Entre los trabajos ganadores destacan los mexicanos Pedro Pardo y Yael Martínez , y el venezolano Alejandro Cegarra
Con motivo de la exposición World Press Photo 2019, que muestra los trabajos ganadores del concurso de fotoperiodismo más prestigioso del mundo, entrevisté a tres ganadores de dicho galardón, dos de ellos mexicanos, Pedro Pardo y Yael Martínez, así como al venezolano que radica en México, Alejandro Cegarra, quienes a continuación narrarán el trabajo que implicó obtener dichas imágenes y también nos invitan a reflexionar sobre las problemáticas que actualmente nos atañen.
Pedro Pardo
Acreedor al tercer premio en la categoría de Noticias de actualidad por la fotografía “Cruce fronterizo” que obtuvo en noviembre de 2018, cuando una familia de migrantes centroamericanos cruzó la valla de contención cerca del Chaparral, Tijuana.
Al trabajar para la agencia de fotografía France-Presse me tocó cubrir una parte del recorrido que realizó la Caravana Migrante, la cual salió de Honduras en octubre del 2018 y llegó a la frontera norte en noviembre de ese mismo año. La imagen fue capturada en Tijuana, Baja California, cerca de la estación migratoria “El Chaparral”.
Mientras algunos refugiados se manifestaban para cruzar al otro lado, los agentes estadounidenses lanzaron gas lacrimógeno para hacer retroceder a otros migrantes que habían logrado traspasar la frontera. Fue en ese momento que capté al niño hondureño siendo rescatado por una mujer y un hombre, pero del lado mexicano.
En el trayecto continué trabajando diversas historias, pero después en el albergue vi al niño, con otras personas, entonces me contaron que ellos eran los padres, pero quienes aparecen en la fotografía les ayudaron a cruzar al menor por la cima del muro. Ahí supe que el niño hondureño tenía un año de edad y su nombre es Kenat.
Desde mi perspectiva, considero que el fotoperiodismo es sumamente importante dentro de la sociedad moderna porque nos permite reflexionar y confrontar la realidad.
En el 2012 obtuve el tercer lugar del WPP, en la categoría Historias Contemporáneas, por una fotografía sobre la guerra contra el narcotráfico en México, pero es importante aclarar que no voy tras los premios, más bien considero que si la fotografía es buena, el trabajo será reconocido por sí mismo.
Estoy comprometido con el fotoperiodismo, me gusta lo que hago y lo más importante es transmitirle a la sociedad parte de los sucesos que acontecen.
Yael Martínez
Ganó el segundo premio en la categoría Proyectos a largo plazo, por la serie “La casa que sangra” (conformada por 30 fotografías documentadas entre el 8 de octubre de 2013 y el 4 de noviembre de 2018), que refleja el dolor de las familias ante la desaparición forzada de algún ser querido, a causa de la guerra contra el crimen organizado.
La casa que sangra es un proyecto personal que inicié ante la desaparición forzada de dos familiares en mi estado natal, Taxco, Guerrero. A través de las fotografías pretendo reflejar el espacio íntimo, así como la ausencia, la soledad, el dolor y el vacío que padecen las familias frente a esa situación.
Es una visión distinta a la que plasman los medios de comunicación porque sólo suelen enfocarse en datos fríos y en imágenes de cuerpos o fosas, pero dejan a un lado las historias familiares, a pesar de que esa violencia permanece en el núcleo familiar, y lamentablemente no obtienen respuestas sobre sus seres queridos a lo largo de los años. Por eso, la intención es mostrar este aspecto más íntimo, generar un diálogo y, a la vez, un proceso colaborativo con las familias que me abrieron las puertas de su casa para trabajar con ellas, porque ganarse su confianza es un trabajo arduo, debido a que algunas viven bajo amenazas.
El título “la casa” hace una analogía con un cuerpo, una familia, una comunidad e incluso con el país, y “que sangra” porque esta problemática está deteriorando todo el tejido social de los mexicanos, al existir más de 35 mil personas desaparecidas y cerca de 250 mil muertes a causa de la violencia. Es importante destacar que estos hechos aún suceden y la herida está abierta.
Con el tiempo tuve la posibilidad de expandir el trabajo con distintas familias de la región norte y la montaña de Guerrero, así como con un grupo de mujeres de Sinaloa que permanecen en la búsqueda de sus familiares. El objetivo del proyecto fotográfico es generar una memoria histórica, más allá de haber resultado ganador del WPP, me interesa que esta temática se continúe abordando porque se trata de un trabajo colaborativo hecho con el apoyo brindado por mi familia y otras familias, en el cual yo sólo soy un canal para que sus voces sean escuchadas.
Alejandro Cegarra
El joven venezolano que actualmente vive en México obtuvo el tercer premio en la categoría Proyectos a largo plazo, por la serie “Estado de descomposición” (documentada entre el 31 de marzo de 2013 y el 19 de marzo de 2018), que aborda la crisis social de Venezuela desde el funeral de Hugo Chávez hasta el gobierno de Nicolás Maduro.
Existe mucha ignorancia sobre lo que ocurre en Venezuela, lo cual ha provocado xenofobia contra mis compatriotas; este trabajo permite entender de qué estamos huyendo y qué es lo que está pasando en nuestro país, porque presenta la visión de un venezolano sobre lo que sucede dentro de su país y cómo este colapso afecta poco a poco a su familia, a sus amigos y a las personas que incluso no conocía, pero que me abrieron las puertas de su casa para documentar, incluso, el día más difícil de su vida, como, por ejemplo, el funeral de su hijo o la escases de comida.
Es importante aclarar que no nos salimos por gusto sino por supervivencia, porque la gente no cree lo que está ocurriendo en mi país.
Es difícil explicar que la carencia de alimentos inició hace más de diez años y que desde el 2015 los estantes del supermercado están totalmente vacíos. Desde entonces Caracas tampoco recibe agua todos los días. Por tanto, el colapso de Venezuela viene desde hace mucho tiempo.
Mi proyecto inició con la muerte de Hugo Chávez, antes de ese suceso prácticamente no tomaba fotografías, pero en el funeral saqué una serie de imágenes durante más de ocho o nueve horas. Esa fue la primera vez que me conecté con la fotografía a otro nivel y a partir de ahí el trabajo fue creciendo hasta dividirlo en capítulos: violencia, juventud, escasez de alimento, entre otros.
Considero que la serie fotográfica es importante para atraer un poco de luz a Venezuela, porque mucha gente se aprovecha para hacer su propia agenda política, cuando en realidad es una emergencia humanitaria.
Este trabajo y el reconocimiento del WPP me resultan agridulces porque cuando fotografías a tus compatriotas sientes mucho dolor y empatía, pero a la vez al acrecentarse la crisis tuve más trabajo.
Fue un dilema moral, mi país está colapsando y es cuando laboral y profesionalmente me va mejor, había culpa, fue complicado fotografiar una realidad que al fin y al cabo te toca a ti y a tu familia.
Son temas muy personales. Es difícil fotografiar la decadencia de tu país, pero tal vez si no fuera por eso no tendría carrera fotográfica o no sería tan prominente, lo cual se lo debo a las personas que aparecen en las imágenes y que estuvieron dispuestas a que las fotografiara.