Desde el Código Penal de 1871 se estableció en México la consigna rotunda en la ley que perdura hasta hoy en diversos ordenamientos del país como: “faltas y/o ataques a la moral y las buenas costumbres”, probados sólo por la interpretación subjetiva y arbitraria de quienes aplican estas vaguedades de la norma
El pasado 29 de junio del 2019 se llevó a cabo la XLI Marcha del Orgullo LGBTTTI en la Ciudad de México, lo cual tiene un gran significado histórico, social y político. Por ello, es importante hacer memoria de la lucha de los derechos de las personas de la diversidad sexual en México y en el mundo; visibilizar el símbolo de los 41, la rebelión principalmente de las mujeres Trans de Stonewall en New York y la situación actual de los derechos humanos de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis, transgéneros e intersexuales.
La revuelta de Stonewall
Los clientes del bar Stonewall: gays, lesbianas, transexuales y drag queens, en su mayoría migrantes y de clase trabajadora, enfrentaron a la policía de Nueva York el sábado 28 de junio de 1969 por la madrugada, en un acto de resistencia contra las redadas policíacas y los arrestos arbitrarios. Aquella comunidad diversa vivía temerosa de la represión, pero al mismo tiempo crecía en ella el hartazgo, la indignación y la rabia contenida que estalló esa madrugada.
Según los testimonios de esa revuelta, Marsha P. Johnson, una mujer transgénero negra, junto con su compañera Sylvia Rivera, una drag queen de ascendencia puertorriqueña y venezolana, fueron las primeras que pusieron resistencia y enfrentaron a la policía, convirtiéndose en las líderes inspiradoras del movimiento que nacía hace 50 años, cuando lesbianas, gays, bisexuales, trans y drag queens lucharon contra el acoso y la represión policial.
Stonewall fue el detonante de un movimiento de alcance mundial por los derechos de las personas LGBTTTI, que hasta la fecha continúa desafiando convicciones morales y religiosas y ha provocado transformaciones políticas, sociales y culturales a nivel internacional.
El baile de los 41
Según la investigación hemerográfica de Antonio S. Cabrera desde las crónicas de la época hasta nuestros días, el 18 de noviembre de 1901, en la céntrica calle de la Paz (hoy calle Ezequiel Montes) la policía irrumpió en una casa donde se llevaba a cabo una reunión de “homosexuales”, de ellos, 22 vestían de traje o frac y 19 vestidos de mujer. Esta redada tuvo como resultado el arresto de varios hombres de la clase aristocrática porfiriana, entre ellos, Ignacio de la Torre, quien estaba casado con Amada Díaz, hija de Porfirio Díaz, además de otros personajes importantes de la época.
Los periódicos de la época insisten que fueron 42 los detenidos, pero luego quedaron 41, así nada más. Este hecho avivó el rumor que posteriormente se convertiría en leyenda y que sería “verdad histórica” hasta la fecha: el prófugo que paga a precio de oro su libertad y al que se le permite huir por las azoteas, es don Ignacio de la Torre, yerno del presidente Porfirio Díaz.
Lo más significativo de la redada de los 41 es el hecho mismo de la detención arbitraria y sin sustento legal de un grupo de hombres que se divertían una noche de sábado. Se alegó que los 41 “carecían de permiso” para efectuar la fiesta, sin embargo, en las crónicas de la época jamás se menciona la exigencia de permisos o notificaciones previas para realizar reuniones o fiestas privadas.
En México no ha estado prohibida la homosexualidad porque la legislación se basa en el Código Napoleónico, que por distintas razones no menciona específicamente este comportamiento. En lugar de esto, desde el Código Penal de 1871 se estableció en México la consigna rotunda en la ley que perdura hasta hoy en diversos ordenamientos del país como: “faltas y/o ataques a la moral y las buenas costumbres”, probados sólo por la interpretación subjetiva y arbitraria de quienes aplican estas vaguedades de la norma.
El baile de los 41 es el episodio histórico a partir del cual la homosexualidad se volvió un tema de debate público en México, y la redada que se realizó con la negación absoluta a los derechos civiles sienta el precedente de lo que vendría y que fue legal a lo largo de los siglos XIX, XX y continúa en muchos lugares de nuestro país en el siglo XXI: redadas continuas, extorsiones policiacas, detenciones arbitrarias, golpizas, malos tratos, tortura e incluso cárcel; muchos fueron enviados al penal de las Islas Marías, sólo se necesitaba una frase en el expediente: “Ofensas a la moral y las buenas costumbres”.
La redada de los 41 incitó a gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales en México a ser, a resistir, a vivir con dignidad, con libertad y con los mismos derechos y obligaciones de cualquier ser humano, independientemente de la orientación sexual, origen étnico, clase social, condición de salud y discapacidad, entre otros.
Por eso, el movimiento gay, hoy denominado LGBTTTI, ha estado vinculado desde sus inicios al movimiento estudiantil, obrero y feminista. En 1978 surge el grupo LAMBDA de Liberación Homosexual, que junto con el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) y OIKABETH participa en la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco, y al año siguiente, en junio de 1979, se realizó la primera marcha del orgullo homosexual en la Ciudad de México, que desde entonces se ha llevado a cabo de manera ininterrumpida.
Este 29 de junio se cumplen 41 años de luchas que diferentes grupos, colectivos y organizaciones de la sociedad civil han llevado acabo en los 32 estados de la República, para lograr el reconocimiento de: los derechos fundamentales de la diversidad sexual en el ámbito público y privado; el matrimonio igualitario; la libertad de expresión; el acceso a la justicia, a la salud y al trabajo libre de discriminación, entre otros, de los que aún no se goza plenamente, a pesar de los avances que se han dado en el reconocimiento de derechos a las personas LGBTI+ en México.