La evaluación de la situación de nuestro deporte tiene que ir más allá de las medallas obtenidas en Juegos Olímpicos
El fracaso deportivo histórico de México tiene su explicación en malos gobiernos desinteresados que minimizaron la importancia social del deporte y simularon proyectos deportivos sexenales durante décadas. Los escasos momentos de éxito deportivo han sido manipulados y aprovechados por gobernantes oportunistas y explotados por los medios de comunicación que convirtieron a nuestros atletas en héroes nacionales.
En este escenario, a la luz de los hechos, se impone que las políticas públicas e instituciones dirigidas al sistema deportivo nacional, desde la jefatura del Poder Ejecutivo hasta quienes presiden las federaciones deportivas, incluso la Secretaría de Educación Pública, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y el Comité Olímpico Mexicano (COM), se sometan a una exhaustiva revisión de competencias, recursos asignados y aplicados, así como de resultados obtenidos, para corregir y reestructurar todo lo que sea necesario.
La crisis del deporte en México es de fondo. Exhibe la opacidad, la ineficiencia y la incapacidad del gobierno mexicano y las autoridades deportivas para desarrollar programas a largo plazo que impulsen el deporte y la cultura física, y generen las condiciones indispensables para que atletas de alto rendimiento cuenten con apoyo integral para ser competitivos.
Así como muchos otros aspectos de la vida pública nacional, el sistema deportivo mexicano se encuentra pervertido por la corrupción, la ineficiencia y el derroche de recursos públicos por parte de los responsables del deporte. Río 2016 hizo más evidente el conflicto entre el COM y la CONADE. Este enfrentamiento provocó una alarmante desorganización en la delegación mexicana y afectó el desempeño de los atletas.
La llegada de Alfredo Castillo como titular de la CONADE empeoró la crisis institucional del deporte mexicano y enrareció la relación con el COM que encabeza Carlos Padilla Becerra. Previo a la Olimpiada de Río, Padilla pronosticaba la obtención de cinco o siete medallas, mientras que Castillo veía a nuestra delegación entre los primeros 15 lugares del medallero. Ambas instituciones son responsables del estancamiento deportivo y el fracaso de la delegación mexicana en los Juegos de Río.
¿Qué expectativas de mejora se pueden tener, cuando al frente del deporte nacional se encuentra una persona de resultados reprobables comprobados como Castillo? ¿Cómo se puede pensar en una política deportiva a largo plazo, cuando la principal preocupación de Castillo es acomodar a sus amigos y colaboradoras dentro de la CONADE? Esta institución nacional, responsable de la promoción del deporte y la cultura física, cobija estructuras burocráticas ineficientes que poco o nada saben de planeación deportiva.
El presupuesto de la CONADE disminuyó un 54% con respecto a los cuatro últimos años. En 2016 esta institución gastó más de 196 millones en servicios personales, mientras que sólo invirtió 16 millones de pesos en artículos deportivos para que los atletas asistieran a competencias nacionales e internacionales. En entrevista, Alfredo Castillo afirmó que: “la CONADE es una agencia de viajes que proporciona dinero a las federaciones deportivas, pero que no busca medallas”. El cinismo del titular del deporte en México demuestra que el deporte no es una prioridad para el gobierno. El despilfarro, el derroche y la mala inversión de recursos públicos del máximo órgano deportivo mexicano, contrastan con sus limitados resultados a corto y largo plazo. La CONADE está inmovilizada por la misma corrupción que pervierte toda la vida institucional en México.
Castillo debió comenzar su cacería de brujas dentro de la misma CONADE, institución que ha servido para acomodar a compadres y amigos en puestos directivos. Recientemente se dio a conocer el matrimonio de Gustavo Montiel Mondragón, subdirector de Cultura Física, y Meredith Reyes Palomino, directora del Sistema Nacional del Deporte; otro caso similar mencionado por los medios de comunicación es el de Octavio Lara, compañero habitual de Castillo en dobles de pádel, quien es director del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento. Nuestro deporte no puede crecer si continúan los amiguismos y compadrazgos en nuestras instituciones.
Es evidente que el gobierno mexicano busca desde hace algunos años controlar el deporte olímpico en México. El distanciamiento entre la CONADE y el COM comenzó cuando Castillo comenzó con la fiscalización de recursos a distintas federaciones deportivas nacionales. El COM, organismo autónomo que cuenta con el apoyo de una organización no gubernamental como el Comité Olímpico Internacional (COI), consideró que las acciones del titular de la CONADE eran una violación y una intromisión en el movimiento olímpico.
