El 4 de agosto de 2015, fecha en la que rendí protesta como Senadora de la República, asumí el compromiso de impulsar una Agenda Legislativa Ciudadana que tuviera como eje articulador los Derechos Humanos, y que a su vez se sustentara en dos pilares que han sostenido mi quehacer como feminista y como politóloga: la democracia como eje de construcción del quehacer político y el feminismo como filosofía, teoría y metodología que coloca en el centro del debate la posición y condición de las mujeres.
Mi labor legislativa se concentró principalmente en la búsqueda y promoción de avances sustantivos para las mujeres, juventudes, personas LGBTTTI, niñez y adolescencia, personas con discapacidad, transparencia, desarrollo económico, justicia, medio ambiente, política de drogas, no discriminación y derechos laborales.
Es así que, como parte de un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas, el 23 de agosto de 2016 presenté ante la ciudadanía el primer informe legislativo donde di cuenta de las 25 iniciativas de ley; 58 puntos de acuerdo; 275 audiencias; 88 gestiones; 44 eventos organizados al interior del Senado en coordinación con sociedad civil organizada; 38 participaciones como panelista y conferencista en foros y seminarios externos al Senado; así como de las 109 participaciones en diversas reuniones y seminarios fuera del Senado que se realizaron tan sólo en el primer año de labores.
Debo destacar que, a diferencia de las y los senadores que integran los diversos grupos parlamentarios, llevar de manera individual la voz de la ciudadanía implicó vencer grandes retos. Sin embargo, de un análisis comparativo respecto al promedio de iniciativas y no el total, es decir, el promedio para proyectar teóricamente cuántas iniciativas presentó una o un legislador perteneciente a un grupo parlamentario frente a las que promoví de forma individual (9), se puede desprender que el promedio más alto fue de 9.4 seguido de 5.71 iniciativas por legislador(a), lo cual nos coloca en segunda posición.
Bajo la misma lógica, se subraya el hecho de que en el período de septiembre a diciembre de 2016 presenté de manera individual cuatro iniciativas frente al promedio de 3.44 iniciativas por legislador(a) del grupo parlamentario más productivo. Esto demuestra el resultado de un trabajo constante y coordinado con activistas, especialistas y organizaciones de la sociedad civil, quienes aportaron importantes elementos para el debate al interior del Senado y para la consecución de los objetivos planteados.
Legislar con y para la ciudadanía es consecuencia de abrir nuevos caminos para la inclusión ciudadana. En razón de ello, se promovieron iniciativas respecto a una diversidad de temas, entre los que destacan: iguales derechos para legisladores independientes; autonomía de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE); Fondo de Capitalidad para el Distrito Federal; paridad en la integración de órganos autónomos e instituciones públicas; laicidad en la función pública; modificaciones al Reglamento de Transparencia y Acceso a la Información del Senado de la República; diversos temas de justicia y combate a la corrupción; regulación del uso personal, médico y científico del cannabis; aplicación del Tamiz Auditivo Neonatal para todos los recién nacidos; sanciones a la violencia política, entre muchos otros.
Por otra parte, desde el inicio de mi labor parlamentaria promoví una política basada en el modelo de Parlamento Abierto, el cual me permitió hacer uso de diferentes herramientas y plataformas para ejercer mis funciones legislativas bajo los principios de transparencia, acceso a la información, rendición de cuentas y máxima publicidad, todo ello encaminado a la promoción de la participación ciudadana efectiva.
En este sentido, impulsé una estrategia de comunicación social para mantener un diálogo abierto con la ciudadanía, acorde a una sociedad activa y moderna que promueve una interacción democrática, abierta y participativa. De esta forma, se estableció una comunicación permanente que a su vez permitió llevar a cabo una evaluación del trabajo legislativo realizado hasta ahora, así como la delimitación de ciertos temas y objetivos, en ánimos de marcar la pauta para la Agenda Legislativa Ciudadana antes descrita.
Es por ello que hoy, al finalizar mi encargo como Senadora, puedo concluir que sin la sociedad civil organizada no hubiera sido posible construir el trabajo legislativo realizado, en el que construimos propuestas progresistas de manera conjunta con la finalidad de hacer del Senado de la República un espacio donde la voz ciudadana encuentre un espacio de confluencia y participación.