LA OPCIÓN CIUDADANA

Los resultados electorales del pasado 7 de junio registraron un hecho histórico que no debe ser ignorado: la expresión genuina de millones de mexicanos que dijeron “hasta aquí”, a décadas de sueños frustrados, de mentiras, de democracia atropellada y farsas electorales.

Por vez primera en varias regiones del país se le quebró la columna vertebral a un bipartidismo que se distinguió por componendas a espaldas de la sociedad y de reparto abusivo de cuotas de poder.

Por primera vez la luz al final del túnel no es la de una locomotora en sentido contrario al interés colectivo, sino una luz de esperanza.

La tarea no ha concluido y reclama esfuerzo, dedicación, consistencia y convicción. De lo contrario, volveríamos a la peligrosa ficción de una democracia fingida, sin ciudadanos, con sus terribles consecuencias: abusos del poder, autoritarismo, corrupción, autocomplacencias e ineptitudes maquilladas.

Otro objetivo importante es convencer a más de 40 millones de mexicanos que no votan, de que acudir a las urnas para elegir en libertad empieza a ser una opción real para ejercer ese derecho. Ir a las urnas en 2018 significará también una oportunidad histórica para los ciudadanos mexicanos: la de apalancar su empoderamiento y recuperar los espacios de opinión y decisión que le han sido arrebatados.

Congruente, consistente, perseverante, Movimiento Ciudadano no tendrá más alianzas que con la sociedad.