«Aquellos que sólo se basan en argumentos de autoridad para mantener sus afirmaciones, sin buscar razones que las apoyen, actúan de forma absurda…”
C onforme avanza el sexenio la margarita parece deshojarse: cuando escuchamos algunos de los mensajes del presidente López Obrador en sus mítines proselitistas, percibimos la tarea tozuda para esculpir un inequívoco centralismo autoritario, unipersonal, indiferente al juarismo que dice profesar (“nada por encima de la ley…”) y a mucha distancia del cambio democrático que (dice) impulsa la 4ª Transformación de México.
¿Hacia dónde se dirige? ¿Le alcanzará el dinero para hacer justicia social plena a todos los pobres de México, al menos a quienes asisten esperanzados a sus reuniones? O bien, ¿a qué clase de pobres?, ¿a los 55 millones de mexicanos que están en las estadísticas de “necesitados” o a los 9.4 millones que se encuentran en pobreza extrema? ¿Qué les tiene deparado a los mexicanos clasemedieros, más o menos 45 millones de personas, según el INEGI?
Forbes, revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, publicó en su más reciente lista de millonarios (“The World’s Richest People”, abril de 2019) que los mexicanos más ricos aumentan, pero tienen menos dinero. La presencia de compatriotas en la lista global de multimillonarios 2019 que elabora Forbes creció de 16 a 17 personajes, pero el capital de estos empresarios es menor respecto al de hace un año: pasó de 141 mil millones de dólares en 2018, a 132 mil 500 millones de dólares en marzo de 2019. Sigue encabezando la lista Carlos Slim, pero según Forbes su capital bajó de 67 mil 100 millones de dólares en 2018 a 64 mil millones en 2019. Perdió alrededor de 3 mil millones de dólares en un año.
Diversos estudios, entre ellos los de Oxfam y Bloomberg, apuntan a la profunda desigualdad económica y social que padece México: los connacionales más acaudalados, equivalentes al 1% de la población, acumulan una riqueza similar a la del 95% de los mexicanos. Además, dos terceras partes de los bienes y propiedades del país -tierras, empresas, explotaciones mineras o activos financieros, por ejemplo- se concentran en manos del 10% de nuestros compatriotas.
La desigualdad, han dicho propios y extraños, no se combate con reparto de billetes para producir aplausos, sino con inversiones públicas y privadas para producir empleos. ¿Cuál es, en este sentido, la estrategia del gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador? Los decretos y los memorando, por encima del Poder Legislativo o del Poder Judicial, ¿seguirán siendo instrumentos de la autoridad presidencial?
Expertos nacionales e internacionales en economía y finanzas han señalado que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador va por un rumbo equivocado. Las llamadas empresas “calificadoras” especializadas (Fitch, Moody’s y Standard & Poors) que analizan (y publican) datos sobre la salud económica, crediticia y financiera de un país, han hecho señalamientos similares, sobre todo cuando se difundió la noticia de que AMLO cancelaría la ya avanzada construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y les resultó insatisfactorio el plan gubernamental para el rescate financiero de Petróleos Mexicanos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido similares avisos de alerta.
El caso de Pemex es clave. “Positiva pero insuficiente”, califican los expertos a la medida oficial de inyectar 5 mil 500 millones de dólares para aliviar este año las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex), asfixiadas por una deuda de más de 100 mil millones de dólares, ocasionada por la corrupción e ineficiencia de las pasadas administraciones, dice el presidente López Obrador.
Según la calificadora Fitch, Pemex necesita una inversión adicional de entre 12 mil y 17 mil millones de dólares anuales para detener la caída de su producción y reservas petroleras: la producción mexicana pasó de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a 1.8 millones en la actualidad.
¿De dónde saldrá el dinero para rescatar financieramente a la empresa más importante del gobierno mexicano? El presidente López Obrador dice que de algunos beneficios fiscales, de esfuerzos de austeridad promovidos por su administración y que no hará falta mayor endeudamiento.
Inevitablemente me viene a la memoria la leyenda de Midas, rey de Frigia (740 a.C. – 696 a.C.), quien de acuerdo con la mitología griega tenía la habilidad de convertir en oro todo lo que tocara. Pero Aristóteles hace otra cita legendaria: Midas murió de hambre a causa de ese extraño poder.