A pesar del avance que se dio en materia de paridad, las condiciones aún no están dadas del todo para garantizar la participación política plena de las mujeres
La denominada “violencia política hacia las mujeres” es la que obstaculiza o impide el ejercicio pleno de sus derechos electorales mediante diferentes acciones u omisiones que pueden generar la restricción de recursos, ocultamiento de información, aplicación de sanciones sin motivación y fundamentación, amenazas o amedrentamiento hacia su persona o familiares.
Esta violencia se ve reflejada también cuando se registra mayoritariamente a mujeres como candidatas en distritos electorales donde el partido que las postula ha obtenido el más bajo porcentaje de votación en las anteriores elecciones, sean municipales, estatales o federales; al igual que al postular mujeres con la finalidad de cumplir con la reforma electoral en materia de paridad y una vez electas retirarlas de sus cargos.
Es evidente que en México las mujeres debemos librar infinidad de obstáculos en la vida cotidiana, pero peor aún cuando decidimos participar en política. A pesar del avance que recientemente se dio en materia de paridad, las condiciones aún no están dadas en su totalidad y se debe seguir trabajando desde todos los ámbitos para garantizar nuestra participación de manera plena, sin ser violentadas por el hecho de ser mujeres.
Casos por desgracia sobran, como el de nuestra compañera, presidenta municipal en Guerrero, Felicitas Muñiz Gómez, quien luego de tomar su cargo, ha sido sujeta a amenazas, desprestigio y agresiones directas; o como lo ocurrido en Chiapas con Rosa Pérez Pérez, Olga Gómez López, y Fabiola Vázquez Ortiz, presidentas municipales de Chenalhó, Chanal y Tila, que por situaciones diversas se vieron obligadas a renunciar por ser mujeres.
Es preocupante que no se de curso a las reformas legales al respecto, y que tiemble la mano para aplicar la legislación o los tratados internacionales suscritos por nuestro país para actuar en consecuencia. Por tanto, es necesario que todos y todas trabajemos para garantizar que el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres no sólo sean respetados, sino naturales.
Trabajemos cada día por generar las condiciones necesarias para que la participación política de la mujer sea una realidad, que tanto necesita este país.