“El Hoy No Circula se inventó en los 90, con la mejor información disponible en ese momento; las cosas han cambiado”
Recuento
El pasado 14 de marzo, al registrarse una concentración de 194 puntos IMECA, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) activó la Fase 1 de Contingencia Ambiental Atmosférica por Ozono en la Zona Metropolitana del Valle de México. Este hecho no ocurría desde el 18 de septiembre de 2002, cuando se declaró la Contingencia al alcanzarse 242 puntos IMECA.
Tres días después, tras una reunión con el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y con el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, Rafael Pacchiano, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno federal, anunció el fin de la Contingencia, y dijo que se crearía un grupo de trabajo con el objetivo de modificar el Programa de Contingencias Ambientales Atmosféricas, además de implementar nuevas medidas para coadyuvar en el mejoramiento de la calidad del aire.
Estas medidas y modificaciones fueron presentadas el 30 de marzo: se anunció la aplicación extraordinaria del Hoy No Circula sin exenciones por tipo de holograma (00, 0, 1, 2) del 5 de abril al 30 de junio, por ser una temporada con condiciones climáticas poco favorables para la dispersión de contaminantes. Además, se acordó que la Fase 1 de Contingencia se activará de ahora en adelante al alcanzarse los 150 puntos IMECA (antes, incluido el 14 de marzo, sucedía a los 180), y la Fase 2 al sobrepasar los 200 puntos (antes, a los 240), entre otras medidas.
Finalmente, se anunció que a partir de julio de este año entrará en vigor un nuevo Hoy No Circula en el que se volverá más estricta la norma para pasar la verificación vehicular, y los autos que menos contaminen sí podrán circular a diario.
A partir de todos estos eventos, se han levantado duros cuestionamientos hacia las medidas que el gobierno ha tomado para combatir el problema, especialmente en lo que se refiere al Hoy No Circula. Para abonar al diálogo, y especialmente para aportar información sólida en lo que se refiere al debate sobre la mala calidad del aire, sus causas y las posibles soluciones, el periódico El Ciudadano habló con el doctor José Agustín García Reynoso, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
En primer lugar, definamos calidad del aire. ¿Cómo se mide la calidad del aire? Se mide a través de seis contaminantes que se les considera como contaminantes criterio, que son el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre, el ozono, las partículas y el plomo. Existe una serie de lineamientos de la Secretaría de Salud en los cuales se indica cuál es el límite máximo permisible de concentración de estos contaminantes, cada uno tiene sus niveles y formas diferentes. Uno no le puede decir a la población: “mira, tenemos tantas partes por millón de monóxido de carbono y tantas otras de ozono”, porque no lo va a entender, para eso existe el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire, el IMECA, que convierte la concentración en un valor accesible que todos podamos comprender. Éste va de 0 a 100, donde 100 es la norma. Si estamos debajo de 100 estamos bien, si estamos arriba, ya no.
Antes teníamos problemas muy graves. Tendríamos que revisar la activación de las contingencias, porque en los episodios del 14 al 17 de marzo se tuvieron concentraciones hasta de 203 IMECAS, pero si uno lo compara retrospectivamente, eso no hubiera sido ni Precontingencia en el 2006. Las concentraciones ambientales han disminuido conforme ha pasado el tiempo, lo que pasa es que hemos sido más estrictos: por un lado, el nivel de Precontingencia antes se activaba en los 200 IMECA, luego, del 2006 al 2012, se llegó a 165 IMECAS. Una Contingencia medida con la nueva norma no es comparable con una del 2012 siquiera; entonces, que hayan dicho que alcanzamos niveles que hace 14 años no se alcanzaban, no es cierto, porque estamos midiendo cosas diferentes, la forma de convertir la concentración a IMECA se actualizó, cambió la escala de activación.
Quieren proteger a la salud, muy bien. Desafortunadamente la forma como se aplican todas estas medidas no es la más adecuada, porque tienen que esperar a que las concentraciones sobrepasen el límite de salud para poder emitir una alerta, pero ese día las personas ya estuvieron expuestas, entonces no se está cumpliendo el proteger la salud con este tipo de medidas. Se debe aprovechar el pronóstico de calidad del aire o el pronóstico meteorológico: la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA) ya tiene un modelo de pronóstico que está por publicar pronto para que se pueda utilizar. Pareciera que quienes toman las decisiones no han recibido información de los técnicos, tanto de la SEDEMA como de los universitarios; sus acciones denotan eso. También hay otras cosas que nosotros como investigadores no vemos: ha de haber intereses económicos o políticos que hacen que esto se esté dando de esta forma, y que desconozco.
Desafortunadamente, restringir el tráfico vehicular induce a que se reduzcan más eficientemente los óxidos de nitrógeno que los hidrocarburos, y esto hace que tengamos una atmósfera más reactiva: sí tenemos menos contaminantes, pero tendemos a tener más ozono, porque es más reactiva la atmósfera, y entonces una medida que aparentemente quiere controlar el ozono, en lugar de controlarlo hace que se pueda incrementar.