En su momento, Alfredo Castillo denunció que al menos ocho federaciones defraudaron al Estado con más de 300 millones de pesos. La respuesta del titular de la CONADE fue disminuir el presupuesto de las federaciones nacionales, por lo que muchos atletas que participaron durante los Juegos de Río no contaron con el apoyo necesario. Entre ellos se encuentra el medallista olímpico Misael Rodríguez, quien tuvo que “botear” en autobuses para asistir a la Olimpiada. La reducción en el presupuesto de las federaciones y la pugna entre la CONADE y el COM casi provocaron que algunos atletas no asistieran a Río 2016 y que la delegación mexicana participara bajo la bandera del COI, ante la evidente intervención del gobierno mexicano.
El COM también es responsable del fracaso de la delegación mexicana en los Juegos de Río. Las atribuciones de los Comités Olímpicos Nacionales se encuentran descritas en la Carta Olímpica que constituye la normatividad del Comité Olímpico Internacional. Entre ellas están:
- ) Organizar y dirigir a las delegaciones deportivas en Juegos Olímpicos y competencias multi-deportivas regionales, continentales o mundiales patrocinadas por el COI.
- ) Decidir la inscripción de los atletas propuestos por las federaciones deportivas nacionales.
- ) Proveer el equipamiento, transporte y alojamiento de los miembros de sus delegaciones.
- ) Tiene la autoridad única y exclusiva de prescribir y determinar la ropa y los uniformes que usarán los atletas en competiciones oficiales.
- ) Designar al jefe de misión de la delegación, única persona autorizada por el COI que sirve como intermediario entre el Comité Organizador y el Comité Nacional y se encuentra facultado para ingresar a todas las instalaciones médicas, de entrenamiento y competencia.
Durante los Juegos Olímpicos de Río aconteció uno de los episodios más vergonzosos en la historia del deporte mexicano: el halterista Bredni Roque y el pugilista Elías Emigdio tuvieron que participar con uniformes parchados debido a que no se les proporcionó la indumentaria adecuada para competir. El COM y las federaciones de halterofilia y boxeo no registraron los uniformes especiales con marcas de patrocinio como lo señala el reglamento del COI.
Este hecho bochornoso generó una guerra de declaraciones entre Alfredo Castillo y el jefe de misión de la delegación mexicana, Mario García de la Torre. El titular de la CONADE culpó a la dirigencia del COM del suceso, mientras que García responsabilizó a las federaciones nacionales por no gestionar en tiempo y forma el registro de los patrocinadores. De acuerdo a la normatividad de la Carta Olímpica, debieron ser el jefe de misión y el mismo COM los que supervisaran si existía algún problema con los uniformes de los atletas antes de las competencias.
Durante los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 aconteció una situación similar: la nadadora Fernanda González denunció que el traje proporcionado por el COM no le quedaba, por lo que decidió utilizar un traje de otra marca. La atleta fue amonestada por indisciplina y amenazada de no participar en posteriores competencias internacionales.
Los atletas son los más afectados por esta lucha de poder entre los responsables del deporte. Las redes sociales mostraron como Carlos Herrera, Brenda Flores, Marisol Romero y Daniel Vargas tuvieron que dormir en un parque público en Río de Janeiro porque el COM no logró cubrir su hospedaje. La desorganización del deporte nacional es crítica al grado de que nuestros atletas no pueden competir en condiciones dignas.
En su edición agosto-septiembre, la revista Forbes menciona que la pugna entre la CONADE y el COM provocó que este último recibiera del gobierno federal la cantidad de 17 millones de pesos para toda la delegación mexicana conformada por 120 atletas. La reducción del presupuesto federal a las federaciones provocó que el COM buscara patrocinadores externos y pidiera un préstamo de un millón de dólares al mismo COI. Paradójicamente, la cosecha de medallas fue raquítica y el COM regresará con una deuda millonaria de los Juegos Olímpicos.
Los atletas mexicanos no contaron con recursos económicos suficientes durante su preparación para Río 2016. Cuando la CONADE decidió retirar el financiamiento a determinadas federaciones, los atletas y sus entrenadores no llevaron a cabo una correcta planeación por lo que perdieron casi seis meses de trabajo, según revela Carlos Padilla a la revista Forbes.
La evaluación de la situación de nuestro deporte tiene que ir más allá de las medallas obtenidas en Juegos Olímpicos. El hecho de que México sea el primer lugar mundial en obesidad infantil y segundo en obesidad de población adulta hace evidente el fracaso de la promoción del deporte y la cultura física.
