Pedroza Marchena
El acoso escolar, también conocido como bullying, afecta a 3 de cada 10 adolescentes en la Zona Metropolitana de Guadalajara, según datos proporcionados por la UdeG
Era frecuente que los domingos, cuando era hora de alistar la mochila para ir a la escuela al día siguiente, María (como es nombrada para guardar su identidad) se pusiera triste.
Ella no quería ir a la escuela porque significaba estar ahí y ver a sus tres compañeros de salón que tenían meses molestándola: primero hubo palabras ofensivas y burlas, después le quitaban su comida y eso se agudizó con pellizcos y patadas, relata su papá, Óscar Velasco.
María platicaba esto a sus papás, quienes a su vez notaban que el ánimo de la pequeña estudiante de primer grado decaía. En la escuela, ubicada en Guadalajara, pocas medidas se tomaron y la única alternativa fue cambiarla de plantel a mitad del periodo.
El rechazo o miedo a ir a la escuela es una de las señales que advierten que el hijo o la hija es víctima de bullying o acoso escolar, explica María Teresa Prieto, investigadora de la Universidad de Guadalajara.
Por eso es necesario que los padres estén atentos todos los días cuando sus hijos llegan de la escuela, por si notan cambios en su estado de ánimo o incluso si les aparecen rasguños y moretones sin una explicación aparente, recomienda la experta.
Si un pequeño o una pequeña sufre acoso de sus compañeros en la escuela, su estado de ánimo puede cambiar a tristeza, enfado de platicar con otras personas, desánimo para participar en actividades familiares o baja en las calificaciones, agrega.
Además, señala, pueden aparecer síntomas físicos como dolor de cabeza, pérdida de sueño o trastornos en la alimentación, por ejemplo, perder el hambre o comer compulsivamente.
¿QUÉ ES EL BULLYING?
En las escuelas puede haber distintos actos de violencia, pero si se da entre compañeros de clase y durante semanas o meses seguidos, se trata de bullying o acoso escolar, comenta Claudio Carrillo Navarro, investigador de la Universidad de Guadalajara.
Para que se cometa un acto de bullying, debe haber una víctima que recibe las agresiones, un estudiante que ejecuta la violencia y uno o más observadores que en ocasiones ayudan en la agresión o participan con burlas, menciona el académico.
El acoso escolar puede darse con agresiones físicas como golpes, patadas, mordidas o pellizcos, pero también verbales, como ofensas o burlas, y de igual forma puede ser psicológico con actos como excluir de las actividades y juegos a algún compañero. Por lo general, los distintos tipos de agresiones aparecen de la mano, añade.
En países llamados emergentes, como es el caso de México, domina una cultura del silencio ante actos de violencia (incluido el acoso escolar), pues se vive constantemente con ellos y no se denuncian, más bien se aceptan, explica el investigador Edgar Arturo Flores en su artículo “El fenómeno contemporáneo del acoso escolar (bullying) y la salud social en México”.
Además, la violencia adentro de escuelas no se relaciona con clases sociales. De acuerdo con la UNICEF, está demostrado que este tipo de acoso se produce por igual en centros educativos públicos y privados, según el reporte “Violencia escolar en América Latina y el Caribe”.
“Más aún, las conductas más sofisticadas de acoso y maltrato, así como de exclusión, se dan en mayor medida en los colegios privados”, añade el texto.
AGUAS CON EL CIBERBULLYING
Aunque Internet es una fuente rica de información que ayuda a los niños y jóvenes en su proceso de aprendizaje, también puede ser utilizado como un arma para el acoso escolar.
A través de esta plataforma se puede dar el llamado ciberbullying con facilidad, menciona el reporte de la UNICEF, porque es fácil adoptar un nombre y una identidad ficticios para enviar mensajes agresivos y humillantes. También se puede dar desde el anonimato y con fotos o contenidos que exhiben a través de las redes sociales.
LOS ADULTOS AYUDAN A EVITAR BULLYING
La UNICEF alerta que no se puede establecer cuando un niño o una niña comienza a ser consciente de que lo que dice o hace puede ser agresivo, pero de lo que no hay duda es de que las personas adultas tienen responsabilidad en guiar a los pequeños y pequeñas para que tengan conciencia de sus actos y así aminorar los actos de bullying.
“Las actitudes discriminatorias de los niños, niñas y adolescentes provienen de imitaciones y aprendizajes del mundo adulto en el cual se desenvuelven y que puede estar provisto de abusos de poder y situaciones de desigualdad”, señala el reporte.
Para combatir las agresiones escolares es necesario el compromiso de padres de familia y profesores en la orientación de los niños y niñas, menciona Teresa Prieto.
En caso de identificar bullying, los expertos recomiendan que los niños se sientan acompañados por sus padres y que tengan confianza en que no hay nada de malo en expresar lo que les pasa y en pedir ayuda; después, buscar una solución pacífica del conflicto con todas las partes involucradas.
LAS CONSECUENCIAS PUEDEN SER FATALES
Los actos de violencia entre compañeros de escuela pueden ser tan agresivos que los pequeños se vean en peligro, explica el investigador Edgar Arturo Flores.
“Es posible relacionarlo con conductas que afectan la calidad de vida de niños y jóvenes incluso pudiendo llevarlos a considerar o realizar suicidio”, señala en su artículo.
Las consecuencias de estas agresiones son que se trata de una “muerte psicológica”, es decir, de la destrucción de la autoestima, que es lo que ayuda al desarrollo de los niños y niñas y a que vivan con plenitud, puntualiza la UNICEF.
Un estudiante que se forma como víctima de acoso escolar, es un ciudadano que se forma en estas condiciones y que probablemente a futuro vea la violencia como un acto normalizado, que vuelva a ser víctima o se convierta en victimario, agrega Claudio Carrillo Navarro.
TRES PUNTOS PARA IDENTIFICAR SI TU HIJO O HIJA SUFRE BULLYING
- Repentinamente ya no quiere ir a la escuela
- Le aparecen signos de agresión en el cuerpo
Cambia su estado de ánimo, se vuelve más triste y serio o seria
TRES ACCIONES PARA APOYARLO
- Habla con tu hijo o hija, dale apoyo y hazle sentir seguridad
- Comunica lo que sucede a las autoridades escolares
- Busca la resolución pacífica del problema a través del diálogo