El jueves 9 de julio, senadores, diputados, funcionarios y destacados dirigentes de la sociedad civil de seis países latinoamericanos (Costa Rica, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y Chile) tuvieron una trascendente reunión virtual para analizar, desde diferentes perspectivas, un tema cuyo tratamiento urgente se abre paso con rapidez en diversas partes de nuestro continente y del mundo: la adopción de un salario mínimo vital de emergencia para enfrentar la grave secuela de desempleo que trajo consigo la pandemia del Covid-19.
Esta reunión virtual fue convocada y auspiciada (al igual otras celebradas en las últimas semanas) por legisladores de Movimiento Ciudadano que impulsan esta iniciativa, encabezados por el presidente del partido y senador, Clemente Castañeda. Citó Castañeda el informe presentado por la CEPAL el pasado 6 de julio, según el cual México ha destinado el 1.1% del PIB para enfrentar la pandemia, muy por debajo de la media latinoamericana, cuando México tiene un holgado margen de maniobra para echar a andar medidas solidarias más agresivas.
En los mismos términos se manifestaron el coordinador del grupo parlamentario, Dante Delgado, y la coordinadora de la reunión, senadora Patricia Mercado, al igual que connotados dirigentes de organizaciones de la sociedad civil, como la red ciudadana Nosotrxs, que coordina el Dr. Mauricio Merino.
De ahí que fuera muy reconocida la intervención inicial del senador por Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, y bienvenido su compromiso de buscar soluciones con el jefe del Poder Ejecutivo, a fin de incorporar nuevos esquemas de política social a las acciones de gobierno.
Con este foro culminó lo que ya se avizora como una primera etapa de activismo, a la que se sumaron con entusiasmo parlamentarios y dirigentes latinoamericanos que ya cuentan en sus países con alguna medida económica de apoyo a millones de personas afectadas por la crisis económica, ocasionada por la pandemia.
No todo ha sido miel sobre hojuelas en la ruta política, social y económica del Ingreso Mínimo Vital de emergencia. Pero, en palabras de Dante Delgado, con el foro realizado y las experiencias expuestas en él, “América Latina nos ha enseñado que sí es posible lograr un Ingreso Vital” para millones de seres humanos atrapados entre las fauces de la pandemia y las de la miseria y el desempleo.
Hubo palabras de esperanza y solidaridad, como las de Mercedes D’Alessandro, directora nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la República Argentina, quien narró con emoción cómo se adhirieron al Ingreso Federal de Emergencia (alrededor de 140 dólares mensuales), 12 millones de argentinos pobres, un país con desigualdad manifiesta donde los más ricos, dijo Mercedes D’Alessandro, ganan 22 veces más que los más pobres.
O la información vertida por el diputado brasileño Marceo Aro, del aún insuficiente “Auxilio Emergencial” de 200 reales y su lucha para subir a 600 reales el apoyo para casi 65 millones de brasileños en estado de pobreza.
Fue revelador el testimonio del senador colombiano, Iván Marulanda, quien se refirió a la frágil coexistencia (palabras del autor de estas líneas) de 98.5% de micros y medianas empresas con nueve millones de familias en los límites de la medianía, frente a casi 30 millones de colombianos en situación de pobreza, expuestos al contagio y al desempleo, con “un gobierno que no reacciona”, en palabras del senador Marulanda.
En el colectivo virtual se desgranó una preocupación: “El gobierno mexicano no reacciona”, como tampoco reaccionó con rapidez y eficiencia cuando se dieron voces de alerta mundial por el avance internacional de la pandemia.
Los insólitos exhortos del jefe del Estado mexicano “a salir, a abrazarse, a no tener miedo”, fueron el epitafio (impune hasta ahora) para decenas de miles de mexicanos muertos por la pandemia. ¿Por qué el rechazo a implementar un plan emergente de desempleo para las víctimas de la crisis sanitaria y laboral?
Mauricio Merino, coordinador nacional de Nosotrxs, afirmó casi al final de la reunión que, ante la inminente pérdida de empleos ocasionados por la pandemia, agravada para quienes trabajan en el sector informal, es fundamental propiciar este tipo de encuentros. “No puede haber Estado de bienestar donde hay una cantidad tan grande de pobres, que no tienen nada qué comer”, indicó.
La senadora Mercado fue una de quienes hicieron un llamado urgente a aprobar el ingreso vital como un acto de justicia. “Es inexplicable que el Estado mexicano no haya implementado aún un programa para apoyar a quienes han perdido sus empleos por la pandemia”, subrayó.
Leandro Teodoro Ferreira, presidente de la Red Brasileña de Renta Básica, relató que para lograr que en Brasil se convirtiera en una realidad, se involucraron 170 organizaciones de la sociedad civil y bases sindicales, quienes hicieron llegar la propuesta al Congreso.
¿Qué responde el gobierno de México?
Dante Delgado resumió: “El problema en nuestro país es que esta noble convocatoria a la solidaridad no parte del gobierno, sino de la sociedad civil. Nos caló lo que ustedes han dicho en este foro. Nos han enseñado que sí es posible lograrlo. La lucha sigue”.