El Hoy No Circula se inventó en los 90, con la mejor información disponible en ese momento. Se pensaba que para la atmósfera de la Ciudad de México reducir óxidos de nitrógeno era más eficiente para abatir la concentración de ozono, y había estudios que así lo mostraban. Ha cambiado la química, ha cambiado la flota vehicular, han cambiado muchos procesos y hemos pasado a una atmósfera que es sensible a hidrocarburos y no a óxidos de nitrógeno.
Claro, sí podemos decirlo.
Lo que se hizo bien fue que el Hoy No Circula hizo que se renovara la flota vehicular. Tener mejores tecnologías es lo que ha contribuido a que las emisiones bajen significativamente. Es más, eso se observaba porque de enero a febrero que estaban todos circulando, la misma cantidad de carros con el mismo congestionamiento, no teníamos problemas de calidad del aire. Fueron condiciones meteorológicas desfavorables las que hicieron que tuviéramos estos problemas, y aparentemente esas condiciones, por lo menos las que pasaron entre el 14 y el 17 de marzo, no fueron típicas de la primavera, estamos viendo qué tan inusuales son, aparentemente no se habían repetido en algún tiempo.
Nos falta trabajar en las fuentes de área: en nuestras casas tenemos equipos de combustión y tal vez no están bien mantenidos, tal vez no tienen una buena operación y haya fugas a la hora de quemar el gas. Eso hace que se emitan compuestos orgánicos volátiles, se emite monóxido de carbono, se emiten óxidos de nitrógeno, que también son fuentes de producción de ozono: estamos hablando del calentador de agua y de la cocción de alimentos, pero lo que más consume es el calentador de agua. Tal vez lo que habría que probar es el “Hoy No Me Baño”, al menos en la mañana porque es cuando uno contribuye. Podríamos pedir que toda la población no se bañe en la mañana, a ver qué pasa, si realmente es eso.
Todos contribuimos de diferente forma. Por ejemplo: los autos son muy importantes para los óxidos de nitrógeno, nos son tan importantes para hidrocarburos. Las fuentes de área son muy importantes para compuestos orgánicos volátiles, y algunas fuentes muy importantes para partículas. Dependiendo de qué contaminante estemos viendo, uno va a tener una contribución mayor. Ese es un problema: no existe una sola medida que abata todo, no existe una sola actividad que emita todos los contaminantes; si fuera así, la cerramos y listo. Los automóviles no son toda la solución, sí son una parte.
Mitos y realidades
No la hay… sus normas son similares a las mexicanas, pero ellos tienen seis veces más concentración, pero de partículas, y esas son las que sí matan. Son las que son más eficientes para inducir la mortalidad prematura en la gente. Si uno ve medidas que reducen partículas y medidas que reducen ozono, las medidas que reducen partículas son más eficientes.
Deberíamos preocuparnos por todo. Lo que tenemos que evaluar es qué pasa si rebasamos el límite por ozono y qué pasa si rebasamos el límite por partículas, y tendríamos que tener un comparativo de beneficio, o de cuánto es el riesgo, y hasta qué grado de riesgo puede ser tolerable.
Atacar el problema de las partículas es otra cosa. Se empiezan a agrupar, a crecer y hacerse más grandes. Si son muy chicas, pueden ser muchas en número, pero es muy poca la cantidad de masa, entonces lo que se puede depositar en los pulmones es muy poco. Si crecen y tienen un tamaño entre una micra y 2.5 micras, ya son relevantes para la salud, y esas son los que tenemos que controlar reduciendo sus precursores, que son, como comentábamos, emisiones de fuentes vehiculares o de área. Estas partículas también salen, todos lo hemos visto, en el humo negro de los camiones diésel, o en el humo del cigarro.
En algunas épocas del año, por ejemplo, el aire es desfavorable para la Ciudad de México y favorable para Toluca, de modo que las emisiones de Toluca no la afectan y llegan a la Ciudad de México. Es como el gallinero: las gallinas de arriba ensucian a las de abajo. Eso pasó en el 2007 en tres ocasiones: no era problema de la Ciudad y se declaró contingencia por emisiones que venían de Toluca. Lo mismo sucede con Morelos: tiene mucha quema de biomasa que genera contaminantes que se combinan con los de la Ciudad de México. Puebla es un poquito más alejado, pero influye mucho sobre Morelos: las emisiones de Puebla van hacia el sur y un poquito hacia el oeste y pueden influenciar la calidad del aire en Yecapixtla y eso, a su vez, llega a la Ciudad de México.
Es decir, sí hay contribuciones. Si uno lo ve muy fríamente, las emisiones de la Ciudad de México son de 8 millones de habitantes, pero la mayor parte de la gente que trabaja en la Ciudad de México viene del Estado de México, entonces, si bien no viven en la Ciudad de México, sí contribuyen a la mala calidad del aire, y los parámetros como se regula o se verifica en el Estado de México, son diferentes. Entonces habría que homologar no nada más la Ciudad de México y los municipios conurbados, sino los seis estados que conformamos el centro del país.
