Primera Parte
No sé tú, estimado lector, qué pienses al respecto, pero para mí es ya altamente sospechoso que repentinamente aparezcan en el planeta enfermedades que amenazan con convertirse en supuestas epidemias, infundiendo un temor masivo. Alguien debe estar detrás de estos montajes, cuyo fin es obtener amplias ganancias económicas desde luego.
En ese peculiar comportamiento que nos caracteriza a los seres humanos, donde hemos logrado justificar las agresiones entre la propia raza, creando guerras y conflictos bélicos por doquier, nada debía extrañarnos ahora, que los teóricos “contagios” formen parte de un esquema muy bien estudiado, utilizando los mecanismos de temor y terror conjunto.
Hoy aparece el famoso virus del Zika, como el año pasado ocurrió con el virus del Chikungunya y antes en 2008 surgió el de la Influenza AH1N1 o en el 2004 la Gripe Aviar, supuestamente todos ellos encarnando una “poderosa amenaza” de matar a millones de seres inocentes, lo cual finalmente nunca ha ocurrido, y no tanto porque se hayan aplicado respectivas dosis masivas de vacunas entre la población, sino más bien porque muchos gobiernos han tenido que adquirir, sospechosamente, millones de medicamentos de empresas farmacéuticas internacionales que finalmente se han quedado embodegados.
En efecto damas y caballeros, a falta de conflictos bélicos o además de ellos, la estrategia cíclica por parte de las potencias es alentar supuestas amenazas a la salud; solo así la economía de dichas naciones y más la estadounidense, logra reponerse un poco del débil estado en que se encuentra desde hace varios años. No se entiende de otra manera tanta extraña enfermedad apareciendo por doquier.
En la segunda parte que saldrá publicada en el mes de abril, ofreceré algunos elementos de prueba que sustentan mi teoría.