Entrevista con Amalia Castillo Ledón Gregory
PROMOTORA CULTURAL EN LA CIUDAD DE MÉXICO Y TAMAULIPAS, Y NIETA DE AMALIA DE CASTILLO LEDÓN.
Mi abuela Amalia de Castillo Ledón fue artífice del voto femenino mexicano que se decretó el 17 de octubre de1953; fue la primera mujer en formar parte de un gabinete presidencial, la primera embajadora de nuestro país, la primera dama del estado de Nayarit y la primera mujer en recrear el Grito de Independencia.
En su trayectoria también se destacó como promotora cultural porque le apasionaban la historia, el teatro y la cultura; además fue dramaturga, ensayista y conferencista, donde abordaba temáticas que reivindicaran el papel de las mujeres en la historia nacional.
Luchó por los derechos femeninos a nivel nacional y a través de organismos internacionales, dejando a un lado los prejuicios de la época, ya que no era bien visto que una mujer accediera a cargos de poder y estuviera fuera del hogar. Al enviudar continuó trabajando para darle lo mejor a sus tres hijos: Luis Antonio, quien era mi padre, y a mis tías Beatriz y Gabriela.
Al igual que a mí le encantaban los perfumes, era sumamente disciplinada y no concebía su vida sin trabajo, pero a la vez era dedicada a su familia y muy cariñosa con nosotros.
Cuando mi abuela falleció yo tenía 19 años. A esa edad conocí el gran legado que dejó en el ámbito político, diplomático y literario, pues a mis familiares no les gustaba involucrarnos en asuntos políticos o laborales. Ahora que conozco su trayectoria considero que a nivel nacional su labor aún no es valorada como lo merece, por esta razón me gustaría compartirla con los lectores de El Ciudadano.
Procedencia
Mi abuela Amalia González Caballero era originaria de Santander, Tamaulipas. A los pocos meses de su nacimiento, en 1898, perdió a su padre; frente a este suceso, su madre, María Caballero, quien era profesora, se encargó de su educación y la encaminó a realizar estudios de educación básica en la escuela municipal de Ciudad Victoria, y profesionales en la Escuela Normal de Maestros del estado.
A finales de la década revolucionaria, madre e hija se trasladaron a la Ciudad de México. Amalia tomó cursos de declamación y arte teatral en el Conservatorio Nacional de Música. Asimismo, estudió en la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional, un centro de enseñanza sobre humanidades.
En el Conservatorio conoció al escritor Amado Nervo, con quien mantuvo una larga amistad, incluso le dedicó diversos poemas a mi abuela, como “Ojos verdes”, y además le presentó a Luis Castillo Ledón, con quien contraería nupcias.
Ámbito cultural e intelectual de México
Al contraer nupcias con Castillo Ledón en 1925, Amalia adoptó como propios los apellidos de su marido, y aunque ello ha causado conflictos o confusiones con escritores, historiadores o incluso familiares, se debe respetar la voluntad de la abuela, pues desde entonces siempre firmó como Amalia de Castillo Ledón.
En 1909 mi abuelo también fue miembro fundador del Ateneo de la Juventud, conformado por un grupo de jóvenes intelectuales que trabajaban por la cultura y el arte; además realizaban reuniones o debates públicos, en los cuales participaban Antonio Caso, Diego Rivera, Isidro Fabela, Alfonso Caso, entre otros, a quienes más tarde la abuela también conocería y estrecharía amistad.
El matrimonio de mis abuelos realmente fue inusual porque en esa época las mujeres solían realizar actividades hogareñas; pero mi abuela, aunque tuvo tres hijos, no se limitó, por el contrario, desarrolló sus propias actividades profesionales y entabló amistad con personalidades del ámbito político y cultural de nuestro país. Además ambos eran muy cultos, compartían el gusto por la lectura, la historia y la cultura, lo cual retroalimentaba su relación.
Luis Castillo fue miembro fundador del Seminario de Cultura Mexicana en 1942, por lo que Amalia conoció de cerca las actividades de promoción cultural, pero tras la muerte de su esposo en 1944 se involucró en dicho trabajo y se convirtió en miembro titular del Seminario. Tras el fallecimiento de Luis Castillo, mi abuela tomó las riendas de su hogar para sacar adelante a sus hijos.
