Veracruz, bajo la sombra de la incertidumbre

Veracruz es el cuarto estado del país con el menor crecimiento económico.
Manuel Chao Rodríguez Jóvenes en Movimiento Veracruz

Manuel Chao
Rodríguez
Jóvenes en
Movimiento
Veracruz

El proceso electoral para elegir al gobernador, celebrado el pasado 5 de junio, fue un suceso importante para la población veracruzana. Su relevancia no recae únicamente en la victoria de un partido de oposición, más bien se logró terminar con la creencia popular de que siempre gana el mismo partido. Este hecho abre la posibilidad de una mayor pluralidad en las siguientes votaciones, sin embargo aunque esta tesitura aparenta ser esperanzadora, los veracruzanos nos enfrentamos a una serie de problemas de gran escala

datoJovenNov2016La situación socioeconómica durante este sexenio empeoró alarmantemente. La organización “México ¿Cómo Vamos?” dio resultados desalentadores para la población veracruzana: De 2010 a 2015 el crecimiento económico tuvo un aumento de 1.6% en promedio anual; resultando ser el cuarto estado del país con el menor crecimiento en ese lapso. Mientras que el crecimiento de la producción se fue a la baja, manteniéndose debajo de la media con un 2.9%. El irrisorio crecimiento económico también ha golpeado la demanda de empleo, ya que sólo se han creado 74 mil 700 empleos formales al año. Esta situación provocó el aumento de la tasa de informalidad, la cual pasó de  56.9% a 61%.

Dichos factores, combinados con el grave problema de corrupción, han generado un ambiente de incertidumbre, impunidad y de rechazo hacia las actividades gubernamentales. Esto representa un gran problema de confianza que se refleja tanto en el ámbito social, como en el institucional.

Más del 75% de la población desconfía del gobierno estatal; y más del 90% de los diputados de su entidad. Aunado a esto, la confianza entre la ciudadanía se ha ido deteriorando: se estima que tres de cada cuatro veracruzanos desconfían de otros ciudadanos; mientras que el 85% de la población afirma no tener contactos confiables y la confianza hacia las organizaciones civiles no supera el 40%  (INE, 2015).

La expansión de la desconfianza a su vez desmotiva la participación de los jóvenes en el espacio público. En el 2010, el 65% de los jóvenes no participaba en ninguna asociación civil, y más del 50% no confiaba en ningún partido político (IMJUVE, 2010). En el transcurso del sexenio la apatía fue empeorando, en el 2012 se estimó que al 89.1% de los jóvenes no les interesaba inmiscuirse en los asuntos políticos y públicos del estado. Sin embargo, a pesar de la evidencia de que existe un grave proceso de desintegración social, ninguna organización ha tomado cartas en el asunto.

El gobierno estatal no emprendió ningún tipo de acciones que permitieran generar empatía con las nuevas generaciones. El único intento que se realizó para establecer un nuevo enfoque de políticas públicas con la juventud, fue la creación de la Secretaría de la Juventud de Veracruz.

Al realizar una evaluación de dicha instancia, encontramos que incluye pocas acciones relacionadas con fomentar la participación ciudadana. Las pocas actividades que se han organizado son eventos reservados para los militantes de un mismo partido, como el Parlamento de la Juventud.

Ante este escenario de incertidumbre y problemas sociales es necesario preguntarse: ¿Cuál es el papel de los jóvenes frente este panorama adverso? Los jóvenes tienen la posibilidad de tomar una decisión crucial en el próximo proceso electoral, debido a que el 29.36% del padrón electoral está compuesto por ciudadanos de 18 a 29 años. Por ello, es importante implementar actividades que amplíen el horizonte de nuestra juventud y revitalicen la esperanza de generar un cambio.

Las nuevas generaciones deben tomar las riendas y fomentar la participación ciudadana con el objetivo de crear una mayor confianza en su entorno. Al mismo tiempo, se deben implementar acciones que busquen la inclusión mediante actividades plurales e innovadoras, que aumenten la cohesión social y rompan con los esquemas acartonados de la política juvenil.

Un ejemplo de las nuevas medidas que se pueden implementar debido a su visión incluyente sobre la toma de decisiones, es la recuperación de un parque que realizó el Instituto de Alternativas Jóvenes del gobierno de Tlajomulco, Jalisco.

Debido a que en este centro recreativo, los jóvenes fueron quienes realizaron la recuperación de dicho espacio, es decir, fueron partícipes del proyecto con el fin de fomentar la cohesión social.

Además en el presente les permite desarrollar habilidades, capacidades y una identidad cívica que facilita la participación ciudadana.