El Cuestionario Proust es un antiguo juego de salón, una especie de “test” de la personalidad, que popularizó el famoso escritor Marcel Proust, ya que cuando se lo hicieron, sus respuestas fueron de lo más ingeniosas y originales. Y es así como ha pasado a la historia: como el cuestionario que lleva su nombre.
Fiel a la tradición que iniciara hace algunos años, te comparto mis respuestas a dicho cuestionario invitándote a que tú también las respondas. Siéntete en la libertad de enviárselas al equipo editorial de El Ciudadano, quien con gusto habrá de replicarlas desde nuestras diversas plataformas digitales (las cuales aparecen en la primera plana de este ejemplar o puedes consultarlas en nuestra pagina web: www.elciudadano.org.mx), en el interés de que compartamos un ejercicio divertido y muy interesante.
¿Principal rasgo de tu carácter?
• La fortaleza. Recibí una educación si tú quieres muy de tiempos del Porfiriato, donde ante las crisis se puede uno doblar pero nunca quebrarse. Dolores, pérdidas y fracasos: los entiendo como pruebas que nos va poniendo la vida y, que si sabemos llevar, terminan por hacernos mejores personas. Gracias a ellos soy lo que soy.
Claro, también me mantengo tremendamente optimista y trato de no tomarme muy en serio. Con los años aprendí a viajar ligero de equipaje.
¿Qué cualidad admiras más en un hombre?
• La lealtad.
¿Y en una mujer?
• La lealtad. La exijo porque he sabido serlo, a rajatabla.
¿Qué esperas de tus amigos?
• Que sepan estar. Punto. En tal sentido ninguno de ellos me ha decepcionado. Mis amigos cercanos datan de hace muchos años y creo que en ambas vías ya pasamos por la “prueba del añejo”.
¿Tu principal defecto?
• Ser una buena persona, porque también se asume como defecto. Además, hay quienes piensan que la bondad está peleada con la inteligencia. Craso error. El otro día me topé con una frase que justo habla de lo mismo. Dice: “Ser bueno no es sinónimo de ser idiota. Ser bueno es una virtud que algunos idiotas no entienden”.
¿En qué ocasiones recurres a la mentira?
• Cuando sé que la verdad afecta a terceras personas. Todos, de alguna u otra forma, mentimos o nos inventamos distintas versiones de la verdad. Procuro no mentir: es chocante.
¿Cuál es tu estado de ánimo actual?
• Reflexivo. Estoy a días de mi cumpleaños; por estas fechas siempre hago un balance crítico de mis aciertos y errores, de la ruta que me he trazado y hacia dónde voy. Son momentos para detenerme en un peldaño de la escalera, meditar, luego exhalar y continuar subiendo. No creo en alimentarme de glorias pasadas. A veces cuesta, pero sigo en movimiento.
¿Tu idea de felicidad?
• Estar en el mar. “La mar que siempre extrañas”, decía una amiga sabia que ya murió. Ahí y en la Comarca Lagunera (curiosas asociaciones) es donde mejor estoy. Voy al mar y siempre me encuentro a mí mismo, aunque esté perdido. El mar nos confronta, pero al mismo tiempo libera y se vuelve una catarsis maravillosa. En la soledad escogida, que es muy fregona, o acompañado, pero en el mar, he sido profundamente feliz. Canta Serrat en “Mediterráneo” que ahí quiere que lo entierren. “Y a mí enterrarme sin duelo, entre la playa y el cielo”.
¿Cuál sería tu mayor desgracia?
• Extraviar el entusiasmo por la vida, que pierda colorido. Dejarme de interesar por mi entorno o instalarme en la zona de confort.
¿Qué te gustaría ser?
• Estoy contento en la piel que habito y trato de hacer lo mejor que puedo con lo que me ha tocado vivir. Como dijo José Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.
¿Cuál es para ti la máxima expresión de la miseria?
• El desinterés ante la circunstancia ajena, la ausencia de compasión por el prójimo.
¿En qué país desearías vivir?
• Me encanta viajar, pero ahorita, en México. La enormidad de los problemas que enfrenta nos reclama estar aquí.
¿Tu color favorito?
• Naranja, azul, blanco. El primero de ellos por razones evidentes.
¿El pájaro que prefieres?
• Sería un cliché afirmar que, aunque sea mitológica, el ave fénix. Todo mundo responde eso queriéndose ver interesante. A mí me divierte observar a los chanates que rondan por las tardes en Torreón. Los asocio con muchos de mis recuerdos en La Laguna.
¿Tus autores favoritos en prosa?
• Uno de mis vicios es la lectura, así que la lista es muy larga. Ahorita retomé la obra de Luis Spota, particularmente los seis libros que conforman “La costumbre del poder”. Menospreciado en su tiempo, pero Spota entendió y diseccionó como pocos al sistema político mexicano.
¿Qué hábito ajeno no soportas?
• La envidia y la falsedad.
¿Una figura histórica que te ponga mal cuerpo?
• Me pone mal tener que darle una dimensión histórica, pero definitivamente Donald Trump.
¿Qué don de la naturaleza desearías poseer?
• El don de la ubicuidad o ser invisible para poder escuchar las conversaciones ajenas. Sería divertidísimo saber qué dice de uno la gente.
¿Cómo te gustaría morir?
• Riendo: así he vivido y así quiero irme. Dice un hombre muy sabio, el querido Maestro Felipe Garrido, que “ante el torbellino de la vida, nada más importante que reír”. Tiene razón.