Primer empleo en el sector público
Un detalle importante es que, en Ciudad Victoria, María Caballero, la madre de Amalia, formó lazos de amistad con la familia Portes Gil, relación que duró muchos años. Pero cuando Emilio Portes Gil asumió la presidencia de la República, se consolidó el afecto con Amalia pues además de ser paisanos, Luis Castillo era hombre de su confianza y le ofreció cargos políticos durante su gobierno. Este hecho también le permitió a mi abuela involucrarse totalmente en la élite política e intelectual postrevolucionaria.
En 1929 Portes Gil le ofreció a Amalia empleo como colaboradora de su esposa, Carmen García de Portes Gil, para fundar el Comité Nacional de Protección a la Infancia. Luego, al conocer las inquietudes culturales de Amalia, el gobernante le asignó encabezar la Dirección de Diversiones Populares con el fin de organizar actividades sociales y culturales. Sin embargo, sólo ocupó este cargo un año, debido a que mi abuelo fue electo como gobernador de Nayarit en 1930.
Como primera dama en Nayarit, mi abuela creó una institución para menores y realizó diversas actividades altruistas. Sin embargo, en 1931 concluyó el mandato de Luis Castillo, pues tuvo conflictos con los latifundistas. Por esa razón regresaron a la Ciudad de México, y aunque Amalia volvió a la Dirección de Diversiones Populares, lo hizo como subdirectora, donde apoyó actividades educativas y culturales para los más necesitados.
Entre sus aportaciones estuvo la creación de centros nocturnos en los que se impartían cursos de alfabetización para trabajadores; además promovió el trabajo dentro de las Casas de Orientación del Tribunal de Menores Delincuentes a través de diversos oficios. Una de las actividades más destacadas que Amalia realizó fue brindar apoyo al denominado “teatro de masas”, pues en carpas y espectáculos teatrales al aire libre ofrecía entretenimiento a públicos populares, lo que a su vez permitía la reivindicación de la identidad mexicana.
Al conseguir un pequeño subsidio pudo desarrollar la Comedia Mexicana, que estaba inspirada en la Comedia Francesa; así, reunió y promovió a dramaturgos mexicanos, con la puesta en escena de sus obras teatrales.
La abuela era apasionada del teatro y fue dramaturga, escribió cinco obras que reflejan las limitaciones que enfrentan las mujeres en nuestra sociedad; además abordó problemas urbanos del México postrevolucionario y en sus historias las mujeres son las protagonistas. Este proyecto le permitió presentar en escena las tres primeras obras, que a continuación enlisto: Cuando las hojas caen, Cubos de noria, Peligro. Deshielos, Coqueta y Bajo el mismo techo.
Cabe recordar que, al igual que mi abuelo, Amalia reflejó el gusto por la historia e incluso ofreció conferencias sobre el papel que desempeñaban las mujeres en la historia de nuestro país, como las soldaderas revolucionarias, Josefa Ortiz de Domínguez o Sor Juana Inés de la Cruz.
En 1938 ofreció una emotiva conferencia en el Ángel de la Independencia con motivo de la celebración del 16 de septiembre; lo cual seguramente llevaría más adelante al presidente Adolfo López Mateos a tomar la decisión de asignarle la tarea de ser la primera mujer en recrear el Grito de Independencia en Dolores Hidalgo, Guanajuato, en 1959.
Inicios en el ámbito diplomático
Mi abuela Amalia se vinculó al ámbito internacional por la Segunda Guerra Mundial, debido a que en 1939 el presidente Lázaro Cárdenas la nombró representante del gobierno mexicano ante la Comisión Interamericana de Mujeres. Este cargo le permitió crear un estrecho lazo diplomático con distinguidas feministas de América Latina que impulsaban los derechos de las mujeres.
Con el paso de los años fue vicepresidenta de la Comisión cuando se realizó la Conferencia de Chapultepec, en 1945; al año siguiente participó en la Conferencia de San Francisco, donde se redactó la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas, que reconoce de manera explícita la igualdad entre mujeres y hombres.
