Acaso uno de los más graves errores de la política exterior de México, durante décadas e incluso siglos, ha sido poner toda nuestra atención en la peligrosa colindancia con nuestro poderoso vecino del norte: los Estados Unidos. La historia nos ha dado merecidas lecciones: 1) Desperdiciamos alianzas potenciales en el sur; recuérdese que el imperio azteca llegó a dominar buena parte de Guatemala y la ruta entre el corazón de Mesoamérica y la rica región del actual Soconusco, en el estado de Chiapas; y 2) Perdimos más de la mitad del territorio nacional a merced de otro imperio: el del norte, el de las armas y el de los dólares.
Dijo bien Dante Delgado el pasado 14 de junio, durante la comparecencia del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, a propósito del “acuerdo” que hoy obliga a México a resolver el multinacional problema migratorio para evadir las graves amenazas arancelarias de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
Afirmó el Coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano en el Senado: “Fernando Solana, extraordinario hombre de Estado, siempre planteó la necesidad de relaciones comerciales y económicas con mercados diversificados además de la buena relación de vecindad y mercados con Estados Unidos. Creía, y nosotros también, en las relaciones multilaterales en materia de comercio. Lamentablemente, entramos a la dependencia de un solo camino que nos lleva por un derrotero de desventuras que apenas comienza. Se pusieron todos los huevos en la misma canasta”.
Donald Trump, agregó Dante, “se ha montado en el papel de actor villano y agresivo para lograr lo que es claro: su reelección. Trump confronta a México para alcanzar los objetivos que no puede lograr con argumentos ante el Congreso de su propio país. Siempre ha negociado en condiciones de fuerza y además su comportamiento y nivel de relación humana son cuestionados por los propios estadounidenses de todos los sectores y medios de comunicación”.
En este desagradable escenario de las relaciones entre México y Estados Unidos, es de celebrarse lo que apuntamos al principio de estas líneas: que se dé continuidad a un plan de inversión entre México y Estados Unidos para el desarrollo y para atender el fenómeno migratorio en la frontera sur de nuestro país, con la participación de los gobiernos de los países centroamericanos.
En estos tiempos, los mexicanos recibimos lecciones importantes: a) Cuidado con quienes gobiernan por ocurrencias; y dos derivadas del estilo personal de Donald Trump: b) “Es mejor negociar desde una posición de fuerza”; y c) “Lo peor que puede pasar en un negocio es tener la necesidad desesperada de hacerlo”.
Miremos al Sur.