La visión emprendedora de la comunidad mexicana migrante se extiende a la generación de poco más del ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos
Las causas reconocidas a nivel mundial que orillan a las personas a emigrar fuera de su país son las condiciones económicas, demográficas, políticas o los conflictos internos. En el caso de México, la búsqueda de oportunidades de trabajo y desarrollo personal ha dejado un largo flujo migratorio que no se detiene, avanza y frena, pero no cesa.
Nuestro país se encuentra entre las naciones que generan más migrantes en el mundo con casi 12 millones de personas, la mayoría residiendo en Estados Unidos, que se han convertido en más que una cadena humana masiva en busca de oportunidades poblando durante décadas regiones enteras del vecino país del norte. A pesar de que cerca de la mitad son indocumentados, los mexicanos que emigran lo hacen dejando atrás familia, casa, tierra, su país, sin la certeza de qué sucederá.
No obstante, ese pequeño gran paso: dejar todo aquí para llegar sin nada allá (sólo con abundantes anhelos y necesidades), representa un ejercicio profundo de fortaleza individual, valor y carácter que se suman a las habilidades personales.
Con la población que sale de México se va una serie de capacidades y oportunidades que se habrán de desarrollar en otro territorio y cuyos beneficios impactarán en otra población.
Cuando vemos las historias de éxito de millones de connacionales que superaron sus miedos para alcanzar mejores estados de desarrollo personal, nos damos cuenta de que en la comunidad mexicana migrante tenemos ciudadanos excepcionales.
En ellos no sólo tenemos la experiencia y la capacidad, sino que nos aportan una visión diferente de la realidad: son personas que han superado retos y han construido cimientos en la adversidad.
La presencia de compatriotas en gran parte del territorio de Estados Unidos nos habla de su gran capacidad de adaptación a la sociedad norteamericana. Los mexicanos en ese país se han integrado a una sociedad compleja, pese a las condiciones adversas, con un elevado nivel de superación que hoy les permite formar parte de ella e influir con gran impacto en distintos ámbitos.
Estados Unidos es un país pluricultural que actualmente alberga a millones de inmigrantes de todo el mundo, la mayoría de ellos de origen hispano, entre los que destaca la comunidad mexicana. Con el tiempo, las diversas culturas que confluyen en su territorio han realizado importantes aportaciones que enriquecen la vida económica, social y cultural del país.
El aporte cultural de México a la humanidad se evidencia por su producción artesanal, artística, gastronómica e incluso lingüística, aspectos que hoy en día se ven reflejados en el impacto que han logrado los migrantes mexicanos y sus descendientes en la sociedad norteamericana, como ninguna otra comunidad migratoria.
En el mercado laboral, Estados Unidos cuenta con poco más de ocho millones de mexicanos migrantes que trabajan en el sector agrario y en el de la construcción, principalmente.
Se estima que 10 por ciento de la economía en Estados Unidos depende del trabajo de inmigrantes mexicanos, quienes generan poco más de 1,500 millones de dólares anuales.
En este contexto, las políticas antiinmigrantes del presidente Donald Trump, quien entre otras cosas pretende expulsar a poco más de tres millones de migrantes, pueden resultar contraproducentes para la industria estadounidense que depende de su trabajo, como es el caso de los sectores financiero y comercial, que representan el 32.5 por ciento de la economía estadounidense, junto con la fabricación y los servicios.
Tan sólo en nueve de los 15 sectores de la economía, más del 20 por ciento de los trabajadores son mexicanos, sin embargo, según datos del U.S. Bureau of Labor Statistics, de los 15 millones 342 mil mexicanos que trabajan en Estados Unidos, el 24 por ciento no tiene visado. Pese a su importancia y contribución a la economía estadounidense, los mexicanos no ven reconocida su aportación.
El mismo Bureau of Labor Statistics, reconoce que la posible expulsión masiva de migrantes afectaría en mayor medida al sector de la construcción, ya que de un millón 780 mil trabajadores que tiene, 18 por ciento son de origen mexicano.
Otro rubro que también depende de los mexicanos es el de la alimentación: 364 mil mexicanos trabajan en la agricultura y pesca; 20 por ciento se dedica al cultivo; 16 por ciento trabaja en restaurantes y 10 por ciento labora en los sectores de ocio, hospitalidad, transporte, minería, hidrocarburos, comercio y servicios profesionales.
La visión emprendedora de la comunidad mexicana migrante se extiende además a la generación de poco más del ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Datos del estudio Partnership for a New American Economy (PNAE) señalan que los mexicanos en Estados Unidos representan el 12 por ciento de los inmigrantes dueños de pequeños negocios de esa nación, mismos que generan 17 mil millones de dólares en ingresos.
Además, se estima que hay aproximadamente 765 mil mexicanos que son propietarios de su propio negocio en Estados Unidos, con lo que contribuyen de manera importante a la generación de empleos.
Este es el temple del mexicano que migra fuera de nuestras fronteras y que con su talento y visión deberá contribuir de manera decisiva en el cambio de fondo que México necesita.