En el mandato de Miguel Alemán, mi abuela fue nombrada presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres (1949-1953), lo que implicó que recibiera el nombramiento diplomático de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en el Servicio Exterior.
Sufragio femenino en México
Mi abuela Amalia fue artífice del sufragio femenino en México porque desempeñó un papel fundamental en su instauración durante el mandato presidencial de Adolfo Ruiz Cortines. Desde 1930 estuvo vinculada con agrupaciones de mujeres, como el Ateneo de Mujeres que encabezó desde su fundación en 1934 hasta 1948.
Este grupo reunió a reconocidas escritoras, periodistas e intelectuales mexicanas que a su vez facilitaron el camino de las principiantes, pues el objetivo era dar a conocer las aportaciones intelectuales de las mujeres.
Un año más tarde se fundó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, que logró la visualización política de diversas organizaciones conformadas por mujeres, tanto burócratas como campesinas u obreras. Esta labor sumó esfuerzos para promover el derecho de la mujer al voto y a favor de otros derechos femeninos.
Cuando Adolfo Ruíz Cortínez era candidato a la presidencia de la República, mi abuela se entrevistó con él para solicitarle la igualdad de derechos civiles y políticos de la mujer. Una vez que asumió el mandato, don Adolfo le pidió que por lo menos reuniera 20 mil firmas de mujeres de todo el país para otorgar el derecho al voto femenino, trabajo que realizó y más tarde le presentó al presidente.
Mi abuela continuó consolidando su liderazgo político a través de la fracción de la Alianza de Mujeres de México, lo cual fue crucial para enlazar la labor de diversas organizaciones femeninas. Además creó el concepto feminismo femenino, que reclamaba derechos de las mujeres, pero sin alterar las normas culturales de género. Y consideraba que participar en la política implicaba mantener una apariencia física distinguida y atractiva.
Los meses previos a la instauración de esta reforma, el papel que jugó mi abuela fue fundamental porque logró visualizar esta iniciativa en el ámbito político, convenciendo a la élite intelectual femenina de apoyar la reforma constitucional que estableció el sufragio femenino en México, mismo que entró en vigor a partir del 17 de octubre de 1953.
Embajadora
A los pocos meses de ser aprobada la enmienda del sufragio femenino, el gobierno mexicano la nombró enviada extraordinaria y Ministro Plenipotenciario en Suecia y Finlandia. D os años después fue nombrada embajadora en esas naciones y, al concluir el sexenio de López Mateos, fue nombrada embajadora en Austria.
Primera mujer integrante de un gabinete presidencial en México
En 1959, el entonces presidente, Adolfo López Mateos, nombró a mi abuela subsecretaria de Asuntos Culturales de la Secretaría de Educación Pública, donde colaboró a lado de Jaime Torres Bodet. Este cargo la posicionó como la primera mujer en formar parte de un gabinete presidencial, donde dejó huella al proponer la creación del Museo de Antropología de la Ciudad de México y participar en numerosas actividades educativas y culturales del país.
En 1964 formó parte del Consejo Consultivo de la Administración Pública Internacional de las Naciones Unidas. En 1965 fue representante del Organismo Internacional de Energía Atómica y en 1980 se desempeñó como asesora en la Secretaría de Turismo, el cual fue su último empleo.
Reconocimiento a su legado
En sus últimos días padeció Alzaheimer y finalmente murió el 2 de junio de 1986, a los 88 años de edad, en la Ciudad de México. Por su legado al pueblo mexicano, el gobierno de Tamaulipas decidió trasladar sus restos a la Rotonda de los Tamaulipecos Ilustres hasta el 2012; sin embargo, ahora permanecen en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Para finalizar quiero agradecer al Coordinador Nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, por retomar y reconocer el trabajo de mi abuela al incluirla en el mural “Personajes de la segunda mitad del siglo XX”, que se develó en la sede nacional de esta institución el pasado 12 de agosto de 2014. Es loable el empeño por difundir aún más la labor de Amalia de Castillo Ledón.