La triste realidad

ANTONIO ROSADO GARCÍA

Antonio Rosado García

La insensibilidad e irresponsabilidad de las autoridades y los responsables de cuidar los derechos de los trabajadores y de la población en general han hecho oídos sordos a las quejas o reclamaciones de pensionados, jubilados y de los viejos que no tienen siquiera derecho a las exiguas prestaciones.

Las autoridades y los patrones consideran que con las afores solucionaron el problema, pero eso está lejos de la realidad. Ellos mismos han aceptado que elfuturo es negro y sin oportunidad de mejoría, a no ser a través del publicitado ahorro privado. Esta situación se ha estudiado ya de sobra y se ha llegado a la conclusión de que tampoco resuelve nada, pues sólo es un paliativo al verdadero conflicto.

Según lo que se dio a conocer, los trabajadores que ganaban hasta diez mil pesos mensuales a lo más que pueden aspirar a ganar al jubilarse o pensionarse son cuatro mil pesos al mes. Esto significa que tendrán un cambio en su estilo de vida muy grande como pago por haber cumplido con su obligación laboral durante toda su vida, aunado a que ya no hay fuerza, ni oportunidad para hacer otra cosa, pues de sobra sabemos que a los viejos nadie los contrata.

Por eso vemos con tristeza que hay un número ascendente de ancianos trabajando en los supermercados envolviendo o metiendo en bolsas las compras de los clientes para recibir una propina, así como cuidando o acomodando coches en las calles.

Al ver esta triste realidad, concluimos que para no sufrir en la última etapa de nuestra existencia hay que aceptar la situación y buscar dentro de la realidad una forma de salir adelante con esfuerzo, aplicando algunas ideas factibles que se pueden llevar a cabo puesto que hay antecedentes positivos.

Todos sabemos que en la actualidad las afores manejan grandes cantidades de dinero, las cuales se obtienen del descuento que se les realiza a los trabajadores para su jubilación o pensión, y que a su vez se invierten para que el monto sea mayor. Pues bien, se puede proponer que las administradoras agreguen un tanto igual a la cantidad aportada por el trabajador como ahorro voluntario. Esto serviría como incentivo a su esfuerzo adicional y podría mejorar realmente la pensión. Sólo así creemos que se podría recomendar el sistema propuesto, sin que parezca que únicamente se trata de otro negocio del gobierno y los empresarios.n