Un grupo de jóvenes estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Fray Luca Paccioli, del estado de Morelos, decidió aventurarse durante casi un año a realizar una ardua investigación sobre la historia, festividades, costumbres, leyendas y cultura general de la región ubicada en el municipio de Puente de Ixtla.
La razón que los motivó fue la destrucción de los registros históricos por una decisión de antiguas autoridades, lo que generó en los jóvenes un interés por ayudar a los pobladores a rescatar esa información. Es así como surge la idea de compilar los resultados de su investigación en una revista a la que llamaron Ahuehuetl, cuyo objetivo es mantener una fuente de fácil acceso y consulta disponible en los lugares públicos más representativos de esa región.
La Fundación Cultura en Movimiento Morelos tuvo la oportunidad de apoyar a estos jóvenes emprendedores y vivir de cerca el proceso del proyecto, así como de participar en la presentación de la revista con un programa artístico que se llevó a cabo en una plaza pública de Ahuehuetzingo, contando con la presencia de los beneficiados directos, las y los ciudadanos. Ahí tuvimos la posibilidad de platicar con uno de los líderes del proyecto, Luis Araujo, quien nos compartió su experiencia.
El pueblo de Alpuyeca elabora coronas de flor de cempasúchil para la celebración de la Virgen.
¿Cuál fue la mayor dificultad que encontraron al realizar esta revista?
Definitivamente, fueron los huecos de información. Cuando comenzamos a entrevistar a los ancianos de la comunidad surgieron bastantes historias sobre los pobladores, así como leyendas y vivencias importantes, pero cada relato era distinto, lo que generó muchas dudas al momento de escribir. La solución fue visitar con más frecuencia el pueblo para enriquecernos de información y con ello estructurar mejor nuestro contenido.
¿Cuál fue la mejor experiencia en el proceso de investigación?
Todo el trabajo de investigación fue una experiencia extraordinaria, pero si nos preguntas sobre la más relevante sin duda fue lo que vivimos los días 23 y 24 de enero, cuando nos invitaron a festejar a la Virgen de Guadalupe. Tuvimos el privilegio de presenciar toda la organización de la fiesta, comer en las casas de los habitantes y después disfrutar de la celebración. Estamos seguros de querer regresar, nos hicieron sentir como en casa.
¿Quedaron satisfechos con su proyecto y la respuesta de la gente?
Por supuesto que sí. Fue una gran experiencia hacer este trabajo de investigación que, además de demostrarnos que podemos ser profesionales, también nos dejó un muy buen sabor de boca por la experiencia de convivir con la gente que nos abrió sus hogares y sus corazones.
También queremos agradecer de manera especial a nuestros docentes, la profesora Mara Cárdenas Villagómez, tutora del proyecto, y el profesor Omar Cárdenas Mendoza, quien dio el visto bueno a nuestros artículos. Y, por supuesto, también al licenciado Ignacio Sánchez Fentanes, delegado de la Fundación Cultura en Movimiento, y a Movimiento Ciudadano Morelos, patrocinadores de la revista y del evento cultural. Es una satisfacción llena de trabajo y esfuerzo, factores que la hacen más significativa, es por eso que… ¡Ahuehuetzingo, siempre en nuestro corazón! Concluyó Araujo.
Después de revisar el contenido de la revista nos dimos a la tarea de seleccionar algunos de los artículos más relevantes para compartirlos con los lectores de El Ciudadano, deseando que puedan conocer la riqueza de esta gran región del estado de Morelos.
UN JINETE EN EL PUEBLO
Luis Araujo Valaguez
La leyenda del jinete es de las más memorables para el pueblo de Ahuehuetzingo. Sus habitantes narran que, en el pasado, durante mucho tiempo su mayor miedo era que dieran las 10 de la noche, pues a esa hora aparecía un jinete con intenciones de robarse a las mujeres para nunca regresarlas a sus hogares. Era tal el miedo que el pueblo optó por colocar cruces afuera de su iglesia; este acto lleno de fe haría que ese “ser demoníaco” -como lo llamaban los pobladores- se ausentara. A partir de la siguiente noche, el jinete nunca volvió a aparecer y hasta el día de hoy esas cruces siguen erguidas afuera de la iglesia para prevenir el regreso del jinete demoníaco.
costumbres, leyendas y cultura general de la región ubicada en el municipio de Puente de Ixtla.
UN DÍA CON DON SANTOS
Edgar Casillas Gómez
El estado de Morelos ha tenido una importante conexión con la naturaleza debido a su perfecta ubicación geográfica, especialmente en lo que se refiere a las actividades agrícolas, entre las que destacan la producción de azúcar, arroz y maíz.