En Tabasco, en Chiapas, en San Luis, en Guerrero, compran carros nuevos, les ofrecen comprarles el catalizador, se los quitan, lo traen a la Ciudad de México, donde se vende, y en aquellos lugares los autos emiten 20 veces más de lo que deberían emitir, y como no hay medición, no se sabe cómo está la calidad del aire en esos lugares.
Hay problemas importantes en Guadalajara y Monterrey, la diferencia es que Guadalajara sí tiene plan de contingencia y Monterrey no, ahí pueden tener muy mala calidad del aire, peor que en la Ciudad de México, y no se hace nada. El problema es que si no lo mides, no sabes: ¿cómo sabes si tienes el colesterol alto si nunca te los has medido?
Parte de lo que pasa es que no es una exigencia de la población. Si usted le pregunta a una persona en los estados, incluso en Guadalajara, dónde hay un problema de contaminación en la República, le van a decir que nada más en la Ciudad de México, y hay ciudades que tienen problemas graves y no lo saben porque no miden. La ignorancia es bendita.
Pues sí, también la tienen nuestros quemadores, la meteorología, el cambio climático… sí podemos ver culpables, pero en lugar de eso hay que preguntarse: ¿cómo contribuyo yo a esto?
La solución en nosotros
Reflexionar, a ver qué actividades hago que influyen en que tengamos esta calidad del aire. Por ejemplo: hay mucho mercado informal, y el que uno vaya y compre ahí lo motiva, pero eso también tiene repercusiones en la contaminación. ¿Cómo? Bueno, pues ocupan un lugar de las aceras, contaminan con ruido, sustancias, etcétera, y porque yo haya decidido no hacerme un sándwich en la casa y trabajar un poquito más, voy y compro en un negocio no establecido por facilidad, pero eso contribuye a que se tengan otros problemas. Son acciones que pareciera que no tienen nada que ver, pero muy poquitas de esas por muchos contribuyen al problema.
Usar el vehículo está bien, tenemos el derecho de podernos desplazar, pero ¿cómo mantienes tu vehículo?; quemamos gas en nuestras casas, ¿cómo tenemos nuestro calentador?, ¿cuándo fue la última vez que revisaste que estuviera bien la flama, que quemara bien, que no hubiera fugas? Todo eso son pequeñas cositas, pero por millones de personas, o por millones de hogares, se puede crear una diferencia.
Si tuviéramos la confianza de decirle a nuestros vecinos: voy a tal parte, y compartimos el carro, reduciríamos el número de viajes. Esto tiene que ver con nuestra relación con los demás, hasta dónde estamos dispuestos a ceder algunas cosas. Tiene que ver con la educación, tiene que ver con la formación, tiene que ver con la reflexión de que nuestras acciones, en mayor o menor medida, repercuten en que se tenga una mejor o peor calidad del aire.
PROAIRE, información a la mano
Es el Programa de Mejoramiento de la Calidad del Aire en la Zona Metropolitana del Valle de México del 2011 al 2020, y en él hay una serie de reglas y acciones que se tienen que hacer a corto mediano y largo plazo para mejorar… no sé por qué no se hacen. Hubo participación del sector de la academia, de sectores de salud. Fue hecho por la SEDEMA.
Pues no sé… pareciera que no… bueno, el Gobierno de la Ciudad de México sí lo ha hecho, pero no a nivel de la CAME. Por ejemplo: en información contenida ahí podemos ver que los sábados y domingos que hay menos carros, bajan los óxidos de azufre, el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno comparado con la semana, pero qué pasa con el ozono: es más alto. Entonces, aunque uno baje los carros, se incrementa el ozono, y eso pasa en cualquier día de la semana, porque el ozono tiene que ver con compuestos orgánicos volátiles que sí bajan, pero no en la misma proporción. Necesitamos bajarlos más, entonces necesitamos investigar más.
Para tener mejores medidas, debe ser del gobierno; de conocimiento por conocimiento, de la academia. Los gobiernos no tienen la capacidad técnica para hacerlo, pero deben saber más, entonces necesitaninvertir en proyectos de investigación aplicada, y para eso hay fondos, como los del CONACYT, o está la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, o que digan “tenemos este problema, queremos resolverlo de esta manera” o “quién nos puede ayudar a resolver esto”. Ya ha habido “n” campañas en la Ciudad de México, muy interesantes, de investigadores extranjeros para venir y evaluar la calidad del aire.
Pues gracias a todo eso se hizo el PROAIRE 2011-2020. EL problema ahí es de la CAME, que no sé si ignore, o no quiera ver, o qué, o por qué no se contacta con los técnicos que pueden ayudarla a tomar mejores decisiones.
Aparentemente no hay una conexión de ellos con la parte técnica, tanto universitaria como de la misma SEDEMA. La mejor red en Latinoamérica para monitoreo de la calidad del aire, tal vez junto con Chile, es la de la Ciudad de México, de eso estamos orgullosos. Desde el 86 está midiendo de forma continua. Con toda esa información y conocimiento, saben qué es lo que se tiene que hacer, hicieron estudios y trabajos, ahí tienen todo el conocimiento y capacidad, no sé por qué no los han aprovechado.