El Nobel era un ícono cultural. Él convirtió la poesía en una herramienta política
Arturo Sánchez Meyer
Antecedentes
En el 2011 se volvió a poner sobre la mesa un hecho que muchos chilenos ya sospechaban desde el 23 de septiembre de 1973: el poeta, Premio Nobel de Literatura, Embajador y militante del Partido Comunista, Pablo Neruda, pudo haber sido asesinado por el régimen del general golpista Augusto Pinochet.
Lo anterior lo declaró el chofer de Neruda, Manuel Araya, en una entrevista concedida al diario español El País. Araya afirma que aunque el poeta padecía un avanzado cáncer de próstata, no fue ese el motivo de su muerte, lo mataron -asegura el chofer del Nobel- al aplicarle una inyección letal en el estómago, en la Clínica Santa María, que era controlada por los militares.
El doctor chileno Francisco Zapata, académico de El Colegio de México y quien se exilió en nuestro país durante la dictadura, accedió a darnos una entrevista para ofrecer su punto de vista a los lectores de El Ciudadano y arrojar luz sobre este tema complejo y lleno de claroscuros.
Aunque Neruda estaba muy enfermo, eso no quiere decir que no hayan podido matarlo
Yo diría que el primer momento de represión fue precisamente el asesinato de Pablo Neruda. Él fue trasladado de Isla Negra, donde tenía su casa, a la Clínica Santa María, donde había unos doctores que eran afines a la junta militar. El juicio no está terminado, pero todo hace suponer que en ese hospital lo mataron y no fue el único que corrió con esta suerte; en el año de 1977 un hombre que había sido Presidente de Chile, Eduardo Frei Montalva, también fue asesinado en este lugar.
En el caso de Neruda, lo que resulta muy extraño es que intervinieron doctores que no tenían nada que ver con su tratamiento. El poeta murió 15 días después del golpe, la pregunta que se hacen muchas personas es si habiendo sido tan prematuro el golpe de Estado ya estaba tan bien afinado el mecanismo militar. A mí me parece que sí lo tenían ya relativamente medido porque desde el momento que lo trasladaron de Isla Negra a Santiago lo trataron muy mal, su viuda, Matilde Urrutia, siempre dijo que era increíble lo que le habían hecho, le destrozaron la casa. Una de las primeras cosas que hicieron los militares fue ir a la casa de Neruda (la que estaba en Santiago, en el cerro de San Cristóbal) y saquearla. Esa casa ahora es un museo que pertenece a la Fundación de Neruda.
Hay un libro de un profesor francés, Alain Touraine, llamado Vida y muerte del Chile popular. Este profesor estuvo en Chile de junio a septiembre y se quedó todavía después del golpe. En libro que mencioné, él cuenta cómo fue el entierro de Pablo Neruda: fue un acto simbólico porque asistió mucha gente y desafió al régimen, habían pasado 15 días del golpe y los militares no estaban nada contentos. Todo el Partido Comunista desfiló en el funeral del poeta en Santiago.
Hablando del asesinato propiamente, a mí parece que no hay ninguna duda de que le metieron algo en la inyección que cuentan que le pusieron o en la comida. Aunque Neruda estaba muy enfermo, tenía cáncer de próstata, eso no quiere decir que no hayan podido matarlo.
Pablo Neruda era un actor político muy cercano a Salvador Allende. Antes del golpe el país estaba muy agitado. Yo, en esa época, estaba en una mina en norte de Chile, en Chuquicamata. A mí me tocó ver cómo la presencia de los escritores y de los artistas era muy fuerte, sobre todo de la generación joven. Hay un caso muy interesante de una brigada que tenía el Partido Comunista, se llamaba “Ramona Parra”, hicieron muchos murales en las calles, en las murallas del Río Mapocho, tenían una gran presencia.
Neruda era un hombre muy sacrificado, iba a los actos públicos, estaba completamente comprometido con el Partido Comunista, pero de ahí a que fuera una amenaza para Augusto Pinochet hay una gran distancia. Su presencia era algo completamente simbólico, como lo fueron muchas otras voces. Había una fijación contra los intelectuales chilenos de izquierda que provocó la radicalización de la gente. Los militares tenían una posición antiintelectual y Pablo Neruda era parte de eso, era un hombre con un compromiso político grande.
