Oaxaca
Visitando el mercado prehispánico de Tlacolula de Matamoros

Felipe Arturo Díaz García

Para el pueblo mexicano los tianguis han sido punto de reunión y comercio de las comunidades; un espacio no sólo de intercambio mercantil sino de encuentro social. Pero particularmente para todo oaxaqueño, el mercado es un elemento de su propia estructura cultural que tiene lugar cada ocho días en diferentes puntos del estado. Es por ello que decidimos visitar y recorrer, como cualquier domingo, uno de los mercados más icónicos para los oaxaqueños: el mercado del municipio de Tlacolula de Matamoros.

Pareciera un día de fiesta, porque en el mercado de Tlacolula, indígenas y campesinos de las comunidades cercanas y lejanas celebran un ritual que emprenden cada semana. Es una fiesta comunitaria que se caracteriza por la gran asistencia al tianguis; es parte de cada uno de ellos, en la que todos los dueños de los puestos se preparan para vender los productos que elaboran o revenden, mientras que los visitantes compran lo que necesitan para la semana.

Al adentrarnos en el mercado podemos apreciar un espacio en el que se mantiene viva la memoria de nuestros ancestros entre los comerciantes, quienes aún practican el trueque comunicándose en sus lenguas autóctonas.

Visitar el mercado de Tlacolula es como acudir a un museo viviente donde se concentra la riqueza de colores, olores y sabores de todo Oaxaca y su herencia ancestral cultural. Indígenas arreglados con sus coloridas vestimentas, que los distinguen por la manera de portar los diferentes atuendos, acuden a vender su gran variedad de productos. En el andar entre los puestos vamos descubriendo aspectos de la vida cotidiana, tradiciones y costumbres que durante siglos han existido entre esta población conformada por la variedad étnica, que acude a comprar o intercambiar todo lo que necesita.

Durante nuestro recorrido percibimos un delicioso aroma que nos conduce hacia los molinos, mujeres trabajando el cacao, los chiles, especias y demás ingredientes. Sin pensarlo mucho, sacamos del bolsillo unas cuantas monedas para realizar la compra de la semana. Ahí también nos ofrecen una pasta ya preparada, lista para hacer un rico mole tradicional de la zona.
Al continuar nuestra visita, otra mujer con un mandil con flores bordadas de la comunidad de San Marcos Tlapazola (agencia municipal de Tlacolula) nos ofrece la bebida tradicional de los dioses, la bebida que en tiempos de nuestros ancestros era reservada sólo para la gente importante: un riquísimo chocolate a base de agua o leche que, a sugerencia de las mismas mujeres, debe ser acompañado por el Pan de Cazuela o unas tortillas Tlayudas para degustar el tasajo asado del área de la carne que ahí mismo se puede cocinar.

Entre puestos de pan, frutas, verduras, granos y semillas, acompañados por el aromático copal que han prendido algunos comerciantes ofreciendo remedios para todos los males, vemos diferentes instrumentos que están a la venta, como cuchillos, tijeras, agujas, molinillos, cucharas, escobas o trastes. Al mismo tiempo, los puestos de flores y plantas endémicas de las comunidades nos deleitan con sus deliciosos aromas.

Al retirarnos de este mercado se nos quedan grabadas las vívidas y coloridas imágenes, el sabor y los olores de todos los elementos que, con mucho amor, comerciantes y campesinos ofrecen al agrado de sus visitantes.

Los mercados más importantes del estado son:

  • Lunes, Miahuatlán: productos de lo cotidiano.
  • Martes, Zimatlán: todo tipo de mobiliario de madera.
  • Miércoles, Etla: famoso por la venta de quesillo (para los extranjeros, queso Oaxaca).
  • Jueves, Zaachila: mercado tradicional; venta de carne de puerco.
  • Viernes, Ocotlán: venta de textiles de algodón; blusas bordadas de San Antonino; ornamentos de flor inmortal; textiles de Jalietza y loza de Atzompa, entre otros productos.
  • Sábado, Ciudad de Oaxaca de Juárez: tianguis en la central de abastos. Es posible encontrar todos los productos del estado.
  • Domingo, Tlacolula: acuden tejedores de Mitla, Teotitlán o Santa del Valle. Venta de la tradicional barbacoa de chivo, higaditos, mole, tamales, una gran variedad de pan y artesanías que se producen en valles centrales.