María de Lourdes es una gran mujer que se caracteriza por su enorme actitud de servicio y desde niña destaca por su humildad. Creció en una familia forjada en valores conservadores, educada bajo el principio de la disciplina y reglas religiosas.
Es la tercera de seis hermanos, casada, madre de tres hijos que de la misma manera que María de Lourdes, han sido educados con el ejemplo de un matrimonio ejemplar. En su adolescencia y parte de su edad adulta prestó sus servicios dentro de su parroquia en diversos grupos de altruismo comunitario.
Desde hace seis años proporciona ayuda a los más necesitados, según sus recursos, lo hace a veces con despensas, cobijas, medicamentos o con lo que tenga a la mano. Ella es muy liberal cuando de ayudar se trata.
Además de ser muy desprendida, cotidianamente visita enfermos a fin de consolarlos y de compartir con ellos un mensaje de amor, de fortaleza y de esperanza.
Se puede pensar que es frágil, pero no, basta con verla, platicar con ella, intercambiar un par de palabras, para darse cuenta de que es sensible al dolor ajeno y a las injusticias sociales; sin embargo, ante su sensibilidad está su fuerza y aun a pesar de sus sentimientos, pregona el amor y la solidaridad en su comunidad.
María de Lourdes fue merecedora del reconocimiento que otorga la Fundación México con Valores en Tonalá por practicar de manera ejemplar los valores de humildad y actitud de servicio.