir del próximo 4 de octubre será el primer mandatarito estatal que llegue a este importante cargo sin el respaldo de un partido político.
El proceso electoral del 2015 sirvió como laboratorio para conocer los alcances de las candidaturas independientes, figura creada a partir de la reforma electoral del 2014 que estableció una serie de candados para impedir que ciudadanos sin partido pudieran acceder a cargos de elección. Sin embargo, no tomaron en cuenta el hartazgo de millones de mujeres y hombres dispuestos a participar en la configuración de un nuevo mapa político, en el que la prioridad es el bienestar ciudadano por encima de intereses cupulares.
Al igual que ocurrió en 1997, cuando los neoloneses pusieron fin a siete décadas de control político en manos del PRI, en esta ocasión los férreos norteños salieron a las urnas para elegir las alternativas ciudadanas, que desde las candidaturas independientes y plataformas como Movimiento Ciudadano, refrescaron el ambiente putrefacto que priístas y panistas habían tejido con una red de complicidades desde los tres poderes de gobierno y que permeó en la administración pública hasta sumirla en actos de corrupción e impunidad, sello que caracterizó a los dos últimos sexenios.
Anticipando un escenario complicado para el éxito de las candidaturas independientes, Movimiento Ciudadano Nuevo León abrió sus registros a hombres y mujeres libres, sin filiación política, para conformar un grupo de aspirantes a cargos de elección plural y apartidista. Todo ello, fue bien recibido por una sociedad informada que encontró a través de las redes sociales un canal para conocer a fondo propuestas y planes de gobierno, mediante campañas innovadoras y alejadas de la “guerra sucia” constante que suelen emplear los partidos de siempre para inhibir la participación ciudadana.
En respuesta, los ciudadanos respaldaron a Movimiento Ciudadano con más de 230 mil votos en las elecciones para el Congreso, cifra histórica que nos convierte en la tercera fuerza política en Nuevo León, con la integración de un Diputado Federal, tres Diputados Locales, y representantes en los Ayuntamientos de diez municipios.
Aunado a ello, Francisco “Kiko” Lozano fue elegido como Alcalde del municipio de Hidalgo para el período 2015-2018. En la elección para gobernador, el candidato de Movimiento Ciudadano, Fernando Elizondo Barragán, firmó la Alianza para la Grandeza de Nuevo León con el independiente Jaime Rodríguez Calderón, asumiendo este último el compromiso de encabezar una reingeniería gubernamental para sacudir las estructuras del Poder Ejecutivo, erradicando los actos de corrupción en determinadas áreas de la administración.
Con ello, Movimiento Ciudadano tendrá un papel importante en la consolidación de un nuevo proyecto de gobierno, enfocado en recuperar el orgullo y liderazgo regiomontano necesario para el fortalecimiento social de nuestro país. Nuevo León deberá ser el espejo donde se refleje una nueva manera de hacer política, con enfoque social y humano, dispuesto a despojarse de los lujos y de un aparato burocrático obsoleto, a través de un gobierno austero e incluyente, que se someta a la evaluación constante de la sociedad.
Movimiento Ciudadano Nuevo León se convertirá en referente de una sociedad informada, que permanezca en constante comunicación con sus gobernantes a través de las redes sociales y de sus interlocutores en los tres niveles de gobierno, quienes serán capacitados para trabajar como un bloque ciudadano capaz de generar un verdadero cambio en la política, para romper los vestigios del bipartidismo que vive sus últimos días al frente de los cargos de elección popular.