Es necesario, oportuno e ineludible construir una Agenda Nacional que contenga los grandes temas que como mujeres hemos debatido e identificado como impostergables
Llegamos al umbral de la transición democrática de las elecciones federales de julio 2018, constituida como un parteaguas en la historia de México, no sólo por la participación del 63.4 por ciento del electorado, sino por la gran participación de las mexicanas en la búsqueda de los escaños políticos que se dieron en el país y los resultados tan favorables que hoy permiten llegar a constituir un Senado, una Cámara de Diputados, Congresos Locales y Ayuntamientos en Paridad.
Sin embargo, en ese trasiego electoral la agenda de género viene a revestir un tema coyuntural que no sólo es importante, sino urgente, ya que en las elecciones se hizo presente de manera impune la violencia política y no se tuvieron estrategias preventivas, marco legal, atención y combate de manera eficiente. Es por ello que hoy, en la incorporación de nuestras compañeras a los cargos de elección popular, así como en esquemas administrativos, debemos impulsar una agenda de género que permita que ese esfuerzo realmente permee en beneficio de todas las mujeres que representan al país y que se garantice un verdadero ascenso en los procesos de esta igualdad tan anhelada.
Con la elección del 1 de julio de 2018 se inició una alternancia que tiene como reto la transformación de la realidad desde la raíz, y en este proceso las mujeres progresistas, de izquierda, feministas, activistas, dirigentas sociales, académicas, periodistas, etc., debemos señalar, decidir, opinar y construir. Ahora tenemos el enorme reto de impulsar las transformaciones que impacten de manera favorable en la calidad de vida de las mujeres de todas las edades y todas las condiciones.
En este contexto, es necesario, oportuno e ineludible construir una agenda nacional que contenga los grandes temas que como mujeres hemos debatido e identificado como impostergables. A través de las candidatas electas, los grandes temas nacionales deberán atenderse en todos los niveles de gobierno y representación que hayamos obtenido, teniendo muy claros los objetivos específicos desde una perspectiva de género feminista. Temas como seguridad, medio ambiente, la democracia que queremos y la refundación del Estado mexicano, deben ser consensuados en la agenda 2018-2024 para visibilizar las posiciones, pros y contras, y delinear cómo pueden ser atendidos por el gobierno federal y por las comisiones de igualdad de la Cámara de Diputados y el Senado, en conjunto con las candidatas electas.
Que la feminización de la pobreza sea el gran reto a vencer en esta nueva etapa. Debemos generar cambios contundentes en el país para ofrecer más y mejores oportunidades a todas las mujeres. Que tener derechos, y que se hagan valer, sea una costumbre para todas las mujeres de la República mexicana, una deuda que el Estado mexicano debe pagar.