Era martes 20 de diciembre de 2016; para unos era un día normal, para otros era la ocasión perfecta de pasear o ir de compras aprovechando la víspera de la Navidad, pero para muchos, como para los hermanos Joss y Oscar era un día de trabajo; ellos son famosos, son conocidos por sus “travesuras” en la televisión mexicana, son “Los Destrampados”, un par de payasitos que esa tarde tendrían una firma de autógrafos en un local del mercado de pirotecnia San Pablito del municipio de Tultepec, el más grande del país.
Pero irónicamente ésta nunca ocurrió, porque al llegar, lo único que encontraron fue un lugar devastado por las llamas que minutos antes arrasaron con todo a su paso. Así como ésta, existen muchas más historias de quienes vivieron en carne propia la tragedia de la explosión en el mercado San Pablito del municipio mexiquense de Tultepec… por desgracia, no muchas con un final feliz.
Tultepec tiene 200 años de tradición fabricando y comercializando pirotecnia; hoy volvió a vestirse de luto luego de registrarse el pasado 20 de diciembre, aproximadamente a las 14:40 horas, una explosión en cadena que calcinó 290 de los 300 puestos que lo conformaban. ¡Todo se acabó!
Aún se desconocen las causas que provocó el siniestro, elementos tanto de la Fiscalía General del Estado de México como de la Procuraduría General de la República se encuentran investigando los hechos. El lugar —declarado zona de desastre— fue inmediatamente acordonado por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Policía Federal y de la Comisión de Seguridad Ciudadana del Estado de México; mientras bomberos de Tultepec, Cuautitlán Izcalli, Tultitlán, Ecatepec y Coacalco, entre otros, trabajaban en la remoción de escombros y búsqueda de sobrevivientes.
De acuerdo con información oficial proporcionada por el gobierno del estado, el número de fallecidos asciende a 36 (26 en el lugar de los hechos y diez en hospitales) y 70 lesionados.
Actualmente los fuegos artificiales son usados en México principalmente para ceremonias cívicas y religiosas, pero fueron inventados como tal, por los chinos. Aunque las culturas prehispánicas ya tenían sus propias formas de manipular fuego para fines ceremoniales; la producción y el uso de estos fuegos artificiales llegaron a México a través de Europa, ya que su ingrediente principal, la pólvora, fue traída por los conquistadores en el Siglo XVI, pero fue hasta el Siglo XIX cuando se popularizaron en México. Fue Tultepec el primer lugar que comenzó a producir su propia pólvora, extrayendo los químicos de su abundante salitre.
La producción de fuegos artificiales artesanales de todo el país, se realiza en el Estado de México, son más de 60 municipios los que tienen presencia de fabricantes de pirotecnia, de los cuales destacan: Almoloya de Juárez, Amecameca, Axapusco, Ozumba, Texcoco y Zumpango.
Sin embargo, es en el municipio de Tultepec, según datos del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, donde el 65% de su población está involucrada directa o indirectamente en la producción de fuegos artificiales, lo que permite dar sustento a miles de familias.
En Tultepec todos los artificios pirotécnicos son hechos a mano, incluyendo la decoración y el envase; el 30% produce castillos y el 70% juguetería pirotécnica, por todo lo anterior, este municipio es conocido como “La Capital Nacional de la Pirotecnia”.
Pese a la vigilancia de la Secretaría de la Defensa Nacional, la catástrofe ocurrida en el Mercado Pirotécnico San Pablito del municipio de Tultepec, cuenta — tan sólo en la última década— con varios episodios anteriores, como los registrados en los años 2005, 2006 y 2007 que desafortunadamente también dejaron saldos fatales.
Aun así, con todo y las adversidades, los 300 locatarios del mercado, durante 16 años se han mantenido de pie y han sido avalados debidamente con el permiso expedido por la Secretaría de la Defensa Nacional para comercializar sus productos.
¿Entonces qué pasó esta vez? Si apenas escasos ocho días antes de la explosión, el director del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia y el presidente del Mercado de San Pablito, afirmaban en un comunicado difundido por el Ayuntamiento de Tultepec, a través de su portal web, que San Pablito era el mercado de pirotecnia más seguro de Latinoamérica, con puestos perfectamente diseñados, con los espacios suficientes para evitar una conflagración en cadena en caso de un chispazo y con los elementos de seguridad necesarios como son: extintores, agua, arena, pico, pala y personal calificado qué sabría cómo actuar en caso de algún incidente.
Una tragedia de esta magnitud como la del 20 de diciembre (la más grande registrada hasta hoy) no puede quedar sin una conclusión que ofrezca la certeza y la garantía de que algo así no volverá a suceder. Esta catástrofe tiene culpables, por eso resulta urgente que la investigación del caso aclare a la brevedad si alguna autoridad de cualquier nivel incurrió en responsabilidad en materia de protección; al mismo tiempo es necesario el fortalecimiento de acciones y herramientas preventivas, así como la actualización de su marco jurídico y su escrupulosa aplicación.
Este accidente hoy deja muerte, heridos y mucho dolor, pero también la pérdida del sustento económico de familias que tienen en la pirotecnia su patrimonio, es una actividad de alto riesgo con la que han convivido históricamente los artesanos de Tultepec. Sí, están conscientes del peligro que significa el arte de los juegos de artificio; aún así han logrado desarrollar una industria vigorosa y la han dignificado con la ilusión y el deseo de que ésta sea un orgullo para los mexiquenses y los mexicanos.