Nuestro país se ha visto inmerso en diferentes reformas electorales que han permitido avances graduales en la democracia mexicana, reflejados en la alternancia de los gobiernos, pero con un grado importante de insatisfacción en la participación ciudadana.
ste esfuerzo por combatir la desconfianza electoral ha dejado de lado a millones de compatriotas que salieron del país en busca de nuevas oportunidades.
En una primera etapa, se buscó que con programas de trabajo temporal en Estados Unidos se atemperara la demanda de fuentes de empleo que en México no se generaban. Posteriormente, los gobiernos de México pusieron en marcha algunas acciones que tuvieron poco o nulo impacto en beneficio de los migrantes.
Con el tiempo fueron los propios migrantes los que, con valor y ganas de progreso, desplegaron iniciativas que les permitieron ser visualizados, como el demandar y lograr el establecimiento de la matrícula consular o la exigencia de participar en los asuntos del país a través del voto a distancia.
Sin embargo, sus esfuerzos no han sido suficientes para lograr avances sustantivos. Aún no se alcanza el pleno ejercicio del derecho que les corresponde a la participación política en los asuntos del país.
Es en este contexto que Salvador García, diputado suplente de quien fuera el coordinador de los Diputados Ciudadanos, Clemente Castañeda, llegó al Congreso de la Unión. Después de tomar protesta ante el presidente de la Cámara de Diputados, el originario de Jamay, Jalisco, compartió su visión sobre el país y sus objetivos legislativos.
Tras vivir durante 35 años en California como migrante y siendo hijo de María de Jesús González, una luchadora social que fue reconocida como la mujer migrante del siglo por el Instituto de la Mujer. Su visión sobre el fenómeno migratorio en México aportará sin duda a crear mejores leyes y programas que conecten a los mexicanos.
Salvador García organizó en 1999 un club en California para ayudar a su natal Jamay. Ahí comenzó la semilla que se volvería una Federación de Clubes del Estado de Jalisco, de la cual fue presidente. Para 1994 ya eran 128 asociaciones de migrantes que trabajaron con más de 800 proyectos sociales de infraestructura y apoyo en general a los pueblos mexicanos.
En el Club de Jamay en California comenzó su activismo, el cual ha tenido un impacto clave en la vida del municipio y su comunidad, pues con los recursos enviados por la organización se ha logrado construir obra pública, empastar un campo de fútbol, remodelar un centro de salud y los portales del pueblo, construir un malecón, entre muchas otras obras.
“Los migrantes hemos sido un factor bien importante para que nuestro pueblo sea otro, porque sí ha habido un cambio de 90 grados por tanta cosa que hemos hecho”, comentó el diputado migrante.
Por ello, hace un reconocimiento a grandes hombres y mujeres de la comunidad migrante mexicana que han sido parte importante en los trabajos realizados desde Estados Unidos y que, por su número y aportaciones, han contribuido de manera significativa al desarrollo de las dos naciones.
Ahora, desde el Congreso de la Unión, el diputado ciudadano buscará acercar a los migrantes residentes en Estados Unidos con la agenda de Movimiento Ciudadano, para ofrecerles propuestas que les permitan acercarse a México mediante políticas públicas que se diseñen y ejecuten de manera conjunta.
Destacó que es necesario impulsar programas que conecten a los migrantes con sus pueblos de origen para impulsar a los miembros de la comunidad mexicana migrante a enviar apoyo a sus familias.
Salvador García anunció que buscará crear programas de seguridad médica a través de contratos de cooperación que les permitan a los mexicanos cubrir sus necesidades de cuidado de salud.
Señaló que ante los embates de Donald Trump contra los migrantes es necesario actuar de forma organizada para contrarrestar las medidas que ha intentado imponer, por lo que es importante empoderar y dar voz a los migrantes dentro y fuera de México.
Hoy la comunidad mexicana migrante tiene la calidad moral para exigir una mayor participación política. Quieren contribuir con su experiencia en la solución de la problemática de México. Por eso demandan tener representación en el Congreso de la Unión.
“Hay paisanos que afirman: ‘Creía que me iba a morir y que México siempre iba a estar peor’. Ahora vemos que sí hay alternativas. Sí hay quienes se preocupan por hacer buenos gobiernos con la participación de los ciudadanos, que aplican la revocación de mandato, por si no hacen bien las cosas como gobernantes, se van”.
“Lo que vives y ves, te hace coincidir y dices: ‘No, pues yo quiero ser de estos, porque me convencen en lo que están haciendo. Y ser parte de ellos, la verdad es de esas acciones que me enorgullecen…’ Fue lo que influyó para que quisiera ser parte de Movimiento Ciudadano”.
En cuanto a la diputación migrante que encarna, subraya: “No, no es que haya buscado ser diputado, aunque mi mamá decía que lo parecía con el trabajo en los Clubes y la Federación, a lo que aspirábamos era a que alguien de nosotros, los migrantes, viniera a exponer nuestros problemas y propusiera soluciones. Afortunadamente, fui yo”.
“Vamos a trabajar para que seamos más, porque detrás de mí vienen muchos más. Porque tenemos por delante muchas cosas por hacer, pero la organización y coordinación entre la comunidad migrante es básica para avanzar en un sólo frente”.
Actualmente residen en México 123 millones de personas. En Estados Unidos viven 36 millones de mexicanos, entre los nacidos en México y los que nacieron en el vecino país del norte. Es decir, los mexicanos que radican en Estados Unidos son el equivalente a casi una tercera parte de los nacidos en nuestra nación.
“Con ello, tendríamos derecho a contar con una representación de poco más de 150 diputados. En otras palabras, en un escenario justo, una tercera parte de esta Cámara de Diputados debería estar ocupada por representantes de los mexicanos migrantes”.
De ese nivel es la deuda histórica del país con quienes, fuera de sus fronteras, contribuyen al sostenimiento de su economía y que en la parte de la protección a sus derechos y la participación política aún no son correspondidos.
Además de la necesidad de establecer la figura del Diputado Migrante a nivel federal y local, se requiere del impulso, de manera paralela, de la participación política de los migrantes mediante el voto desde el extranjero.
Sobre la posición del gobierno mexicano frente a la defensa de los intereses de los migrantes, Salvador García concluye afirmando que “le ha hecho falta más calidad moral. Desde un principio se debió haber hecho con más claridad, con más energía, con más argumentos”.