Es inevitable que cuando está por concluir un año e iniciar el siguiente, aflora entre las personas, el deseo de renovación. Está en nuestra naturaleza hacerlo cíclicamente, como si nos encantara jugar al “ensayo y error” o al “acierta y gana”.
Llega ya 2017 y con él, los deseos de hacer mejor las cosas. Si ese es el espíritu que predominará entre la mayoría, deseo contribuir entonces a promover qué áreas observo como analista sociopolítico que se pueden trabajar exitosamente.
La primera y muy importante es buscar mejorar la comunicación y las relaciones con los que interactuamos familiarmente. Si hemos tenido auténticamente “abandonados” a nuestros consanguíneos, empecemos por ahí a desarrollar conductas y actitudes de acercamiento.
En tiempos fáciles y complejos contar con puertas y ventanas abiertas entre nuestros parientes, nos genera una relativa tranquilidad. Dejémonos de falsos orgullos y derribemos las barreras psicológicas que impiden que contemos con un acervo sólido familiar.
La comunidad es un segundo círculo en el que operamos, llámese las relaciones con nuestros vecinos, nuestra actividad laboral, la escuela de nuestros hijos, la organización intermedia en la que participamos, la asociación de colonos o consejo/comité ciudadano en donde vivimos.
Atrevámonos a saludar a quienes habitan cerca de nosotros. Ellos también como uno, comparten intereses y preocupaciones comunes. Sonreír, estrechar una mano y hasta abrazar fraternalmente, contribuirá poderosamente a contar con aliados y personas de confianza dispuestas a escucharnos o ayudarnos en situaciones complejas.
Vencer el egoísmo sería una sana práctica que cada uno de nosotros podría plantearse para este 2017. Esto podría abrirnos rutas alternas y nuevos caminos que podrían llevarnos a éxitos y cosechas inesperadas en nuestro trabajo y actividades cotidianas.
Un cuarto reto -no menos interesante- sería el interesarnos y quizá hasta desear participar en temas públicos. No estoy diciendo que militen a fuerzas en un partido político. Simplemente exhorto a que mostremos una mínima voluntad de comprometernos con las decisiones que las diferentes autoridades toman y que inevitablemente nos afectan.
Así las cosas, enviar una nota escrita por ejemplo, una carta, un oficio, un What’sApp, un mensaje por Facebook o Twitter al regidor del ayuntamiento, al alcalde de nuestro municipio o a una determinada autoridad, haciéndoles saber nuestra opinión acerca de un determinado tema que nos afecta, es de suma utilidad. Una comunidad que no se expresa a través de sus ciudadanos en lo individual y grupalmente, está condenada a ser esclava de autoridades y gobernantes abusivos.
En otras naciones con menos desarrollo cultural y cívico que México, se han sabido organizar como sociedad y han logrado revertir peligrosos procesos autoritarios y dictatoriales, haciendo renunciar formalmente hasta mandatarios de la nación.
No dejemos pasar la extraordinaria oportunidad que el nuevo año nos presenta para asumir conductas diferentes a las habituales y rutinarias.
Busquemos ejercer ese liderazgo que cada uno llevamos dentro y no hemos querido mostrar constructivamente.
Busquemos que se hable bien de cómo los mexicanos sabemos construir de cara al futuro. El momento de ponernos en movimiento ha llegado. Aprovechémoslo al máximo y disfrutemos juntos del anhelado progreso al que legítimamente tenemos derecho.