“Cuando no sabemos dilucidar el presente o adivinar el futuro, la información siempre va a ser como nuestra lámpara de Diógenes, todo el tiempo vamos a estar buscando esa linterna que nos alumbre en el camino”
Esta es la segunda entrega de la entrevista que el periodista y experto en comunicación, Patricio De La Fuente Gozalez-Karg, le concedió al periódico El Ciudadano para exponer su importante punto de vista sobre el presente y el futuro del periodismo. Sus reflexiones, a la luz de más de 20 años de experiencia en el mundo de la comunicación, le ofrecen a los lectores de este periódico una visión clara y completa sobre el periodismo actual.
La primera parte de esta entrevista, publicada en la edición impresa de El Ciudadano en el mes de mayo de 2016, también se puede consultar en la página web de nuestro medio informativo: http://www.elciudadano.org.mx/2016/04/28/una-nueva-manera-de-entender-el-periodismo/
“Hay que aprender a asumir la noticia con templanza”
En las redes sociales lo más importante es poner atención. Después de más de 20 años de dedicarme a la comunicación, me parece que es crucial elegir a quién seguir, dónde está tu medio de consumo, no creerte las cosas tan fácilmente. Si ves un twett o un post en Facebook, con alguna noticia alarmante, siempre hay que tener un poco de desconfianza, justamente por eso. El Deforma, por ejemplo, es un referente tan importante porque representa la sátira y la ironía de la información, y en algunas de estas noticias falsas que publican (muchas de ellas con un trasfondo verdadero), si te pones a leer los comentarios te das cuenta que hay mucha gente que se va con la finta, porque estamos con esta prisa de todos los días, la cual nos lleva a veces a no revisar. Yo me he llegado a confundir y estoy seguro de que a la mayoría nos ha pasado.
Creo que hay que aprender a asumir la noticia con templanza; a veces estamos demasiado preocupados por el entorno, por la sociedad, por todo lo que nos aflige, y eso hace que de pronto nos vayamos siguiendo a la flauta mágica.
Hablando de las redes sociales, yo diría que, como ha ocurrido y ocurrirá con cualquier adelanto tecnológico, siempre se corren riesgos. La bomba atómica pudo haber sido un gran invento, sin embargo fue usada para el exterminio; lo mismo ocurrió con la pólvora y a veces con la imprenta. Lo importante aquí es qué uso le demos a las armas tecnológicas y de información que tenemos. Todo en esta vida tiene un lado bueno y un lado malo.
¿Que las redes sociales se han vuelto un caldo de cultivo para el odio? Sí, es cierto. Si uno se mete a temas polémicos en estos espacios sabe que puede salir golpeado, pero también hay que entender otra cosa: México es un país muy enojado que carga con muchos problemas, tiene un gran futuro, tiene cosas extraordinarias, nunca me voy a arrepentir de vivir aquí y de ser mexicano, pero hay una parte de la sociedad que está muy cansada, sobre todo los jóvenes, a quienes se les dificulta mucho conseguir empleo; algunos viven en una situación muy difícil, llena de injusticias y desigualdades. Las redes sociales sirven también como una válvula de escape para todo este enojo.
Para mí el meollo del periodismo está en corroborar, en tener segundas y terceras fuentes. Proceso, por ejemplo, que es una revista muy respetable, me puede contar una información y hay gente que dice: “bueno, porque es Proceso o Reforma, o Sin embargo, creo en lo que me digan”. Los tres ejemplos que te acabo de poner se han equivocado. Hay que entender que la realidad es tal cual es, pero que cada ser humano tiene una información distinta y, por ende, la verdad no es absoluta.
Un comunicador y buen periodista tiene que tener una base de conocimiento general de todo, no se puede ser “todólogo”, pero sí se debe tener la capacidad de pronunciarse de manera elocuente sobre aspectos básicos; es justamente por eso que se requiere un entrenamiento para ser periodista, no creo que cualquier persona con un teléfono inteligente pueda decir que domina esta profesión. De la misma manera se requiere de la práctica, del oficio, hace falta entender que este es un trabajo muy sacrificado, no se puede llamar periodista alguien que sube un video a Internet y luego lo olvida, esto es una disciplina que se practica a diario, nunca para.
Creo que un buen periodista, antes que nada, tiene que ser un buen reportero y no olvidar que lo es. Muchos de los personajes que vemos en espacios de televisión son reporteros, grandes dueños de medios de comunicación también lo son. El reportero es el que persigue la chuleta (real y figurativamente hablando), el que va tras la nota, porque la noticia no está en Internet, el trajín de los acontecimientos está en la calle, ni siquiera en una redacción, que para quienes crecimos entre el trinar de una rotativa, los linotipos y el olor a tinta, una redacción es una joya, pero es desde la calle donde llega la noticia.
Tradicionalmente, el reportero ha sido el más castigado, se habla mucho del “chayote” o del “embute” (recibir dinero a cambio de publicar notas “a modo”), y muchos reporteros terminan aceptando este tipo de cosas porque las condiciones de trabajo son ínfimas; entonces, claro, van a cobrar a la nómina del Ayuntamiento, del gobernador en turno o del Presidente de la República. No es que justifique estas acciones, pero muchas veces no tienen los medios para subsistir ni el equipo adecuado para realizar su labor.
¿Cómo se puede resolver este problema? Pagándoles mejor, pero también exigiéndoles más dentro de estas mejoras salariales. He visto muchas veces que un reportero consigna un suceso en la calle, llega a la redacción para transcribirlo y en ocasiones te vas para atrás por las faltas de ortografía o las equivocaciones de juicio que tienen. Hay una necesidad, como ya lo decía anteriormente, de una cultura general en el periodista y muchas veces no la poseen; esto ocurre porque en algunos casos vienen de un entorno muy complicado y le van entendiendo al oficio, de ahí surgen grandes reporteros, pero hay otros que nunca van a pasar de este esfuerzo, ¿por qué? Porque el sistema está pervertido. No podemos señalar al reportero como el único culpable de esta cadena cuando en algunos casos el propio dueño del medio de comunicación es corrupto.
Tenemos que hacer una labor de convencimiento enorme, en todos lados. ¿Cómo puede el periodismo volver a ser lo que era? Retomando los valores que lo hacen maravilloso: la ética, la credibilidad, el rigor. Una de las frases que me ha dicho mi padre toda la vida es: “Cuida tu prestigio, constrúyelo todos los días porque es una obra que vas a ir edificando, pero que se puede derrumbar en un minuto”.
Yo creo en la inteligencia de una sociedad que siempre va a estar buscando la verdad, porque entre tanta neblina la verdad es lo que nos da calma, lo que nos da certidumbre. Cuando no sabemos dilucidar el presente o adivinar el futuro, la información siempre va a ser como nuestra lámpara de Diógenes, todo el tiempo vamos a estar buscando esa linterna que nos alumbre en el camino.
Hoy más que nunca, en este momento tan difícil para México, necesitamos gente que le apueste a mejorar, y yo estoy seguro de que estamos en ese aprendizaje de reconstruir a las instituciones, y hacerlo de raíz, de fondo. Tenemos un panorama muy complicado, es cuesta arriba. El periodismo, la política, las artes, la ciencia, siempre han sido cuesta arriba; sin embargo, me parece que hay que apostarle a lo que verdaderamente nos haga un mejor país de cara a las siguientes generaciones.