¿ARTIFICIALES LAS SUPUESTAS “EPIDEMIAS”?

Eduardo Mendoza Ayala

Eduardo Mendoza Ayala

Segunda parte

Como lo mencioné en la edición anterior de El Ciudadano, para mí es altamente sospechoso que repentinamente aparezcan en el planeta enfermedades que amenazan convertirse en supuestas epidemias, infundiendo un temor masivo. Alguien debe estar detrás de estos montajes cuyo fin es, desde luego, obtener amplias ganancias económicas. En esta segunda parte, al respecto ofrezco algunos elementos de prueba que sustentan mi teoría.

De 4 mil 180 casos de investigación sobre microcefalia en Brasil, donde supuestamente el virus del Zika amenazaba severamente a mujeres embarazadas o a recién nacidos, a principios de febrero de este año, se aceptaba que sólo 270 casos podían estar vinculados con dicho virus. De esos 270 casos, los médicos brasileños examinaron tanto a madres como a bebés con microcefalia y resulta que de esa cantidad, sólo seis casos estaban directamente ligados al contagio del virus del Zika. Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), apoyada por numerosos agentes y medios de comunicación, procede a declarar la “Alerta Sanitaria Global”, que “evite una trágica epidemia” mientras se investiga el surgimiento de alguna vacuna.

Existen anualmente en los Estados Unidos de América 25 mil bebés que nacen con microcefalia, y que se sepa, casi ninguno de ellos ha sido picado por el mosquito que transmite el dengue o el chikunguya (que se supone es también el insecto que contagia el virus del Zika). Entonces ¿en qué quedamos? No es nuevo entonces el señalado padecimiento; ya existía y no surge por la picadura de ningún mosquito; es aparentemente una deficiencia genética surgida desde el estado embrionario de todo ser humano.

Transmito otro dato revelador de los sucios y obscuros entretelones en que se manejan muchas veces estos temas “sanitarios”. El secretario de defensa del gobierno estadounidense durante el periodo de George Bush Jr., Donald Rumsfeld, quien había fungido como miembro del consejo de la empresa química y de investigación GILEAD SCIENCES hasta el 2000, curiosamente se vio beneficiado por la venta del medicamento conocido como TAMIFLU, que teóricamente ayudaba a combatir la epidemia de la Gripe Aviar.

Se sabe que un año antes (2003) de que se generara la “alerta máxima” por la aparición de la famosa Gripe Aviar (2004), la empresa GILEAD SCIENCES se hallaba en quiebra, y al año siguiente obtuvo ganancias cercanas a los  25 millones de dólares gracias a la compra masiva del medicamento por muchos gobiernos del orbe. Por cierto, las acciones que Rumsfeld aún poseía le redituaron ingresos por poco más de cinco millones de dólares.

Así las cosas, amigo(a) lector(a), creo que antes de hacernos eco para transmitir el pánico a nuestros semejantes, tomémonos algunos minutos de reflexión y de investigación doméstica con el fin de verificar si no estamos siendo víctimas, tal vez, de algún intento de guerra biológica inventada por algunos personajes o instituciones que sólo buscan lucrar inmoralmente con las limitaciones educativas y culturales de los habitantes de nuestro país, tratando de espantarnos como decimos popularmente: “con el petate del muerto”.