La poesía como herramienta política
En el año de 1945 Neruda se unió al Partido Comunista, esa es otra historia que hay que tener presente, Pablo Neruda no fue comunista toda su vida, lo fue cuando tenía ya más de 40 años, y esto ocurrió, esencialmente, por la experiencia que vivió durante Guerra Civil Española y porque se casó con una mujer, Delia de Carril, que tenía esa filiación. Yo siempre sostengo que Neruda era un poeta que se hizo comunista porque se empezó a dar cuenta de las condiciones sociales, fue Senador de la República por el norte, por la provincia de Tarapacá, donde están las salitreras, en él se dio lo que yo llamaría una toma de conciencia. En los años veinte y treinta él era un poeta muy purista, hasta que vivió la Guerra Civil en España, eso lo marcó.
Volvió a Chile después de la guerra y el presidente Pedro Aguirre Cerda lo nombró Embajador especial para tratar el tema de los refugiados. Neruda tuvo un papel muy parecido en Chile al que tuvieron Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas en México. Contrató un barco, el Winnipeg, que llevó a 2,500 refugiados españoles a Chile, Neruda hizo personalmente los pasaportes para la gente que abordó el barco. Yo creo que ahí comenzó a darse cuenta que el mundo no era exactamente el mundo de los poetas, que existían también otro tipo de conflictos, y así comenzó a descubrir su país.
Pablo Neruda era un símbolo en Chile y los militares querían romper, acabar con eso de que había gente que tenía una proyección más allá de la política. El Nobel era un ícono cultural y un hombre poco ideológico, no era un tipo que hubiera leído a Marx, sin embargo, él convirtió la poesía en una herramienta política.
A mí me parece que lo que pasó en los últimos días de vida de Pablo Neruda está ligado a su figura emblemática. Los militares allanaron la casa de medio mundo, sacaron los libros, los discos, mataron al cantante Víctor Jara una semana antes que a Neruda. Hay toda una estrategia que no se ha reconstruido por completo, los hospitales como al que fue a parar el poeta, son lugares donde a las tres de la mañana cualquiera puede hacer lo que se le antoje si no se tiene una protección adecuada. Manuel Araya, quien fue chofer de Neruda, es un hombre muy leal, él tiene la impresión de que mataron al Nobel y es la misma que tengo yo también.
Un poeta al que la dictadura no logró borrar
La derecha chilena se ha deteriorado profundamente en los últimos meses, tienen un problema serio de evasión de impuestos. A partir de enero de este año ha habido una baja tremenda de la derecha como actor político, además, los empresarios estaban financiando a los candidatos para sus campañas electorales. Lo más trágico de todo esto es que los empresarios no se limitaron a financiar a la derecha, también lo hicieron con la izquierda, están todos metidos.
A mí me parece que ya no tiene ningún caso atacar a la derecha, este semestre ha sido fatal para ellos, están en la lona. Si se resuelve por un juez (que en este momento es la figura más respetadas en Chile), que el poeta Pablo Neruda fue asesinado por la dictadura militar chilena, no sería un golpe al hígado para la derecha, sería una confirmación de que Neruda fue un gran hombre y de que tuvo un lugar en Chile que los militares consideraron que había que borrar, porque además el nombre de Neruda sigue siendo muy respetado, es una gran figura literaria, los “chiquillos” lo leen, no al político Neruda, al poeta Pablo Neruda.
Lo que ya está pasando en Chile es que todo lo ocurrido durante la dictadura está confirmando cada vez más el carácter… infernal (por decirlo de alguna manera), de lo que aconteció después del golpe militar. Si su asesinato se confirma, Pablo Neruda va a ser el ícono de un artista que tenía un compromiso político y qua ahora representa un poco a todo Chile.
Se puede afirmar que, en este momento, Chile se reconcilia con lo que fue. La dictadura fue un interludio fatal, con esto que está pasando se recupera una cosa que se rompió violentamente el 11 de septiembre de 1973, recuperamos poco a poco nuestras raíces.