El señor Santos Corona Méndez, un terrateniente de la localidad, nos invitó a una jornada de trabajo dentro de uno de sus terrenos que consta de dos hectáreas. La tarde del día dos de mayo llegamos a la comunidad, y en la mañana del día tres nos dirigimos al campo.
Apenas se sentían los primeros rayos de luz cuando nos dirigimos con Don Santos y su fiel amigo, el burrito “Filimón”, a observar la producción y labor que se lleva a cabo en uno de sus campos de cultivo. La caminata para llegar al campo fue de aproximadamente kilómetro y medio; una vez ahí nos explicó detalladamente lo que produce, el tiempo de cosecha, la cantidad de producto que se llega a obtener y, por último, el ingreso económico obtenido con base en el trabajo de la tierra, que desde hace décadas es uno de los principales sustentos del poblado.
En estas grandes tierras se cultiva el cacahuate, que es la principal fuente de ingresos, seguido del maíz, flor de cempasúchil, pápalos y huertas de limón. Asimismo, se cultivan colmenas de abejas para conseguir miel pura.
El poblado aún conserva grandes productores, pero no se trabaja tan constantemente como hace unas décadas. Se sabe que hoy en día el cultivo ha sido cruelmente devaluado en el sentido económico y laboral, ya que es muy mal pagado en comparación al trabajo que implica diariamente.
Al término de la jornada, Don Santos Corona culminó con una petición a la generación actual y sus descendientes: “Yo quiero hacer una invitación a los jóvenes, a que valoren y respeten esta labor que por años nos ha caracterizado a nosotros los mexicanos, y a vivirla por un sólo día, es un trabajo pesado, pero sin duda es una experiencia hermosa la convivencia con la vida en el campo”.
CELEBRANDO A LA VIRGEN
Alejandra Salazar Cázares
Desde el siglo XVIII el 12 de diciembre se celebra a la santa patrona de México, sin embargo, en la localidad de Ahuehuetzingo la celebración no se lleva a cabo sino hasta el 23 y 24 de enero, ya que a los distintos párrocos de la región no les daba tiempo de llegar a celebrar el día marcado, sino que llegaban a Ahuehuetzingo hasta enero.
Con esto en mente decidimos asistir a dicha fiesta para recopilar toda la riqueza cultural de la celebración. Lo primero que se hizo al llegar el día 23 fue asistir a la elaboración del castillo, con fuegos artificiales de casi cuatro metros de altura. Los pobladores de Xoxocotla -un pueblo vecino-, pegaron con mucho esmero y precisión los cohetes para que se viera hermoso al momento de quemarse. Alrededor de las 11:00 pm, las luces formaban distintas figuras y al final se iluminó el nombre del pueblo junto con la Virgen de Guadalupe.
También fuimos testigos de la elaboración de las coronas de flor de cempasúchil (que abunda mucho en los alrededores) igualmente a cargo de personas de un pueblo vecino llamado Alpuyeca. Ellos comienzan su trabajo desde las 7:00 am y concluyen hasta las 5:00 pm. Las coronas acompañan a la Virgen en la procesión iniciada por el pueblo a las 8:00 pm; durante el recorrido, los pobladores escoltan a la Virgen y al santo del lugar, “San Francisco de Asís”, con velas, y los chínelos danzan al ritmo de la música de viento hasta llegar a la entrada de la iglesia para la celebración de la misa.
El 24 de enero asistimos a la misa en la que se llevan a cabo comuniones y bautismos. Al terminar, los chínelos bailan en el atrio de la iglesia junto con la banda de viento, invitando a los presentes a disfrutar de la convivencia familiar.
Siguiendo la tradición, los pobladores invitan a los visitantes a comer a su hogar. Nosotros tuvimos la suerte de ser invitados a casa de los señores Elena y Artemio Corona, donde comimos la tradicional y deliciosa cochinita pibil, que es carne de puerco en salsa de chile guajillo.
Alrededor de las 5:00 pm nos reunimos en la plaza del pueblo, pues de ahí salen las mojigangas (hombres caracterizados de mujeres) que bailan desde la plaza hasta el corral de toros, lanzan dulces y regalan agua con alcohol de varios sabores, animando a los asistentes. Al llegar a la plaza de toros inicia el jaripeo con música de viento y se realizan más de diez montas, bailes y rifas. Para concluir la celebración se hace un baile en la explanada central, cerrando con broche de oro la tradicional fiesta a la Virgen de Guadalupe llena de alegría, colorido y, por supuesto, unión.
Como investigadores, pero sobretodo como simples espectadores, quedamos plenamente satisfechos de asistir a la fiesta, nos transmitieron la fe que tienen hacia la Virgen y nos hicieron parte del pueblo. Sin duda fue una grata experiencia.