En nuestro país no hay proyectos a largo plazo. Los triunfos olímpicos que consiguieron figuras del deporte nacional como Felipe “el Tibio” Muñoz, Raúl González, Fernando Platas, Soraya Jiménez y Ana Gabriela Guevara, por mencionar algunos, debieron haber servido como punta de lanza para impulsar grandes escuelas de natación, atletismo y halterofilia que fueran ejemplo para nuevas generaciones de atletas. El relevo generacional en estas disciplinas no se dio por la falta de continuidad y planeación de proyectos deportivos a largo plazo y, desde luego, por el escaso apoyo económico y el desinterés transexenal del gobierno federal en materia deportiva.
Nuestros niños y jóvenes están desperdiciados. En las escuelas de nivel básico, medio y superior no existe un programa integral de educación y cultura física que explote sus competencias y habilidades, y permita la identificación de nuevos talentos como sucede en otros países.
Estados Unidos es el que más invierte en becas deportivas para estudiantes. Mientras que un colegial promedio recibe una beca de 15 mil dólares anuales, una beca deportiva puede ofrecer entre 80 y 150 mil dólares cada año, según el deporte y las competencias del estudiante-deportista. La Asociación Atlética Nacional (NCAA por sus siglas en inglés) agrupa a más de mil universidades estadounidenses con alto potencial competitivo, y desde hace décadas es clave en la formación de atletas de alto rendimiento. Según Athletes Global Management Sports, más de mil atletas que fueron a Río, provenientes de 107 países, han pasado al menos por 223 universidades que pertenecen a la NCAA. De los mil 18 deportistas, 168 son estudiantes universitarios preparados en al menos 15 deportes diferentes, entre los que predominan atletas y nadadores. La universidad que más estudiantes-deportistas aportó a Río 2016 fue la Universidad de California Berkeley, seguida por la Universidad de Georgia.
El éxito deportivo de Estados Unidos está en la base, en el desarrollo y organización del deporte infantil y juvenil que permite la formación de atletas de alto rendimiento en la etapa universitaria. Las becas ofrecidas a estudiantes-deportistas cubren prácticamente todas sus necesidades (educación, alimentación, alojamiento, seguros de vida, etc.), lo cual no sólo ayuda a su desarrollo deportivo profesional, sino también a su crecimiento académico y personal. En nuestro país un atleta de alto rendimiento puede recibir entre 10 mil y 15 mil pesos mensuales, pero en la mayoría de los casos tienen que encontrar otras fuentes de ingreso o financiamiento para continuar su carrera deportiva.
La crisis del deporte en México y los escasos triunfos internacionales provocan desánimo y frustración colectiva. Existe un sentimiento común de que el deportista mexicano está predestinado a participar y no a ganar. Las victorias y los mejores resultados llegarán en la medida en que nuestros atletas obtengan mayor apoyo del gobierno federal y adquieran más experiencia en competencias internacionales. La mayor parte de los integrantes de la delegación mexicana asistieron sólo a las competencias requeridas para calificar, mientras que los atletas de otros países participaron en por lo menos 20 competencias internacionales previas a Río 2016. Los buenos resultados llegarán si existe continuidad en proyectos deportivos transgeneracionales, que formen atletas de alto rendimiento competitivos.
En su programa de acción, Movimiento Ciudadano concede al deporte un valor social muy alto en la formación de ciudadanos que gocen de una vida digna y saludable. Por eso propone la realización de una amplia consulta nacional en la que participen organizaciones, empresas y la sociedad en general con la finalidad de proponer adecuaciones y programas que permitan configurar un sistema nacional de cultura física y deporte que contribuya al desarrollo de ciudadanos responsables que, mediante la recreación y esparcimiento, se integren constructivamente a la sociedad.
Desde la Cámara de Diputados federal, el grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano ha denunciado la crisis del deporte nacional y el fracaso del sistema deportivo mexicano a cargo del titular de la CONADE, Alfredo Castillo. Frente a esta situación, la bancada de los Diputados Ciudadanos ha propuesto una iniciativa para reformar los artículos 17, 18, 30 y 34 de la Ley General de Cultura Física y Deporte con el objetivo de modificar la estructura de la Junta de Gobierno de la CONADE, así como el método de designación de su director mediante una amplia consulta con las Federaciones y Asociaciones Deportivas.
Toda nación democrática que aspire a un mínimo desarrollo y tenga como objetivo el bienestar de sus ciudadanos, debe considerar al deporte entre sus principales prioridades. La ciudadanía requiere infraestructura, así como espacios públicos y condiciones dignas que garanticen la realización de alguna actividad física. Invertir en el deporte y la cultura física es asegurar una mejor calidad de vida para generaciones enteras. El deporte requiere una urgente sacudida para aprovechar el talento de millones de jóvenes. Invertir en el deporte, es invertir en el futuro.