Testimonio de la estudiante mexicana Paloma Alatorre
Mi nombre es Paloma Alatorre. Soy mexicana, de Guadalajara, pero he vivido mis últimos ocho años entre Texas y Virginia, en Estados Unidos. Cuando cumplí 14 años, mi familia y yo nos mudamos a Houston para emprender una vida nueva y realizar el sueño de terminar nuestros estudios en Estados Unidos; vinimos para cumplir “The American Dream”, el gran sueño americano. En el 2013, a los 18 años, me mudé sola al estado de Virginia para empezar mis estudios en Longwood University, donde curso la carrera de Comunicaciones y tengo una beca por jugar tenis. Debido a nuestro estatus de inmigrantes (yo tengo una Visa de tipo F1, es decir, de estudiante) mi familia y yo no pudimos votar durante estas elecciones, aunque hubiéramos querido hacerlo con todas las ganas del mundo.
A pesar de que he vivido en Estados Unidos una gran parte de mi vida, siempre me he considerado cien por ciento mexicana. Me mudé aquí en una época de crecimiento donde aprendí mucho, pero ahora más que nunca estoy segura de que mi sangre y mis raíces son de México.
Estados Unidos es un país muy rico en muchos aspectos. Las oportunidades que me ha ofrecido son incontables, la educación y la calidad de vida en la mayoría de los lugares es algo que pienso que no muchos países tienen. El patriotismo es muy importante para este país, pero estas elecciones fijaron mucho el tipo de gente que puede vivir aquí. Esto es algo que me hace extrañar a México aún más de lo que siempre lo he extrañado: la gente, la calidad humana, la alegría de hablar con personas en la calle, las risas y convivencias con personas de todo tipo de color, sabor, apariencia.
Mis padres siempre me dijeron que nunca dejara que nadie me hiciera sentir menos. Yo siempre pensé que el estereotipo de un mexicano en Estados Unidos era tan sólo una broma, un acto para el teatro. Mi vida como mexicana era normal, tenía, tengo, muchas amigas americanas que yo siento que me quieren mucho y que me tratan muy bien. Para mí, preguntas y comentarios como: “¿Qué más comen en México además de tacos?”; “¿En México existe McDonald’s?”; “¿De qué están hechas las casas en México, si no es como aquí?”, eran comentarios absurdos, pero inocentes. No entendía realmente lo que estaba pasando cuando mis amigos preguntaban cosas así hasta este año de elecciones.
Desgraciadamente, en Estados Unidos la gente no tiene mucha idea de cómo es la vida en México. Lo que tienden a pensar es un poco negativo, yo creo que más que nada por cómo las redes sociales, los medios de comunicación y los shows de televisión enseñan a México o a los mexicanos. A pesar de que los estadounidenses viajan mucho a los lugares más turísticos de México, como Cancún, Los Cabos y la Ciudad de México, tienen mucho en mente que México es muy inseguro.
Como orgullosa mexicana que soy, era imposible ignorar lo que pasaba. Desde el primer momento en que el señor Trump dió pasos en la elección, se encargó de discriminar a los inmigrantes mexicanos y anunció que construiría el famoso muro en la frontera entre Estados Unidos y México.
Estas elecciones definitivamente fueron importantes no sólo para los mexicanos, sino para todo tipo de inmigrantes. Al comienzo, nadie creyó verdaderamente que Trump ganaría, parecía una broma. En las redes sociales y los medios de comunicación se veía que no tenía mucho potencial de ganar. La misma gente expresaba sus opiniones muy en contra de él, pero muy bajita la mano y con mucha discreción, la gente tenía esperanzas con Trump. Eso fue lo que pasó en las elecciones y el día en que ganó Trump: la gente obtuvo una libertad de expresar sus opiniones de discriminación.
Es triste darte cuenta de que en este país no te sientes realmente bienvenida. Cambiaron muchas cosas en la mente de las personas, o se reafirmaron muchas ideas que la gente ya tenía; ideas de racismo y supremacía que no eran habladas, ahora han salido a luz. Trump les ha dado la libertad de hablar y actuar como él.
A medida que Trump ha ido formando su gabinete, se van acentuando desde su gobierno las políticas conservadoras y anti-inmigrantes; se van acentuando las ideas de supremacía blanca y de cerrazón a la diversidad cultural.
En mis ocho años viviendo en Estados Unidos, nunca había visto con mis propios ojos tanto racismo y discriminación. Hoy en día el tema de la política es el más tratado por todos los medios, los comentarios sobre los mexicanos, musulmanes y muchos otros inmigrantes están siempre presentes. La gente no tiene miedo de expresar sus opiniones sobre nosotros, que muchas veces han sido increíblemente ofensivas e ignorantes. Estados Unidos está completamente dividido en dos tipos de personas: los republicanos o conservadores que están a favor de Trump, y los liberales.
Yo espero que Estados Unidos vuelva a ser ese país tan grande que yo veía cuando recién me mudé aquí. Ese país que le da la oportunidad a personas diversas que son emprendedoras y trabajadoras en muchas áreas. Este país me ha brindado muchas oportunidades y bendiciones, y me ha ayudado a prepararme personal y profesionalmente. Es doloroso ver cómo vives entre personas que comulgan con ideas como las de Trump, pero queda claro que también hay personas que están muy opuestas a un Estados Unidos dirigido por él, y eso da esperanza y fe.
Mi plan después de graduarme en mayo es regresar a México. Me quiero regresar porque quiero ver qué oportunidades me da mi país para desarrollarme.